Dos noticias locales en menos de una semana ratifican una realidad que desde hace tiempo preocupa a los cuerpos de seguridad: Catalunya es el epicentro del mercado ilegal de marihuana en Europa. Los Mossos d’Esquadra desmantelaron la semana pasada una plantación escondida en una sala de conciertos de Reus. El operativo acabó con la detención de tres hombres y la incautación de 550 plantas.
La investigación se conocía pocos días después de que Endesa hiciera balance de los casos de fraude eléctrico vinculados a su cultivo de los últimos cuatro años, que, en la provincia se han traducido en 119 expedientes. En lo que llevamos de año ya se han alcanzado las cifras totales de 2021 cuando se recuperaron 25 millones de kWh, el equivalente al consumo anual de 7.140 hogares. De hecho, en junio agentes de la Guardia Civil de toda España y técnicos de la compañía eléctrica se reunieron en Tarragona para compartir estrategias en la lucha contra una actividad delictiva cada vez más extendida y sofisticada.
Según los expertos, dos factores explican estas cifras: las bajas penas de nuestro Código Penal por delitos como el tráfico de estupefacientes o las ocupaciones ilegales y la permisividad social de la marihuana. Conscientes de ello habría que actuar. Es triste que para una vez que somos líderes sea en este mercado ilegal.
