Las muertes por las altas temperaturas suben un 50%

Sobre todo de personas con patologías previas respiratorias y cardiovasculares

02 mayo 2023 20:42 | Actualizado a 03 mayo 2023 07:00
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Las altas temperaturas del verano del año pasado se cobraron un enorme peaje: más de 12.000 personas fallecieron por el calor en España, un 50% más que los años anteriores y una cifra solo comparable a la del excepcional verano de 2003, según un estudio publicado en la revista Epidemiology, con criterios diferentes a los del Informe MoMo, del Instituto Carlos III, que solo había registrado 4.774 decesos.

Los investigadores de la Fundación para la Investigación del Clima, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Valencia y el Consorcio Español para la Investigación en Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) han calculado que en el verano de 2022 murieron 12.054 personas, un guarismo muy por encima de los años anteriores (desde 2017 hasta 2021, datos que también han actualizado con su metodología), cuando el número de muertes permaneció estable en el entorno de las 7.900. De todos los fallecimientos de 2022, 6.738 fueron causados por temperaturas moderadamente elevadas y 5.316, por extremas. Este es uno de puntos más destacados de la investigación.

El informe diferencia entre los muertos ocasionados por el calor y los fallecimientos provocados por el calor extremo, con la media de 26,5 grados como umbral; una barrera que se superó durante cinco días en junio y dos semanas tanto en julio como en agosto, más jornadas que en ningún otro año. En esas fechas clave de calor extremo en las que los termómetros se dispararon y por tanto, aumentó el riesgo para la salud, los más de 5.000 fallecimientos de 2022 están muy por encima de los 863 de 2021 o los 554 de 2019, por ejemplo.

El verano pasado fue el más caluroso en España desde 1961, cuando se comenzaron a recopilar datos, según la Agencia Española de Meteorología (Aemet), con 2,7 grados más que la media histórica. «Además, vivimos más días de temperaturas extremas que en veranos anteriores y fue en esos periodos en los que aumentó muy notablemente el número de muertes», insiste Dominic Royé, responsable de datos de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC) y uno de los autores del informe, que cree que modelos como el MoMo están «anticuados» y «han infravalorado» los decesos.

El verano pasado fue el más caluroso en España desde 1961, cuando se empezó a recopilar datos

Las temperaturas extremas provocan un aumento de fallecimientos entre los pacientes que sufren patologías previas respiratorias y cardiovasculares. Son muertes «que no suelen ocurrir en los hospitales porque los pacientes no ingresan», cuenta Royé. «Los fallecimientos por golpe de calor representan un porcentaje muy pequeño, un 2 o un 3%, de las muertes por altas temperaturas. El resto tienen más que ver con patologías previas que causan, por ejemplo, infartos», señala este investigador.

«Escenario habitual» El informe deja conclusiones muy poco alentadoras, como que los excepcionales registros del verano del 2022 «se convertirán en el escenario habitual en España, uno de los países que se verán más afectados por el incremento de las temperaturas». Con la información disponible, «ya sabemos que una de cada tres muertes actuales relacionadas con el calor está relacionada con el cambio climático inducido por el hombre», resaltan los autores, que subrayan que el incremento de la mortalidad por el calor se cebará sobre todo «con la población más vulnerable».

Además, el documento señala que «aumentos de temperatura de un grado pueden elevar muchísimo el número de muertes», subraya Dominic Royé. «Por este motivo, es importante concienciar a la población de que no es lo mismo máximas de 39, de 40 o de 41 grados», agrega el investigador, que recuerda que la adaptación a las altas temperaturas, aumentando el uso de aire acondicionado o habilitando ‘refugios climáticos’ para la ciudadanía, no soluciona todos los problemas que provocará el calor: «Una adaptación al 100% es imposible».

Y finalmente, los científicos ya tienen muy claro que los veranos serán cada vez más largos, como ejemplifica el episodio de altas temperaturas que ha registrado España en los últimos días de abril. «El verano se está comiendo la primavera, que va a ser cada vez más corta, y existe la posibilidad de que también se extienda sobre una parte del otoño, aunque esto no está tan claro todavía. Y todo ello teniendo en cuenta también que los inviernos de la nueva normalidad no serán como los de antes», concluye Royé.

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