El ‘loop’ de la innovación

Si queremos innovar con cierta seguridad, hagámoslo con la gente

13 marzo 2023 10:15 | Actualizado a 13 marzo 2023 10:18
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A estas alturas, nuestras empresas deberían haber abandonado las prevenciones y los miedos sobre el hecho de innovar. Siempre se escucha la misma cantinela: esto de la innovación es muy cool pero es difícil y arriesgado. Mientras tanto, no estamos ni de lejos en la cúspide de los rankings de países más innovadores. No se puede crear una cultura innovadora sin liderazgo ni sin método. Vamos a verlo.

En realidad, innovar es más fácil de lo que se piensa. No estoy diciendo que sea sumamente sencillo, pero es cuestión de método. Si queremos aprender a jugar a la petanca, hay que echarle horas y horas. Si necesitamos mejorar nuestras habilidades informáticas, lo mismo. Pues lo de innovar no es muy distinto. Hasta que nuestras empresas no comprendan esto vamos a estar a años luz de los ecosistemas más innovadores.

Para innovar con éxito se necesitan cuatro cosas: ideas, prototipos, experimentos y decisiones. Empecemos por las ideas. En California ha emergido un nuevo concepto llamado Ideaflow, que afirma que para tener una buena idea hace falta tener muchas. Es decir, si queremos calidad necesitamos primero cantidad. Además, Klebahn y Utley, los profesores de Stanford creadores del concepto, comentan que no es bueno entusiasmarse con las primeras ideas. De hecho, se sabe experimentalmente que las mejores ideas son las que surgen en nuestra mente cuando tenemos la sensación de que no se nos ocurre ya nada más. Por añadidura, hay que cultivar las ideas, puesto que detrás una primera ocurrencia aparentemente mala o loca puede esconderse un concepto rompedor.

Cuando tenemos una idea trabajada y que pensamos que realmente vale la pena, hay que darle forma. Es lo que conocemos como prototipo, solamente que en este caso se trata de un prototipo hecho de forma rápida, con materiales o procedimientos de bajo coste. Si la idea que hemos tenido es representable físicamente utilizaremos papel, carton, etc. Pero si es un concepto abstracto deberemos prototiparla a través de un role-play, un vídeo o un storyboard. Los ptototipos facilitan la creación de experimentos. La función de un experimento es comprobar si una idea funciona. Para ello hay que actuar con humildad, escuchando todo el feedback que nos puedan dar. Veamos un ejemplo real.

Unos célebres almacenes situados en un edificio de cuatro plantas tenían un problema: la gente no subía casi nunca a la cuarta planta. Tuvieron una idea ‘genial’: instalar ahí un beer-garden. Seguro que a todos los clientes les apetecería hacer una pausa y subir arriba a degustar una cerveza artesana. La empresa invirtió más de cien mil dólares pero el resultado fue un absoluto fracaso. Las primeras ideas casi siempre llevan al desastre.

Hubiera sido mucho mejor prototipar un mini-bar experimental en la cuarta planta en paralelo a un sistema de reclamo para que la gente se sintiera invitada a subir. Esto se pudiera haber hecho con muy poco dinero y de esta manera se hubiera podido comprobar si la cosa funcionaba o no. Si queremos innovar con cierta seguridad, hagámoslo con la gente. Dialoguemos, escuchemos, experimentemos de forma barata y tomemos decisiones. Es el loop de la innovación.

Franc Ponti es profesor de Innovación en EADA Business School

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