Juan Solo: «Me fascina la esencia del mal»

El escritor y actor viaja hasta Norteamérica con ‘Los crímenes del carrusel’, en busca de un asesino

09 febrero 2025 16:57 | Actualizado a 09 febrero 2025 17:20
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Desde California hasta Massachussetts, pasando por Chicago, Los crímenes del carrusel, de Juan Solo (Editorial Planeta), es un fresco norteamericano a la caza de un asesino en serie. En 1996 dos niños desaparecieron en Boston y no fue hasta veinte años después cuando se encontraron sus restos. El caso guarda inquietantes similitudes con la novela de un escritor y a partir de aquí surgen las preguntas, que se hace, especialmente, una periodista cultural. ¿Se inspiró en esos hechos para escribir su novela? ¿Será él el asesino? Juan Solo es escritor, actor, cómico y presentador. Esta es su quinta novela.

Es una novela muy americana. ¿Aquí no podría suceder?
No. Estamos hablando de crímenes. En su día, documentándome, un comisario de policía me dijo que cada país genera su propio tipo de asesino y cada cultura su propio psicópata. Y me contó que aquí el asesino maquiavélico que deja pistas a la policía no se da, no es nuestra cultura, eso es muy de Hollywood. Igual que tampoco tenemos el psicópata que nos deja versículos de la Biblia. Esto me sorprendió bastante y entonces me hizo la gran reflexión. «¿Tú te has dado cuenta de que cuando vas a un hotel en Estados Unidos y abres el primer cajón de la mesilla siempre te encuentras lo mismo?» y dije, la Biblia. Entonces, esta novela solo podía transcurrir en Estados Unidos por los hechos que se describen.

Con un oso. No tiene demasiada empatía con los turistas.
No quería contar la América que cualquiera puede ver si se coge tres días de vacaciones. Quería mostrar otra que existe, como en cualquier país, y que yo he tenido la suerte de conocer. Es posible que me haya querido alejar tanto del mundo del turista que haya hecho que se los coma un oso. Cuando te cargas a un personaje, puedes hacer dos cosas o que se despierte el sentimiento del lector de que en el fondo tampoco se ha perdido nada o que le duela. Lo malo es que deje indiferente, pero los extremos ahí son buenos a la hora de matar en una novela.

¿Todo vale para promocionar un libro?
No. Está claro que no. La ética es una constante en la novela. Todos los personajes principales, que no son uno ni dos, en algún momento tienen que decidir si hacen lo correcto o lo que les conviene. ¡Es tan difícil acertar! Y eso nos lleva al tema del demonio interior que todos tenemos, que en algunos es más evidente que en otros. Pero todos hemos tenido la tentación de hacer algo que, en última instancia, no haces. Hay veces que tu demonio no es de tal magnitud que vaya a matar a alguien, pero es un ser ruin, mezquino, y en ocasiones, las personas lo dejan salir. Es decir, las personas a veces ocultan cosas terribles y, lo que es peor, tampoco sabemos lo que vive dentro de nosotros. Esto a mí me fascina, esta esencia del mal. Para hacer cosas malas, tú no tienes por qué ser una persona especialmente mala, sino que en una determinada circunstancia has obrado mal. Hay que andar con cuidado. Siempre estamos cerca de las arenas movedizas y no empiezan donde creemos. A lo mejor estamos más cerca de ellas o más dentro de ellas de lo que sospechamos.

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¿Por qué mete en tamaño embrollo a una periodista cultural?
Me gusta mucho la imagen de la periodista, está muy bien preparada académicamente y sabe bastante poco de la vida. Y me gusta la idea de esta persona con ilusión, que está haciendo su agenda cultural y de repente le llega lo que considera su gran oportunidad. Esto entronca con la pregunta que me hacías antes. ¿Vale cualquier cosa? Bueno, su motivación inicial no es especialmente ética, pero afortunadamente cambia y se redime. Una vez que se mete a investigar piensa que quiere resolver el crimen pero por otra causa, no para hacerse famosa. Lo que ocurre es que siempre la línea es difusa. Irene es un personaje por el que el lector tendrá empatía porque se sentirá identificado con ella, con alguien que nunca tiene una oportunidad y de repente, la oportunidad que te llega... Esto como actor te puedo contar que me ocurrió. Siempre quería un papel, cuando empiezas siempre quieres un papel y me ofrecieron uno que no estaba nada mal pero era un desnudo integral. Eran otros años. Siempre es complicado tomar decisiones.

