Más de una década después, el Valor Añadido Bruto (VAB) de las comarcas de Tarragona lograba recuperar a finales del año 2019 los valores previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, con un VAB apenas 0,1 puntos por debajo del registro del año 2007. Pero, cuando la Gran Recesión empezaba a ser ya Historia para la mayoría, en marzo de 2020 todo volvía a cambiar.
La pandemia global de Covid-19 ha puesto fin a esa tendencia. O, como mínimo, ha abierto un paréntesis de final incierto. En algún momento, la Gran Reclusión terminará. Será el momento de encarar lo que hace pocas semanas el Foro Económico Mundial definió como The Great Reset (el Gran Reinicio).
Un reinicio que no será ajeno a la aceleración de tendencias y la consolidación de cambios que habremos vivido a lo largo de este periodo de reclusiones y parones de mayor o menor intensidad, de Expedientes de Regularización Temporal de Empleo (ERTE), de teletrabajo, transformación digital y cambios de hábitos sociales.
Cuándo va a empezar ese Gran Reinicio es una pregunta recurrente. Qué sectores van a liderarlo, es otra. Con la foto de finales de 2019 y descontando el paréntesis que mediará hasta entonces, ¿cuál es el punto de partida de la Catalunya Sud para ese Gran Reinicio?
Josep Oliver, catedrático emérito de Economía Aplicada en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), reflexionó sobre ello durante la presentación esta semana de los resultados del Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre del Anuari Econòmic Comarcal 2020 de BBVA.
«Con unos resultados -explicó- de crecimiento en 2019, el segundo trimestre de 2020 ha supuesto el mayor colapso de la economía catalana que se haya visto nunca. El año 2019 cierra una etapa de fuerte crecimiento, de balance de la crisis financiera de 2008. Será también el punto de partida de la recuperación que se consolide en la segunda parte de 2021».
La primera reflexión es que, pese a acercarnos mucho a los valores de Valor Añadido Bruto (VAB) de 2007, a finales de 2019 no éramos los mismos. El principal cambio ha sido la terciarización de nuestra economía. El sector de la construcción, que en las comarcas de Tarragona se encontraba a finales de 2019 muy por debajo (42,4 puntos) del VAB generado en 2007, nunca volverá a ser el mismo.
Pero tampoco la industria, pese a superar de forma sostenida desde el año 2016 el VAB industrial que generaba en el año 2007, ha sido capaz de recuperar los niveles de ocupación generados más de una década atrás.
Mientras que en el año 2007 el número de afiliados en el sector industrial de las comarcas de Tarragona sumaba unas 51.000 personas, en 2019 (y pese a crecer desde la crisis de 2008) alcanzaba apenas las 47.000 personas.
«La mayoría de los valores -explica Josep Oliver- ya se recuperaron en 2019, pero en el ámbito industrial todavía nos encontramos lejos del año 2007. Catalunya, y las comarcas de Tarragona no son una excepción, se está convirtiendo en un país terciarizado. Si antes de la crisis financiera el sector servicios representaba un 65% de la ocupación, diez años después suponen ya entre un 70% y un 75%».
«El sector terciario -prosigue- domina en el tono del país, y por subsectores el comercio supone una cuarta parte. En lo que nos deja el año 2019 destacan estos aspectos estructurales de la producción y del mercado de trabajo».
El impacto de los cierres
Con esta estructura, pues, es fácil deducir el impacto que tiene en el conjunto de la economía la caída de la actividad en restauración, comercio, hostelería... «Pese a que la industria -explica este catedrático emérito de Economía Aplicada- ha recuperado el pulso de manera intensa, los servicios fueron el sector estrella del año 2019. Eso explica por qué el año 2020 está siendo tan duro: porque los servicios han colapsado».
Ese colapso no ha sido, sin embargo, homogéneo. Mientras que, por ejemplo, el sector de la hostelería ha caído un 15% en el conjunto de Catalunya durante los tres primeros trimestres de 2020, el descenso en el Camp de Tarragona ha sido del 26%, mientras que en Terres de l’Ebre retrocedió un 10%.
El comercio, frente a una caída media del 2,4% en Catalunya y del 4,7% en el Camp de Tarragona, en las Terres de l’Ebre experimentó un crecimiento del 3%. Ese mejor comportamiento de la hostelería y el comercio en Terres de l’Ebre es un reflejo, según explica Josep Oliver, del incremento de visitantes en estas comarcas durante el pasado verano.
«Los servicios fueron el sector estrella de 2019, y eso explica por qué 2020 está siendo tan duro» (Josep Oliver)Catalunya descubre el Ebre
La imposibilidad de viajar a grandes distancias durante todos estos meses ha hecho que, como en tantas otras partes de Europa, los catalanes mirasen (y sigan mirando) hacia los destinos de proximidad para sus momentos de ocio y turismo. Cuando los confinamientos lo han permitido, montañas y ríos se han llenado (en ocasiones, hasta niveles de afluencia que han rozado el colapso) de personas en busca de escapadas de proximidad.
