La oportunidad nuclear

Perder las centrales significa renunciar a estas oportunidades de futuro

29 mayo 2023 10:41 | Actualizado a 29 mayo 2023 10:43
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Las centrales nucleares de Ascó y Vandellòs son una pieza clave del motor económico de la Catalunya Sud, pero, si nada cambia, el gobierno del Estado ha previsto su cierre entre los años 2030 y 2031. Un error grave que urge evitar.

En el Baix Camp y la Ribera d’Ebre dependen de la energía nuclear más de tres mil puestos de trabajo de alto valor añadido y con buenos salarios. Casi un 1% de los más de 300.000 trabajadores de la Catalunya Sud están vinculados a las tres centrales que operan en la región, pero el peso económico de esta actividad es aún mayor y se sitúa sobre el 3% del PIB. Cuesta entender que toda esta riqueza esté condenada a desaparecer de golpe y que la cuestión no ocupe el centro de la agenda política, periodística y social. Cuesta entenderlo, sobre todo, porque el cierre es una idea pésima que va contra el espíritu del tiempo.

La transición energética necesita fuentes de energía complementarias capaces de producir de forma constante para compensar la discontinuidad de la solar y la eólica. La energía nuclear es una alternativa económica y fiable que da la seguridad de suministro que las renovables no pueden ofrecer. Hace unos meses a Unión Europea generó cierta polémica al calificar la nuclear como energía verde, pero si el reto es la reducción de emisiones de Co2 la etiqueta verde tiene todo el sentido. Las nucleares no emiten gases de efecto invernadero y los pocos residuos que generan son, cada vez más, gestionables de forma segura.

La guerra de Ucrania ha hecho evidentes las limitaciones y los cuellos de botella del sistema energético europeo. Los Verdes forzaron en Alemania el cierre de las nucleares y acabaron provocando el retorno a la quema de carbón en centrales térmicas. Una contradicción absurda. En Europa el incremento del precio del gas disparó el coste de la energía y ha hecho evidente la importancia de mantener la autonomía y la estabilidad que garantizan las centrales nucleares.

La nuclear ha vuelto y en todo el mundo es vista, de nuevo, como una parte necesaria del mix energético. Las inversiones en energía nuclear crecerán y la innovación nuclear explotará de nuevo con mejores tecnologías para la producción de energía y el tratamiento de residuos. Las regiones con centrales activas podrán atraer nuevos proyectos para generar empleo y riqueza. La Catalunya Sud debe estar entre ellas. Perder las centrales significa renunciar a estas oportunidades de futuro justo cuando empiezan a dibujarse.

España va con retraso y podría darse la paradoja que cuando muchos países vuelven a apostar por la energía nuclear el Estado español sea el último en abandonarla. Con el mantenimiento y las medidas de seguridad y control necesarias las centrales de Ascó y Vandellòs son perfectamente seguras y rentables. Para el sistema energético cerrarlas sería un error, pero para la Catalunya Sud sería una tragedia. Defender su continuidad debería ser una prioridad regional.

Marc Arza es CEO de Startsud Studio

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