Trabaja en el colmado familiar desde 2012 y, ahora que Nani Baró encabeza la gestión del negocio, apuesta por transformar y renovar el comercio local para adaptarlo a los nuevos hábitos de consumo y el contexto actual.
¿Por qué decidió continuar en el negocio familiar?
Fue un poco por obligación por mi situación personal de que no encontraba trabajo. Estudié Ciencias Ambientales en Girona, hice un máster de Gestión del Litoral en Cádiz, que era lo que me hubiese gustado hacer, pero justo fue en 2008 cuando empezó la crisis y ya en 2010 todos los técnicos de medioambiente de los ayuntamientos se quedaron sin trabajo. Estuve dos años buscando y no encontré nada en condiciones. Entonces, a mi padre le quedaban tres años para jubilarse, ya tenía aceptado que nadie seguiría con el negocio porque las dos hermanas habíamos estudiado carrera fuera; pero, al final, en 2012 decidí entrar en plantilla en el Colmado.
¿Y no se ha planteado otra alternativa?
No, mucha gente me decía que no tirase la toalla, que seguro que encontraría algo; pero hubo un momento que mi cabeza hizo un ‘clic’ y comprendí que eso había sido una etapa de mi vida, que no tenía por qué volver atrás. Quién sabe si el día de mañana, pero ahora tengo ganas de hacerme mío el negocio y profundizar en ello.
¿En qué sentido?
Creo que se pueden hacer las cosas diferente, darle una energía más femenina a lo que son los negocios de toda la vida. Me he dado cuenta que las tareas de producción, sin tener en cuenta la vida de las personas, ya no funcionan.
¿Por qué cree que falta relevo generacional?
La gente no tiene ganas de tener tanta implicación en un negocio, son muchas horas, te das cuentas cuando ya estás metido que tienes que saber de todo: contabilidad, redes sociales, atención al público... Sí que contamos con una gestoría, pero tenemos que estar controlando leyes nuevas, cuestiones de sanidad, prevención, etc.
«He incorporado las tablas de queso, y tengo ganas de buscar casas pequeñas, artesanos de la zona para ampliar la oferta de proximidad»
En el caso de los comercios pequeños todo son trabas, porque cuando tienes 30 trabajadores en plantilla ya tienes unos recursos o un departamento que se encargue de cada cosa, pero en nuestro caso, las tareas administrativas, de gestión y todo lo hago yo, en lugar de estar atendiendo al cliente que es lo que más me gustaba del trabajo.
¿Qué vínculo tiene con otros comercios de la ciudad?
Colaboro con Comerç Solidari de vez en cuando, aunque no formo parte de ello porque también estoy en la junta del Tomb de Reus porque creo que aquí en Reus el comercio de proximidad no desaparecerá, a lo mejor sí el cambio generacional, pero siempre hay gente que quiere abrir negocios nuevos. Ahora están cambiando los tipos de comercios, no hay gente que haga tapicería, pero hay muchas mujeres jóvenes que están pintando uñas, y no deja de ser un oficio artesano. El máximo problema que hay es el precio de los alquileres
En nuestro caso, no pagamos alquiler del edificio, pero quería abrir un espacio de degustación en el local de al lado y, al final, lo haré en la parte de debajo de la tienda, que ya está abierta al público. La idea es, en el mes de mayo, acondicionarlo para ello.
¿La trayectoria centenaria supone una responsabilidad?
Sí, pero ya he hecho cambios en los productos, he incorporado tablas de queso, con una veintena de referencias, y a la gente le encanta y vienen a pedirlas. Tengo ganas de buscar casas pequeñas, artesanos de la zona para ampliar la oferta de proximidad.
«Aspiro a que sea una tienda exclusivamente de alimentación en la que ofrecer degustaciones del producto al momento»
Entiendo que la gente de toda la vida pida que no cambiemos esto o lo otro, pero si no cambiamos, morirá. Aspiro a que sea una tienda exclusivamente de alimentación en la que ofrecer degustaciones del producto al momento y expandir las bandejas, que son mi momento creativo, lo que necesitaba dentro de un trabajo que puede ser muy monótono.
Se trata de darle un ‘giro’ al comercio de proximidad.
La gente tiene la imagen de cuando era pequeño e iba al comercio de toda la vida, pero eso no me da de comer. Y ya no es solo la parte productiva, sino qué me llena en el trabajo.