Terres de l’Ebre ha sido este año el gran descubrimiento de la Catalunya al norte del Garraf, y los datos de pernoctaciones así lo reflejan. Con un impacto más que notable de la práctica desaparición de los turistas extranjeros, el mercado ha sido local y de proximidad. Y, mientras las pernoctaciones cayeron este año hasta el mes de septiembre un 75,4% en el conjunto de Catalunya y un 84% en la Costa Daurada, en Terres de l’Ebre lo hicieron ‘apenas’ un 51%. En un contexto de hundimiento generalizado, estas comarcas salieron algo menos maltrechas.
Cicatrices
Con la vista puesta en el Gran Reinicio, las cicatrices que deja la Gran Reclusión no son iguales para todos. «Hay una asimetría -destaca Oliver- entre las Terres de l’Ebre, que pueden superar la Covid, y la caída más intensa del Camp de Tarragona». Una explicación es que, con un sector turístico con mucho peso y una temporada alta perdida por entero, «el Camp de Tarragona sale [de la Gran Reclusión] con una estructura productiva más sesgada hacia el sector terciario».
«El año 2020 -prosigue- está perdido. Mirando al año 2021 y más allá, esta especialización en turismo y comercio tiene luces y sombras. Hay un esfuerzo por un turismo de más calidad, pero hemos quedado tocados en nuestra imagen internacional, porque hemos tenido más impacto de la Covid-19, y recuperar la confianza [de los mercados turísticos emisores] nos costará. Volver a recuperar las cifras de actividad que teníamos [antes del estallido de esta pandemia global] será más difícil».
«El segundo trimestre de 2020 ha supuesto el mayor colapso de la economía catalana que se haya visto nunca» (Josep Soler)Con los datos de 2019 como punto de partida para ese momento que debería marcar el Gran Reinicio, tampoco el sector servicios es homogéneo aquí.
Pese a que el VAB del sector servicios creció un 1,2% en el Camp de Tarragona durante el año 2019 (por encima de la industria, cuyo VAB aumentó un 0,5%), quien tiró de ese crecimiento fueron los servicios colectivos, con un crecimiento del 3,4% que contrasta con el débil crecimiento de los servicios privados, cuyo VAB apenas creció un 0,5%.
Uno de los motivos que explican esta debilidad de los servicios privados ya en el año 2019 es el mal comportamiento del comercio y la hostelería, que el año pasado, en una coyuntura previa a la pandemia global de Covid-19, experimentaron un descenso de su VAB del 0,8% en ambos casos.
Transición energética
Respecto al sector industrial, la caída de las producciones manufactureras (-1,1%), donde destaca la contracción de la industria química (-1,5% en 2019) y la moderación de la agroindustria (con un crecimiento del 0,4%) contrastan con el fuerte avance de la energía, el agua, el gas y el reciclaje, con un incremento interanual del 5,9%.
La oportunidad podría estar ahí, y desde el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre hay quien parece haberla detectado. La reciente presentación de la Plataforma Hidrogen Verd Catalunya Sud, liderada por la Universitat Rovira i Virgili (URV) y en la que participan más de 40 socios, es la apuesta del territorio para llevar a cabo no solo una transición energética que viene marcada por los objetivos de descarbonización de la Unión Europea, sino del conjunto de la industria en la Catalunya Sud.
Un subsector de la energía, gas, agua y reciclaje creciendo al 5,9% interanual en el año 2019 es una baliza clara para orientar ese Gran Reinicio en un territorio que aúna centrales nucleares y de ciclo combinado junto al polo petroquímico más importante del sur de Europa y centros de investigación de referencia en el área de la química y la energía.
El instrumento ‘Next Generation EU’, que apostará precisamente por esto, refuerza la estrategia.
El final de la Gran Recesión
Dos diferencias respecto a 2007
- Industria más productiva: Las cifras de afiliación en el sector industrial de las comarcas del sur de Catalunya, todavía inferiores a las del año 2007, no deberían llevar a engaños. Pese a que la industria sigue sin recuperar su posición como generador de puestos de trabajo directos, las inversiones acumuladas a lo largo de la última década y las mejoras en procesos y producción (con su definitiva entrada en la Industria 4.0) han disparado su productividad y, con ella, su Valor Añadido Bruto (VAB), hoy superior al del año 2007.
- Terciarización al alza: La economía de las comarcas de Tarragona se ha terciarizado, igual que lo ha hecho el conjunto de Catalunya, desde el año 2007. Si el sector servicios representaba en ese momento un 65% de la ocupación, a finales de 2019 ese porcentaje ascendía a entre el 70% y el 75%, en detrimento de sectores como la industria o la construcción. El peso que tienen el comercio y la hostelería en esta economía terciarizada explican en buena parte el derrumbre del VAB comarcal a consecuencia de su colapso por la pandemia de Covid-19.