Yo soy periodista cultural y no hubiera llamado al escritor.
Bueno, pero ella es bastante tenaz, aunque hay un momento en el que acaba reflexionando sobre si sus actos tienen consecuencias. En realidad, los personajes lo pasan bastante mal en este libro, salvo un par.

Y luego está el mapache.
Es otro superviviente, que es lo que dice su dueño, si lo podemos llamar así, el guardabosques. Un animal que ante las circunstancias se crece. Al fin y al cabo, ese es el resumen de toda la historia, es el demonio que llevamos dentro, las circunstancias, y lo que decides. Hay libertad. Siempre se pone como atenuante para los crímenes, aunque no sé si lo aceptan ya, que se tuvo una infancia muy difícil. Pero hay personas que lo pasan mal y son muy buenas. Llevan una vida normal o lo intentan y hacen un sacrificio todos los días por vivir. Es un debate curioso el de si se está haciendo lo correcto o no. Y lo bueno es que nunca lo sabes.

También juega con los sueños y la intuición. ¿Vive mucho con el sexto sentido?
Soy una persona bastante racional y analítica. A pesar de que toda mi carrera han sido las letras, la interpretación, escribir... Yo estudié ciencias. A mí, Carl Sagan me explicó cómo funcionaba el universo. Me explicó que no había que creer en los horóscopos, cosa que no hago, efectivamente. Pero es innegable que en la vida a veces pasan cosas que no podemos explicar y que la hacen más interesante. El ser humano no había estudiado biología, pero cuando estaba en las cavernas y daba un paseo y veía un tigre de dientes de sable, un bicho con unos colmillos enormes, no le hacía falta haberlo estudiado para que algo dentro de él le dijera, mejor no te acerques mucho. Esa intuición creo que sigue viva en el ser humano y a veces tenemos intuiciones que no obedecen a nada en concreto, pero que nos salvan la vida. Otras personas no lo tienen y se van a un acantilado a hacerse selfies.

¿Qué me dice de las premoniciones?
Tengo mucho respeto por las personas que dicen que creen que han sufrido una premonición, siempre y cuando no se intenten lucrar. Cuando cobran por decirte qué te va a pasar mañana, desconfío por naturaleza. Leía en la biografía de Anthony Hopkins que él conoció a James Dean, creo que el día antes de que se matara. Dean iba con el deportivo con el que se mató y Hopkins le dijo algo así como, si conduces este coche, te vas a matar. Y luego, años después, horrorizado, recordaba ese episodio una y otra vez y se preguntaba qué le llevó a decir aquello. Esas cosas son inquietantes. Y le dan un poquito de salsa a la vida también. Lo que no puedes hacer es guiarte por ellas.

¿Cómo actor, en cuál de sus personajes se metería usted?
Soy varios. Los personajes de relleno los aborrezco. Aborrezco a gente que está en la novela para que haya más gente. Todos tienen un porqué. ¿En cuál me veo? Por ejemplo, tengo un poquito de Irene. Yo sí hubiera llamado al escritor, pero si me dicen que le llame no lo habría hecho, esto es curioso. Creo que mi carácter es un poco el del jefe de policía, bonachón, que tiene problemas de espalda -yo tengo problemas de cervicales- y que quiere que las cosas salgan bien y que la gente sufra poco. Me gusta pensar en un mundo un poco mejor del que tenemos, aunque considero que no es tan malo como a veces creemos. Seré un romántico.

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