La Covid no se va de vacaciones

Responsabilidad y sentido común son compatibles con disfrutar el verano pero con precauciones

07 julio 2022 09:10 | Actualizado a 07 julio 2022 09:16
Carlos Laquinandi
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Parece que al entrar en período estival/vacacional, la evolución de la Covid-19 prácticamente ha desaparecido de los medios de comunicación en general. Es comprensible que incluso periodísticamente en tiempos festivos resulte inoportuno recordar que los contagios siguen, y que por lo tanto, también deberían mantenerse las medidas preventivas. Al contrario de lo que ocurrió durante tantos meses, la Covid ha pasado a un segundo plano. Eso ha creado la sensación entre los ciudadanos que «la pandemia quedó atrás». Eso se potencia con el progresivo retorno de diferentes actividades que estaban suspendidas o limitadas. Oficialmente, también el suministro oficial de datos, ha tenido variantes que refuerzan esa sensación.

«Debido al cambio en la Estrategia de Vigilancia y Control de Covid-19 , a partir de 28 de marzo de 2022 sólo se muestran en este panel los casos de Covid-19 en población de 60 años y más». Esta es la leyenda que publica el Ministerio de Salud precediendo a sus datos actuales.

El Centro Nacional de Epidemiología señala 128.301 casos notificados a nivel estatal en los últimos 14 días (hasta el 5 de julio) solo en personas de 60 o más años...(no se incluyen las restantes de menos de 60 años, pero que sí están contagiadas aunque no contabilizadas). En el mismo lapso, en Catalunya se han registrado poco más de 20.000 casos.

Juan Antonio Sanz, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, dice «hacer el seguimiento de todos los casos y llevar el control es muy costoso». Pero admite que posiblemente las cifras de contagios que se están dando sean realmente el doble.

Lorenzo Armenteros, de la Sociedad Española de Médicos Generales: «Si desconocemos en que franja etaria se producen los casos, no tenemos los medios para actuar epidemiológicamente». Añade que lamentan no poder dar la mejor atención en estas circunstancias, porque «por mucho que queramos el estrés reduce la calidad de asistencia».

Profesionales médicos y especialistas en enfermedades infecciosas, piden que se aplique nuevamente el uso obligatorio de mascarillas en espacios interiores e incluso en exteriores durante aglomeraciones, aún a sabiendas de que en esta época es más incómodo o inapropiado. Pero es que el riesgo de contagio se mantiene.

Un informe de la Clínica Mayo de EEUU señala que el riesgo de presentar síntomas peligrosos aumenta con la edad, y las personas de 85 años o más tienen más probabilidades de presentar síntomas graves. Esos riesgos aumentan cuando los pacientes tienen otras afecciones médicas.

En los hospitales públicos, el personal sanitario debe afrontar las reducciones de personal ya existentes, a lo que se suman las ausencias por período vacacional. En principio no hay previsiones de refuerzos especiales, lo que aumentará la presión sobre los profesionales. Los sindicatos que llevan ya meses señalando sus dificultades, han advertido a las autoridades sobre los efectos que pueden provocar estos contagios con las nuevas variantes del denominado omicron. A ello habría que sumar los eventuales contagios del propio personal.

La facilidad de propagación de los que denominan «nuevos linajes» del Omicron se compensa en parte con la circunstancia de que -en general- los síntomas son leves. Los médicos señalan dolor corporal, cefalea y astenia en una primera fase. Luego mucosidad variable en vìas superiores no muy intensa, y sequedad de boca muy llamativa. Poca tos. Y puede haber síntomas digestivos con náusea y diarrea. La duración habitual de estos contagios es de cuatro días, a partir de los cuales suele comenzar una mejoría.

Pero destacan que estos síntomas pueden complicarse en personas mayores, que son las que en algunos casos están siendo derivadas a las UCI.

Pero las semanas asistenciales de este verano, también tienen sus «picos» especiales. La presidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, María Fernández, afirma que teme los días lunes. Y lo explica: «son horribles. Llegan todas las bajas y patologías que no fueron atendidas el fin de semana, lo que implica muchos pacientes sin cita previa».

Las playas, los aeropuertos, las fiestas populares como los «sanfermines» o patronales, congregan millares de personas. Es comprensible que así sea, después de las restricciones durante más de dos años, pero la Covid, como cualquier otra enfermedad infecciosa no reconoce calendarios. Si está, contagia. Lo frena y mitiga sus efectos la vacunación realizada. Pero para los mayores sigue siendo una amenaza real. Que aumenta para quienes tienen otras patologías. Estadísticas realizadas para el año 2020 señalaban que más de la mitad de los casi 10 millones de ciudadanos españoles mayores de 60 años, presentaban patologías diversas.

Es importante que la población sea consciente de estos riesgos y actúe en consecuencia. Que tome medidas preventivas como mascarillas en transporte público, en un ascensor, o en una aglomeración en un comercio. La responsabilidad y el sentido común no necesariamente son incompatibles con la temporada estival y su disfrute. Está en juego la vida de nuestros mayores.

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