El protagonista principal de la moción de censura fue un anciano de 89 años, suponiendo que la palabra anciano no entre todavía en la lista de palabras inconvenientes. Como Ramón Tamames, hay en España tres millones de personas mayores de 80 años y algunas siguen muy activas.
Ignacio Buqueras presenta estos días su último libro, que recomiendo, Vejez activa (Ed. Almuzara), en el que reúne testimonios de 42 personajes populares que podrían estar en esta categoría, desde Mayor Zaragoza hasta el periodista Carrascal pasando por Leopoldo Abadía, que se hizo mediático a los 75 años.
Las citas son memorables, como la del Quijote: «La felicidad no está en la posada sino en el camino», o el refrán africano: «Cuando un anciano muere se quema una biblioteca».
