Nuestras leyes electorales prescriben que las campañas duren 15 días, cosa que no se cumple porque empiezan antes. Y un día de reflexión, que en realidad serían dos, puesto que la misma ley que prohíbe pedir el voto hoy sábado, lo impide también durante el domingo hasta las ocho de la tarde.
Sea un día o sean dos, la dificultad está en que reflexionemos, aunque sea poco. El cardiólogo Valentí Fuster se levanta a las cinco de la mañana y comienza invariablemente el día con 15 minutos de reflexión. De un coloquio con Julián Marías se me quedó en la memoria una frase: «Si las personas reflexionáramos cada día 5 minutos, el mundo cambiaría».
¿Un día de reflexión? ¡Si se nos hace largo un minuto de silencio en los estadios y se acorta a la mitad!
