En 1973 William Friedkin plantó la semilla del terror más maligno posible, la presencia del diablo en la carne humana. Desde entonces, El exorcista sigue estando en el top-5 de las películas preferidas por el público del género del horror. Cinco años antes, Roman Polanski ya nos había asustado con La semilla del diablo. Aunque la de Friedkin es la que más conmocionó al público de la época. La posesión diabólica y el arte del exorcismo ha sido copiada en numerosas ocasiones desde entonces.
Ahora se estrena el último caso de exorcismo documentado en España y practicado en Burgos en 2014. La protagonista, una joven de 17 años con trastornos psiquiátricos, fue el punto de partida del guion de este thriller, creado por los responsables de la aterradora Malasaña 32 (2020).
Según explican los mismos, la historia real es mucho más truculenta que la ficción y salió a la luz a raíz de la denuncia de un grupo de familiares por las lesiones y secuelas que, según aseguraron ellos mismos, padecía la menor, con antecedentes de anorexia, ansiedad y un intento de suicidio.
El caso fue archivado por el juzgado después de que la joven modificara su testimonio original, la Audiencia de Burgos lo reabrió para determinar si había sido coaccionada y en 2017 quedó archivado de nuevo. En febrero de 2019, a los 22 años, falleció tras una ingesta excesiva de pastillas.
Sin embargo, 13 exorcismos no recoge ese dramático final ni lo referente a la judicialización del caso. La película de Jacobo Martínez se centra en el exorcismo del caso y también de otras historias similares, aunque no toma partido sobre la realidad o no de la posesión, sino que expone un drama donde se presentan diferentes modos de pensar y donde el espectador puede sacar sus propias conclusiones. La trama contrapone la visión ultrareligiosa de los padres (interpretados por Ruth Díaz y Urko Olazabal) con la racional que representa una psicóloga que atiende a la joven.
El filme arranca tras una sesión de espiritismo realizada la víspera de Todos Los Santos. En ese arranque, un rótulo recuerda que los exorcismos son una práctica reconocida en el derecho canónico. Tras esos sucesos, Laura Villegas comienza a comportarse de manera extraña. Alarmados por el siniestro comportamiento de su hija y convencidos de que el demonio la ha poseído, sus padres acuden al Padre Olmedo, uno de los 15 exorcistas autorizados por el Vaticano para intervenir en casos de posesiones demoníacas. A partir de ahí una serie de fenómenos extraños comenzarán a envolver a los protagonistas de la historia.
Y es que todavía no habíamos visto una historia patria sobre exorcismos. Aquí los exorcistas del filme de Friedkin (los padres Lankester Merrin y Damian Karras) han sido sustituidos por el padre Olmedo (José Sacristán), que se pone la sotana para expulsar al demonio que parece apoderarse del cuerpo de la joven a la que da vida María Romanillos.
13 exorcismos sigue la estela de otras películas de horror sobrenatural con inspiración en casos paranormales. Es la particular versión patria de El exorcista. Pero con una diferencia, aquí hay menos truculencias y más fondo sobre el drama de la joven.
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