El móvil se ha convertido en una herramienta prácticamente indispensable en nuestra vida. Y la verdad es que aporta numerosas ventajas que hacen nuestro día a día más sencillo. Sin embargo, también tiene sus contrapartidas.
Un uso excesivo puede derivar en una larga lista de problemas, desde alteraciones en el sueño y dificultades para la memoria y la concentración hasta irritabilidad o ansiedad... E incluso favorece la aparición de enfermedades como la miopía, que amenaza con convertirse en pandemia en unas décadas. De hecho, los oftalmólogos están alarmados por la evidente escalada que ha experimentado este problema ocular en los últimos años. Y es que uno de cada cinco niños tiene miopía a los once o doce años.
Una parte sustancial de los diagnósticos de miopía tiene su origen en componentes congénitos y hereditarios, pero un estudio reciente corrobora que determinados hábitos de vida poco saludables juegan también un papel fundamental en la aparición de esta patología, como lo demuestra el hecho de que el 33% de los diagnósticos se den en chicos sin antecedentes paternos.
Los expertos recomiendan pasar tiempo al aire libre. A más horas de luz natural y usando la visión lejana, menos miopía. Tan simple
En este sentido, preocupa el abuso de horas ante las pantallas o su uso inadecuado, a menos de 40 centímetros de los ojos, con lo que se fuerza la visión. Este hábito es aún más nocivo cuando se realiza justo antes de acostarse: los escolares con miopía miran el doble sus pantallas en la hora previa a irse a dormir que los que gozan de visión sana.
En nuestra mano está tratar de minimizar el riesgo: las recomendaciones de los expertos pasan por salir a hacer ejercicio sin el móvil, elaborar una lista de actividades alternativas gratificantes, como ir al cine con amigos o practicar deporte en grupo, retomar las aficiones... Pasar, en definitiva, más tiempo al aire libre sin el móvil. A más horas de luz natural y mayor actividad usando la visión lejana, menos miopía. Tan simple y, al mismo tiempo, tan complicado.
