Así vivió Tarragona el apagón: cierres, personas atrapadas en el ascensor, semáforos sin funcionar...

La falta de luz dejó postales curiosas. Desde vecinos que se enteraron en la playa hasta aquellos que se quedaron a mitad de su consulta médica

28 abril 2025 21:32 | Actualizado a 29 abril 2025 00:29
Se lee en minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El libre albedrío. Es la sensación que dejaron las calles de Tarragona tras el apagón eléctrico de este lunes. Sin semáforos, peatones y coches se las arreglaban como podían, en ocasiones con ayuda de la Guàrdia Urbana, para no crear un caos circulatorio. Lo comentaban en una esquina de la calle Pere Martell Fernando y Jordi, que reían y bromeaban.

A Fernando, de setenta años, le cogió el apagón en el Parc Central: «Al salir a la calle, he visto que los semáforos no funcionaban y, al principio, he pensado que sería un tema local, de que se había ido la luz en la calle». Pero no. Sus familiares fueron informándole de que no se trataba de un simple corte de luz, sino que la avería había afectado a otros países europeos.

$!Los semáforos, sin funcionar. Foto: Joel Medina Romero

A su lado, Jordi, de 67 años, explicaba que estaba en casa de un cliente haciendo trabajos informáticos: «Se ha ido la luz y pensaba que habían saltado los plomos, pero ha sido algo muy raro», apuntó.

La sorpresa le llegó a Fernando cuando se enteró de que su hijo y su nieto se habían quedado encerrados en el ascensor: «La Guàrdia Urbana ha tenido que sacarlos». Luego, quiso llamar a sus trabajadores, pero no pudo y acudió a su tienda a ver qué pasaba: «Me he encontrado a este señor [refiriéndose a Francisco], que está más informado que nadie, y me lo ha comentado».

$!Los comercios cerrados. Foto: Joel Medina Romero

«Nunca habíamos visto nada así»

Ambos comentaban la jugada y declaraban que en toda su vida no se habían encontrado en una situación como esta: «Nunca habíamos visto nada así: sí que algún apagón en una calle, algo puntual... pero nunca nada como lo que ha pasado hoy». Y esa excepcionalidad era la que hizo que el tema fuera trending topic en las calles de Tarragona.

No había otra conversación durante los primeros minutos sin electricidad. Pere Martell y Prat de la Riba hacia Corsini, el paisaje hacía prever el cierre de tiendas, cafeterías y demás locales. De hecho, supermercados como el Consum bajaron la persiana debido a la imposibilidad de mantener el servicio.

En las calles, las llamadas telefónicas tomaron protagonismo: «¿Qué ha pasado? Se ha ido la luz en toda España», se escuchaba a pie de acera. Los cajeros y bancos, cerrados, las visitas hospitalarias, canceladas, y las mutuas viviendo el apagón en medio de consultas.

Lo explicaba un grupo de trabajadores de la clínica de Asisa Dental de la calle Prat de la Riba, que decían que estaban atendiendo a pacientes justo cuando se fue la luz: «A medias, se han tenido que ir porque no podíamos continuar», apuntaban. Añadían también que «como no funcionan las líneas telefónicas, no se puede avisar tampoco a los pacientes que tenían cita y que debían venir... Es un poco desesperante».

$!Dos trabajadoras de la clínica Asisa Dental. Foto: Joel Medina Romero

De camino a Corsini, muchos comercios iban bajando la persiana, viendo que la cosa iba en serio y que la recuperación del electro no iba a darse de forma más o menos inmediata. En el Mercat Central, un generador de emergencia proveía a las paradas, pero una vecina tuvo la mala suerte de quedarse encerrada en el ascensor que va desde el aparcamiento hasta arriba.

