La joven de la perla

Imagine que pide un plato de almejas a la marinera en un restaurante de Galicia y, además del placer gastronómico, se encuentra en el interior de uno de esos moluscos una valiosa perla. Bien, pues es lo que le ha sucedido a Natalia Freire, una joven coruñesa de 22 años que tuvo un «antojo tremendo» y, sin saber muy bien por qué, tras acabar su turno de mañana decidió darse un atracón de almejas a la marinera en el restaurante en el que trabaja de camarera. Así que allí estaba la joven, sentada frente a un plato rebosante de almejas, dispuesta a darse un festival. Pero con la primera que se llevó a la boca notó algo raro. «¡Casi me rompo un colmillo!», cuenta. Sorprendida, se sacó una bolita dura de la boca, sin saber de qué se trataba. Se la pudo haber tragado, porque era enana. «Menos mal que yo mastico mucho al comer. Sabía que era algo raro; la dejé sobre la barra y seguí con mi fuente de almejas». Sí, lo primero es lo primero. Faltaría. Solo cuando terminó de rebañar el plato buscó en Google y vio que era una perla. Natalia guarda el tesoro en un cofre que le ha regalado su madre. También conserva la concha de la almeja en la que la encontró. Y ahora se debate entre vender la piedra preciosa –una mujer le ha ofrecido 4.000 euros– y darse un homenaje: un gran viaje... y una fuente de almejas, o quedársela. Pero, en este caso, no para ella, sino para su futura sobrina, Alba. «Mi hermana está embarazada y voy a ser la madrina de la niña». Quizá la perla sea la propia Natalia.