Hace 200 años, cuando Napoleón, dueño de media Europa, preparaba la campaña de Rusia, un adulador le dijo que después le tocaba conquistar China. El gran corso respondió: «Dejad dormir a China, porque cuando despierte el mundo temblará».
Despertó después de la legendaria y sangrienta época de Mao, cuando Deng Xiaoping impulsó reformas económicas para abrir la dictadura política al capitalismo económico. El efecto fue un fuerte desarrollo y la conquista mundial de mercados.
El país de Xi Jinping ha entrado con fuerza en África, se ha apuntado un éxito diplomático al mediar entre Irán y Arabia Saudí, y todos estamos pendientes de su relación con Putin para ver qué pasará en Ucrania.
Ha despertado y ahora es Occidente el que no puede dormir.