Se acerca el verano y con ello la bendita masiva invasión de aragoneses en nuestras costas, hasta el punto de rebautizar la playa de Llevant de Salou como la del sobaco ya que los zaragozanos se la pasan el día con el brazo levantado saludando a sus congéneres mostrando en todo momento el peludo ángulo.
Y son estos mismos, que cuando terminan aquí sus días de descanso se llevan en su corazón un trozo de nuestra tierra. Pues resulta que hay un par de esos maños que se han empeñado en llevarse un trozo de nuestro mar, y porque no pueden hacer llegar un canal hasta los pies del Pilar si no me consta que lo harían, teniendo que conformarse en comprar todos los frutos del mar que pueden de nuestras lonjas. Y es así como en el año 2011 de Nuestro Señor nace el restaurante Nuevo Karambola en la calle Baltasar Gracián en el centro de la capital aragonesa.
Mamen y Javier o Javier y Mamen, porque tanto monta, monta tanto; son los genios encargados de dar vida al sueño de los locos amantes de la gastronomía, construyendo un espacio acogedor y elegante, donde los sentidos se agudizan y los sabores se convierten en protagonistas indiscutibles. Con un ambiente que se aleja sin duda de la rigidez y te abraza en una cálida atmósfera, más acogedora que el abrazo de tu abuela.
El Nuevo Karambola se ha convertido en el restaurante de las ocasiones especiales, con un protagonista claro: el producto. El chef Javier no escatima a la hora de buscar el mejor fruto para sus creaciones; de la costa tarragonina llegan a diario gambas, cigalas, pulpitos, pepinos de mar, navajas, calamares, atunes y un largo etcétera; completando el abanico culinario con género de primera calidad de otra procedencia como anchoas, besugos y rodaballos del cantábrico.
Trabajando la brasa con la maestría de un director de orquesta, Javier nos ofrece grandes elaboraciones generosas en cantidad, con una presentación impecable, como obras de arte en un museo de alta cocina. Todo ello aderezado con un servicio profesional e impecable capitaneado por Mamen, que cuida hasta el último de los detalles, mostrándose cercana en todo momento.
Junto a la Basílica del Pilar y la Aljafería, el Nuevo Karambola se presenta como un indispensable a visitar; con una fusión perfecta entre espacio, calidad, cantidad y servicio; que se alza como el templo gastronómico por excelencia de Zaragoza.
