Reus: El carnaval más disfrutón no se olvida de las reivindicaciones

Muy vivida y sin tanta pompa, la Rua de Lluïment volvió a esparcir por los paseos el verdadero «espíritu carnavalero: bailar, despeinarse y divertirse». El «no» de los vecinos de Mas Iglesias a la estación de bus asomó entre las carrozas

01 marzo 2025 21:30 | Actualizado a 01 marzo 2025 21:41
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Amara Jiménez llevaba seis años sin salir en carroza por carnaval en Reus y este 1 de marzo se subió a la de la Sala New York: «Tenía ganas de revivir la experiencia. A diferencia del de Tarragona, este es un carnaval para festejar, para pasarlo bien».

A su lado, en el paseo Sunyer, su amiga Alejandra Guerrero se preparaba para debutar en la Rua de Lluïment. «Es la primera vez que me apunto y veo a la gente emocionada. El espíritu carnavalero es justamente esto: bailar, despeinarse, divertirse. Hay jóvenes, niños y familias. Todo el mundo está aquí hoy. Vengo preparada para todo», contaba.

Acusado a veces de no ser tan espectacular, menos tropical y con tendencia al pijama, al carnaval de Reus nadie le disputa el título del más disfrutón. Entre las 40 colles inscritas, que, con cifras de la Federació d’Associacions de Carnaval de Reus (FRAC) mueven más de 7.500 personas, hoy había todo lo que uno quiere ser de mayor cuando aún es pequeño: bomberos, domadores, mosqueteros...

También alienígenas, cabras y ovejas, 101 dálmatas, hadas, vikingos y japoneses con el ritmo metido en el cuerpo. Y es que la Rua de Lluïment es ese día del año en que uno vuelve a escuchar con gusto Dragostea din tei, Danza kuduro, Flying free y Mi gran noche; donde Elvis Crespo se mezcla bien con Chenoa.

Pero el rodeo de rigor a los paseos igualmente dejó lugar para la reivindicación. La queja de la Associació de Veïns Plataforma en Defensa del Parc de Mas Iglesias, que se opone a que el traslado de la estación de autobuses interurbanos invada el parque, se hizo visible con una pancarta en la carroza de la Colla Vespistats.

Hubo alguna otra que tiró de sátira –«Se cambian concejales por tener mucha galta y poco morro» o «Se vende carroza con ITV, apta para circular por carnaval sin normas»– o que recordaba a la extinta guerra de tomates. «Trauma gegant», anunciaba otra, cargada de réplicas del Gegant Indi seguramente en alusión al episodio que, en octubre, acabó con el rostro y la corona del gegant dañados después de que un turista tratase de levantarlo sin permiso.

Al frente de todo ello, los conductores de los tractores que tiran de las carrozas. Como Antonio Roig, de la Colla l’Estelada de la Selva del Camp, que conducía uno junto a su sobrino: «Lo vivimos desde otro punto de vista. Debemos saber distinguir la parte de broma y la seria, porque la responsabilidad que tenemos es muy grande».

La lluvia irrumpió hacia las siete de la tarde y obligó a acabar un poco antes de lo habitual. Las colles la esperaban y habían cubierto los montajes con techos más largos y lonas sobre los equipos de música.

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