«Vivo en Barcelona para no pasarme el día en el tren», dice Júlia. Es vecina de Reus y hace ya tiempo que se instaló en la capital, donde trabaja, para evitar ir y venir a diario con transporte ferroviario. Lo había intentado, pero, como opinan muchos usuarios, «faltan frecuencias y una mayor organización». Tampoco Elena ve el tren como una opción para ir a destinos más cercanos. Desistió de la idea de cogerlo para ir a trabajar a Tarragona porque, precisamente, no le cuadraban los horarios. «O llegaba a destino una hora antes de lo que quería o iba tarde», relata, así que acabó cogiendo el coche particular.
Vivo en Barcelona porque, sino, me pasaba el día en el tren. Faltan frecuencias y puntualidad
Mientras que gobiernos e instituciones, también Reus, quieren minimizar la presencia del vehículo privado, con más calles peatonales o eliminando plazas de aparcamiento para potenciar la movilidad sostenible, el transporte público sigue recibiendo críticas. Con la rebaja de precios que el Gobierno central impulsó el año pasado en los abonos del transporte colectivo urbano e interurbano, y que ahora ha prorrogado hasta junio, el uso del transporte público se ha disparado. No obstante, los puntos débiles, como la poca puntualidad, falta de conexiones o las condiciones de los trenes siguen siendo objeto de denuncia.
«Ahora hay muchísima más gente», exclama Júlia, pero los recursos son los mismos. Explica, perpleja, que en ocasiones se ha encontrado que en horas punta «viene un convoy con pocos vagones y vamos embutidos.» En cambio, «en horas bajas te puedes encontrar con un tren larguísimo y nuevo... No se entiende, falta organización y sentido común. En una hora que saben que habrá mucha gente, que pongan un tren en condiciones», reclama, más ahora que el número de usuarios ha incrementado.
Explica que, además de las bonificaciones, «también ha afectado el teletrabajo». Y es que, gracias a la flexibilidad que permite este modelo, muchos han optado por ir a Barcelona solo los días puntuales y lo hacen en tren. Ella, en cambio, y a pesar de también hacer algunos días de teletrabajo, prefiere quedarse en la ciudad. «Antes, cuando iba y venía a diario entre Reus y Barcelona, en ocasiones me quedaba a dormir en casa de algún amigo porque, sino, hacía vida en el tren», recuerda.
Sobre la puntualidad, «he llegado a coger el tren anterior porque iba con tanto retraso que acababa pasando a la hora del siguiente», explica. Aunque ahora es menos asidua, sigue siendo usuaria y considera que uno de los principales problemas es la falta de frecuencias de la R15. Es la línea que une Reus con Barcelona, pasando por Tarragona, y que justamente ahora ha ampliado dos frecuencias los fines de semana y festivos: a las 11.13 h desde Barcelona y a las 16.04 h desde Reus. Un cambio del que Júlia no tenía constancia, pero ve insuficiente.
En cambio, Alba, otra usuaria habitual entre Barcelona y Reus, opina que la conectividad entre ambas ciudades es «buena». Vive en Barcelona y viene de vez en cuando a la capital del Baix Camp, por lo que para ella «hay bastantes frecuencias». Lo que identifica como problemático es el tramo entre Reus y Tarragona: «Es muy lento y hay incidencias habituales». Explica que se ha encontrado con «retrasos importantes, trenes que no pasan por problemas con las catenarias, el tren se detiene en medio de las vías para dejar pasar a otros trenes y se queda quieto durante bastante rato...». «Se hace muy largo este tramo», coincide Júlia. Son unos 20 minutos de trayecto, por lo que, comparándolo con lo que se tarda por carretera en vehículo propio «no sales ganando».
El tramo entre Reus y Tarragona es muy lento y, en muchas ocasiones, hay incidencias
Más allá de los 20 minutos, Elena, vecina de Reus, recuerda que no hay suficientes trenes entre ambas ciudades. Ella que quiso cogerlo para ir a trabajar, «recuerdo que había uno que salía antes de las ocho de la mañana y el siguiente era ya a las 09h. Demasiado espaciado», se queja. Bajo su punto de vista, sería necesario aumentar las frecuencias «ni que al menos sea entre los municipios del Camp de Tarragona».
Falta de conexión con la zona
Elena echa en falta una conexión directa con municipios de la costa. «Tienes que ir hasta Tarragona y allí coger otro tren», relata. Algo que también Júlia cree que sería positivo. «Por ejemplo, quieres ir a Cambrils, que está aquí al lado, pues primero tienes que dirigirte a Tarragona y ya son 20 minutos. Para nada sale a cuenta», exclama. A la vez, también recuerda que las conexiones por transporte de carretera tampoco son nada buenas.
El futuro Tramcamp daría respuesta a esta reclamación. Lo que plantea el proyecto es crear una nueva red que una Cambrils, Salou, Vila-seca, Tarragona y Reus a través de 46,5 kilómetros y 34 estaciones. El proyecto está todavía haciendo los primeros pasos, por lo que todavía tardará en ser una realidad, más teniendo en cuenta que Reus y Tarragona forman parte de una segunda fase.
Pellicer: «Confiamos que las nuevas infraestructuras supongan una mejora del servicio»
Potenciar y mejorar la conectividad en transporte público de Reus es una de las cuestiones que viene reclamando el Ayuntamiento y entes territoriales, como la Cambra de Comerç. El alcalde, Carles Pellicer, reconocen que «faltan frecuencias» y que es necesario «potenciar y mejorar la conectividad ferroviaria» para poder ofrecer a los usuarios un servicio que «responda a sus necesidades». Pellicer tiene la vista puesta en futuras nuevas infraestructuras, como la estación de Bellissens o la Intermodal, que confía que «supongan también un aumento de frecuencias y una mejora del servicio». Unas infraestructuras que, además, potenciarán la intermodalidad.
