Los nuevos hábitos y la poca visibilidad castigan la cercanía en Reus

En toda su extensión, la calle del Alcalde Joan Bertran está marcada por las horas punta del horario escolar que contrasta drásticamente con el movimiento el resto del día

04 febrero 2023 20:58 | Actualizado a 07 febrero 2023 11:00
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Un industrial reusense llegó a ser alcalde de su ciudad natal y, años después, esta le homenajeó dándole su nombre a una de sus calles. Así, Joan Bertran ‘preside’ una vía comprendida entre la plaza de la Sardana y el paseo Prim que es, a su vez, una zona escolar en la que predominan altos y modernos edificios de viviendas junto a numerosos negocios de todo tipo.

La calle de doble sentido también cuenta con algún bar de los de toda la vida y ha visto cómo tiendas abrían y cerraban. Sin embargo, además de unos árboles, poco más llama la atención en la calle del Alcalde Joan Bertran. Aunque, hace unos años, esta fuera, incluso, escenario de un robo del caracol que homenajea al pintor Miró en la curiosa y llamativa rotonda, situada en la encrucijada con la calle Sor Lluïsa Estivill.

También, algunos reusenses recordarán que pasear por esta calle les llevaba al famoso ‘parque de las abejitas’, en lo que hoy es el área infantil de la plaza de Pedrol Rius.

Inevitable comparación

«Se ha notado que ya no pasa tanta gente por la calle como antes, sobre todo las tardes son bastante aburridas», comenta Cori Figueres, propietaria de la Llibreria i Papereria La Lluna. Los mismos vecinos de la zona han presenciado una disminución del movimiento social en su calle, ya que gran parte de la ‘vida’ de la ciudad sucede en el centro y las cuatro plazas principales.

Como apunta Ramon de la Fuente, copropietario del Forn i Pastisseria Huguet, «no estamos en el centro de Reus, aquí se tiene que venir, todos los clientes vienen expresamente, además de la gente del barrio, que es nuestra ‘parroquia de siempre’». Con ello plantearse trasladar el negocio a otro entorno más concurrido es una posibilidad en la que piensan todos los negocios. Sin embargo, Figueres evidencia que «ha cambiado mucho el ‘arte’ de comprar, los hábitos de compra». Tanto es así, que ni siquiera en el centro los comercios de proximidad evitan tener que echar el cierre.

En el caso de la Papereria La Lluna, señalan que, hace unos años, en la calle del Alcalde Joan Bertran les iban muy bien. Los escaparates les daban visibilidad y llamaban la atención de los reusenses que iban y venían del supermercado o del colegio. Ahora, «intentas animarles a que entren y vean el producto, pero cuesta mucho», lamenta su dueña.

El Forn Huguet cumplió en noviembre 33 años en esta ubicación y, si en su día abrieron porque no había más panaderías en la zona, hoy celebran que «la gente valore el trabajo que hacen y vengan a buscarlo, más allá de las figuras famosas de chocolate, con el pan también se nota o estos días con los Blaiets», explica De La Fuente. Si no fuese por esa fidelidad, la calle no les favorecería en absoluto. De hecho, el panadero destaca que se esfuerzan en comunicar a través de las redes sociales y se implican en actos de la ciudad para que la gente -de Reus y de fuera- siga eligiéndoles día a día.

El peso de factores externos

Con todo, como responsables de dos comercios de proximidad, tanto Cori Figueres como Ramon de la Fuente acusan la subida de precios en todos los sectores y recalcan que la energía y los alquileres dificultan su continuidad.

«El pan ahora mismo podríamos decir que es completamente deficitario, es lo más básico pero es lo que gasta más», expone el presidente del Gremi de Forners de Reus i Baix Camp. Es más, gracias a los productos de pastelería y los cáterin, la Pastisseria Huguet tiene compensación. Aun así, los incrementos de las facturas no pueden repercutir en el precio de venta y termina afectando su forma de trabajar.

La pandemia hizo que la población se acostumbrase a comprar por Internet y, junto a los nuevos recursos educativos que optan por la tecnología, negocios como La Lluna son los más perjudicados. «Está a punto de desaparecer», alerta Figueres, pues a pesar de la proximidad a dos escuelas, explica que «antes te beneficiabas de los libros de textos y el material, pero cada vez son más autosuficientes y no vendemos prácticamente nada».

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