Producir la energía que necesitamos

El necesario crecimiento debe basarse en cierto equilibrio territorial. Pero toca correr; Catalunya lleva años de retraso

28 noviembre 2022 07:29 | Actualizado a 28 noviembre 2022 07:30
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La paralización que durante mucho tiempo han padecido no pocos proyectos de energías renovables y el previsto cierre de las nucleares a medio plazo dibujan un escenario donde aparece el fantasma de la pérdida de soberanía energética en Catalunya, un asunto preocupante por estar gran parte de la economía enraizada en una potente industria, como lo es la petroquímica en Tarragona. En un contexto de lucha contra el cambio climático en el que Europa apuesta decididamente por las renovables, lo que también nos permitiría ser menos dependientes de países como Rusia, la necesidad de nueva capacidad de generación para el 2030 ha sido cifrada en 4.000 MW eólicos y 6.000 MW fotovoltaicos, según las dos asociaciones de energías renovables de Catalunya (EolicCat y UNEF). Ese es el listón que exigen los objetivos de la ley de Canvi Climàtic (lograr que un 50% de la demanda eléctrica sea con renovables en 2030). Eso significaría tener que multiplicar por más de tres la capacidad eólica instalada (1.271 MW) y por 17 la fotovoltaica (344,5 MW). Se da la circunstancia de que es la demarcación de Tarragona, junto a la de Lleida, la que soporta la gran parte de las instalaciones eólicas, en tanto que en Girona no hay un solo molino. Parece evidente que para optimizar los recursos hay que ubicar los parques eólicos donde sople el viento, lo que también sucede en el norte de Catalunya. Así las cosas, parece de recibo que el crecimiento que debe asumir toda la comunidad en este sentido se lleve a cabo con cierto equilibrio territorial. Y, si no puede ser por diferentes circunstancias –que en todo caso habrá que estudiar muy bien–, lo justo sería que las zonas más productoras de energía reciban alguna compensación –en forma de descuento en las facturas, por ejemplo–. En todo caso, está en juego la soberanía energética de Catalunya. Y toca correr, pues llevamos años de retraso.

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