San Jacobos, el sabor casero de una receta sin complicaciones

La podemos preparar con otro tipo de carne, pero hoy será con pollo y queso tierno, que puede ser manchego u otro tipo que sea fundible

06 junio 2022 13:03 | Actualizado a 06 junio 2022 13:05
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Una receta con un cierto toque simbólico, no solamente por el nombre, también por sus orígenes, al parecer asociados a las peregrinaciones que durante siglos han llevado a multitud de fieles hasta Santiago de Compostela. Este plato se preparaba en hospederías a lo largo del camino para ofrecer a los peregrinos que se aventuraban a recorrer largas jornadas hasta llegar a su destino final.

No es la única receta que nos viene dada con nombre de santo. Seguro que conocemos algunas más, pero sí que es una de las más conocidas y que ha tenido mayor aceptación en los menús de la gastronomía popular. Se prepara en bares, restaurantes... y no digamos en el consumo diario casero. Gusta a niños y adultos, se prepara sin complicaciones, se puede consumir recién hecha o en frío, se mantiene en frigorífico y se puede congelar, así que resulta de gran ayuda para nuestra programación culinaria.

Se pueden consumir recién hechos o en frío y también se pueden congelar

En un principio, la preparación del San Jacobo se hacía con jamón cocido y queso a poder ser cremoso y se rebozaba con huevo y pan rallado. Pero esta primitiva fórmula ha ido cambiando a lo largo del tiempo y ahora la preparamos con otros ingredientes que han dado lugar a diferentes variaciones, algunas más tradicionales y otras más vanguardistas, muchas de ellas inspiradas en el conocido Cordon Bleu que también da nombre a una reconocida escuela de cocina francesa.

Hoy la preparamos con pollo y queso tierno que puede ser manchego u otro tipo que sea fundible y la vamos a acompañar con una salsa de Curry que contrastará el toque más dulce y suave de la carne y el relleno con el más fuerte y aromático sabor de esa especia oriental que se ha hecho un hueco en nuestras cocinas.

También podemos preparar el San Jacobo con otro tipo de carne, de pavo, ternera, cerdo. En definitiva, no deja de ser un filete empanado rodeado de una connotación simbólica que le otorga una presencia muy particular. El pollo os recomendamos comprarlo en vuestra parada de confianza, como por ejemplo, Pollastres Pili en el Mercado de Tarragona.

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