María José iba a comprar a la farmacia cuando el apagón eléctrico la ha cogido montada en el elevador. Rápidamente, se activó el personal de Mercats, que fue revisando los ascensores de todo el espacio, por si alguna persona más se había quedado atrapada. Esta vecina esperaba pacientemente, gracias a la ayuda de miembros del personal, que se quedaron calmándola y que finalmente pudieron ver cómo la rescataban.

$!El bonÀrea de Cristòfor Colom. Foto: Joel Medina Romero

Las paradas iban aguantando como podían, sin poder cobrar con tarjeta y recuperando el espíritu de antaño para abonarse al efectivo. La mayoría cerraron pasado el mediodía. De los supermercados, el bonÀrea de Cristòfor Colom también tuvo que cerrar y el Mercadona del Mercat, lleno hasta la bandera, pudo mantener la actividad gracias a su generador de emergencia. Con las escaleras mecánicas sin funcionar, la gente subía por las de bajada y bajaba por las de subida.

$!El Mercat, con la luz de un generador de emergencia. Foto: Joel Medina Romero

Las vecinas y vecinos de la ciudad no dejaban de comentar la situación y el apagón salpicó también a la estación de trenes de la ciudad. La postal allí era la de un tren parado justo delante del andén. Un convoy que había llegado a la estación quince minutos tarde (un retraso no muy largo, teniendo en cuenta los hábitos ferroviarios de Tarragona) y que no había podido arrancar por la falta de energía.

En la estación, división de opiniones. Algunos pasajeros aprovechaban el viaje para cargar contra Renfe y Adif, mientras que otros entendían la situación. Un matrimonio contaba al Diari que todo les había cogido de sorpresa: «Estábamos en la playa y ahora íbamos a subir al tren para volver a Reus, pero nos hemos encontrado con esto».

$!Personas esperando en la estación de tren de Tarragona. Foto: Joel Medina Romero

Con la cafetería cerrada, hablar, estar con el móvil o leer eran las únicas opciones ante unas pantallas que veían cómo las palabras «sin previsión» eran las que más se repetían. Y el personal de Renfe hacía de paraguas: «Yo puedo entender que haya quejas a Renfe cuando las tiene que haber, pero esto es un problema que no atañe solo a Renfe, sino que afecta a la vía pública, al servicio de señalización viario, a casas, a ascensores...», decía un trabajador.

$!Pantallas de la estación de Tarragona. Foto: Joel Medina Romero

Este trabajador argumentaba que, posiblemente, el malestar más grande se haya generado en algún tren que se haya quedado tirado en mitad de las vías, o debajo de algún puente en el caso de que el apagón se hubiera producido mientras estaba cruzándolo.

$!La estación de Tarragona. Foto: Joel Medina Romero

Los viajeros parecían resignados y, en la plaça de la Font, el paisaje era el de una jornada normal: con gente en las terrazas y turistas volteando. Más de lo mismo en la Rambla: con muchos comercios ya cerrados, el único punto de color fueron unos niños que comentaban que «ahora ya solo queda esperar a que vuelva la luz». Pues sí, solo quedaba esperar.

$!Las farolas de la rambla President Companys han dividido la parte de Tarragona que tenía luz de la que no. Foto: Joel Medina Romero

Y, tras horas de espera, a primera hora de la tarde iba recuperándose poco a poco la electricidad en diferentes partes de la ciudad de Tarragona: Torreforta, zona del Joan XXIII, El Serrallo, Llevant... Aún así, los Bombers no dejaron de recibir avisos, y tuvieron que emplearse a fondo para subir a sus casas a las personas usuarias de sillas de ruedas, ya que los ascensores no funcionaban.

Era el caso de Rosa, vecina de la Rambla Nova, quien explicaba que había tenido que llamar al 112 para que fueran a buscarla porque necesitaba subir al séptimo piso. En pocos minutos, un vehículo de Bombers ya la estaba asistiendo. Los agentes venían de otro servicio idéntico, en lo que fue un día de transistores, rescates, falta de respuestas y mucha necesidad de información.

Comentarios
Multimedia Diari