Palau Ferré: artista centenario

Montblanc. Veinte exposiciones y cien actos homenajean el pintor cubista Maties Palau Ferré en toda Catalunya

26 agosto 2021 10:47 | Actualizado a 26 agosto 2021 10:51
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Arlequines, minotauros, girasoles agigantados y sandías intensamente rojas. Y, claro, las figuras femeninas de ojos rasgados que tanto caracterizan su obra. Maties Palau Ferré nacido el 24 de agosto de 1921 –hoy hace cien años– en Montblanc, aconteció, por méritos propios, uno de los artistas más singulares del arte catalán del siglo XX. Para reconocer la destacada valía del artista y su contribución a la sociedad, la Generalitat de Catalunya ha declarado oficialmente este 2021 como Any Palau Ferré, hecho que sitúa el pintor cubista entre las selectas personalidades de nuestro país que han sido distinguidas con este reconocimiento institucional por parte del gobierno catalán.

Una vida de película
Nacido en el Montblanc rural de los años veinte, después de la guerra, Palau Ferré da el paso en Barcelona, donde estudia en la Escola Superior de Belles Arts Sant Jordi y conoce los movimientos artísticos de la capital catalana. 

Su primera exposición individual fue en la Sala Gaspar y en los años cincuenta también participa en cuatro ediciones de los Salons d’Octubre, el escaparate artístico del momento. Críticos de arte como Sebastià Gasch y Àngel Marsà lo dieron a conocer en cabeceras de prensa de la época.

Después de exponer en Barcelona, Madrid y Londres, en 1957 obtiene la primera beca del gobierno francés para ampliar su formación en París, vive en la Cité Universitaire y conecta con las corrientes internacionales del arte, el núcleo del fotógrafo Marc Vaux y el círculo de los Castelucho, entre otros. 

Un artista fiel
Si el arte del momento se encaminaba hacia la abstracción, Palau Ferré se mantuvo siempre fiel al figurativismo cubista que expone el Grand Palais, en la Galería Tedesco o el Salon de Nice. También en París, profundiza en su vertiente escultórica, de la mano del escultor húngaro László Szabó, con taller en Montparnasse. 

Al regresar de París, al principio de los años sesenta, el contrato que firma con un marchante restañará por siempre jamás su carrera artística. Pintor y empresario no se ponen de acuerdo y el caso termina en los tribunales. En 1974 el Tribunal Supremo sentencia que Palau Ferré debe pintar, todavía, más de cuarenta metros cuadrados de pintura para liberarse de las cláusulas que había firmado. 

Pinturas llenas de color

Los bodegones llenos de frutas y flores, los paisajes primaverales y sobre todo las mujeres que pintaba Palau Ferré forman parte de una cosmovisión del artista. Si sus formas eran cubistas, el suyo es un uso expresionista de los colores: con rojos, amarillos y azules remarcables. Palau Ferré también destacó por los dibujos de un solo trazo, ideados de principio a fin, sin levantar el pincel del papel.

Palau Ferré cumple la sentencia, pero se siente desengañado por el mundo del arte de galerías, subastas y especulación. Así, decide dejar de exponer y, durante más de una década, será conocido como ‘el pintor que quemaba sus cuadros’, decisión drástica con la que quiere evidenciar la vulnerabilidad de los derechos de los artistas. 

Fruto de su propia experiencia personal, a lo largo de la década de los ochenta y de los noventa, Palau Ferré colabora con numerosos proyectos sociales y culturales. Así, entidades y ONG ilustran sus campañas con pinturas del artista: de Amnistía Internacional a Mundo Vivo, de Ayuda en Acción a la Federació Catalana de Voluntariat Social. 

A partir de la obra que el pintor de Montblanc dedicó al Memorial per la Pau, Josep Vidal Llecha, hoy, un mural de grandes dimensiones de Palau Ferré ilustra la fachada de la primera escuela inclusiva de Anantapur, en la India.

Exposiciones, actos y libros
La celebración del centenario de Palau Ferré está siendo una auténtica conmemoración de país. En total se han programado veinte exposiciones temáticas y cien actos territoriales en toda Catalunya, en cada uno de los cuales se trata una vertiente del artista. De este modo, decenas de ayuntamientos, museos, bibliotecas, centros educativos, entidades y ONG están impulsando actuaciones dedicadas a recordar la trayectoria artística del pintor.

Así, por ejemplo, el Museu de Tàrrega ha expuesto arquetipos pictóricos del artista; el Museu d’Art de Girona, los dibujos de un solo trazo que ideaba Palau Ferré; y el Institut Français de Barcelona, su etapa parisina. 

De la misma manera, el Museu de Cervera y el Museu d’Història de Cambrils han establecido un diálogo entre el pintor Palau Ferré y el poeta Jaume Ferran; el Museu de Reus ha recuperado los últimos óleos que pintó Palau Ferré antes de quemar sus obras; y el Port de Tarragona se ha centrado en su biografía. 

En paralelo a la organización de toda la serie de exposiciones que están teniendo lugar estos meses, también se está preparando el catálogo razonado del artista de Montblanc. 

El hecho es que por la propia naturaleza bohemia de Palau Ferré, la mayor parte de sus pinturas están dispersas en numerosas colecciones particulares que con el paso de los años se han ido diseminando. De este modo, ya se está trabajando para poder recoger y publicar en varios volúmenes las obras completas del pintor de Montblanc.
 

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