Desigualdad en la restauración de Tarragona ante el apagón: pérdidas económicas en los restaurantes y más clientes en los bares

Los camareros afirman que “la única preocupación era que hubiera cerveza fría”

29 abril 2025 13:59 | Actualizado a 29 abril 2025 14:21
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La afectación del apagón general al sector de la restauración de Tarragona ha sido desigual. Los restaurantes aseguran que han sufrido pérdidas económicas porque tuvieron que cerrar, ya que las cocinas dependían del suministro eléctrico, mientras que los bares tuvieron más clientes que nunca. “Trabajamos igual o más que cualquier otro día”, dice Joan Juanmartí, de la Penya Barcelonista, en declaraciones a la ACN. Coincide con Jimena Guzmán, de Can Peret, que apunta que “la única preocupación era que hubiera cerveza fría”. La mayoría de negocios no ha tenido que tirar la comida porque aguantó bien dentro de los frigoríficos, aunque algún restaurante lo hizo por precaución.

Los bares y restaurantes de la ciudad han abierto con normalidad este martes por la mañana, tras el corte de suministro eléctrico sufrido el lunes. En cuanto a los alimentos, la mayoría indica que no han tenido que tirar nada a la basura porque los congeladores y neveras mantuvieron el frío. “Desde que se fue la luz no abrimos las cámaras y no hemos tenido que tirar nada”, explica Eulàlia Estradé, del restaurante Ca l’Eulàlia del Serrallo.

También en el barrio marinero, el director comercial del Pòsit, Joan Pérez, comenta que ellos sí que tuvieron que deshacerse de “parte” del pescado que tenían en el frigorífico “ante la duda de si estaba en buen estado o no”. Tanto el Pòsit como Ca l’Eulàlia y otros establecimientos del Serrallo optaron por no abrir pocos minutos antes de hacerlo. Con todo el personal en la sala y las reservas hechas, los dos restaurantes afirman que han sufrido pérdidas económicas, ya que no pudieron facturar. Aun así, muchos restaurantes estaban cerrados por descanso semanal.

Pérez comenta que media hora antes de abrir el restaurante sufrieron el apagón: “Todo eran preguntas porque no sabíamos si solo nos había pasado a nosotros o si había sido más amplio”. Tanto Pérez como Estradé se quedaron hasta las tres y media de la tarde “dando la cara” por si venía alguien. En el caso de Ca l’Eulàlia, atendieron a dos grupos de comensales a quienes les prepararon pan con tomate y anchoas. “Sí que tenemos gas, pero muchas cosas funcionan con electricidad”, añade el responsable del Pòsit.

“La gente buscaba comer y beber”

Los bares sí que se mantuvieron abiertos, y en la plaza de la Font destacan que “la gente buscaba comer y beber”, dicen desde Can Peret. Una de las camareras señala que “la única preocupación era que hubiera cerveza fría”. En esta línea, desde la Penya indican que “la cerveza no estaba tan fría, pero la gente la bebía igual”.

Ambos coinciden en un pico de clientela. “Tuvimos la terraza llena toda la tarde”, dice Guzmán. “Trabajamos igual o más que cualquier otro día”, añade Juanmartí. No podían hacer ni cafés ni bocadillos calientes, tampoco utilizar el datáfono, pero el resto “todo igual”, concluye uno de los responsables de la Penya Barcelonista.

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