El río Francolí pide SOS

En sus últimos kilómetros hasta la desembocadura, el cauce está completamente seco, hay vertederos y en las últimas semanas se ha registrado mortalidad de fauna a causa de la sequía

09 abril 2023 20:21 | Actualizado a 10 abril 2023 07:00
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Un carro de la compra tirado en medio del cauce y ni una gota de agua. Esta es la imagen del río Francolí en la zona de debajo del puente de las vías del tren, a escasos metros de su desembocadura. De hecho, la falta de agua se extiende a lo largo de los últimos dos kilómetros y medio de este eje fluvial que nace en las Muntanyes de Prades y muere en el mar, tras un recorrido de 85 kilómetros que abraza a dieciséis municipios.

El Francolí pide SOS y su situación podría decirse que se ha acentuado por la sequía del último año y medio. No obstante, cada vez son más habituales los periodos en los que este último tramo queda completamente seco, lo que está alterando el hábitat natural de las especies que habitan en este.

«¿Es sequía o mala gestión?», se pregunta el coordinador técnico de GETE-Ecologistes en Acció, Víctor Álvarez. Esta organización hace mucho tiempo que ha hecho del Francolí uno de sus caballos de batalla. «La disminución de las lluvias en la cuenca del Francolí ha sido muy escasa en comparación con el año pasado y en los últimos doce meses el río tan solo ha estado quince días conectado con el mar. Un año entero casi sin agua es mala gestión», argumenta.

El Pla especial d’actuació en situació d’alerta i eventual sequera define una situación de prealerta para el cauce del Francolí, lo que significa que ahora mismo no hay restricciones de uso del agua. Pese a ello, si uno hace el recorrido por los últimos kilómetros del río, podrá comprobar como, si bien en la esclusa de Sant Salvador, el caudal todavía es considerable, a la altura del polígono Riu Clar cada vez se va reduciendo de forma más significativa y, aunque en algunos puntos el agua aparece y desaparece, llega un momento en el que esta ya se pierde definitivamente.

Se ha solicitado a la ACA conocer las concesiones de uso de agua y que
se revisen

A partir de los datos que aporta el Índex de Precipitació Estàndard, la concejalía de Medi Ambient del Ayuntamiento de Tarragona considera que «la sequía actual del tramo bajo del Francolí en su paso por Tarragona es debido, principalmente, a un déficit de precipitación acumulada». No obstante, desde la administración local se asegura que «deberemos estar atentos a un eventual empeoramiento del actual escenario de sequía pluviométrica para exigir, en el caso que sea viable, el cumplimiento del cabal ecológico».

Agua concesionada

De acuerdo con lo establecido, en primer lugar tiene que garantizarse el caudal ecológico, después el uso de boca y, finalmente, el uso agrícola y la industria. En este tramo en cuestión el primer parámetro no está garantizado, como puede comprobarse, pese a ello, todavía no se han establecido restricciones para los otros tres. Por este motivo, desde GETE-Ecologistes en Acció hace mucho tiempo que se está reclamando a la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), que haga público el listado de las concesiones de agua a lo largo de todo este eje fluvial. También desde la administración local se asegura que se ha solicitado este inventario de captaciones que afectan al término municipal de Tarragona, así como su volumen, para conocer, con mayor precisión, en qué nivel pueden afectar al caudal circulante del río en situaciones de sequía pluviométrica».

$!En el tramo inicial del río, en su paso por Tarragona, hay agua. FOTO: Pere Ferré

La entidad ecologista quiere ir más allá y pide una «revisión» de los derechos de captación, teniendo en cuenta que las concesiones se hicieron hace «cincuenta años» y que «la situación ha cambiado mucho». «La industria y las administraciones públicas disponen de concesiones de uso de agua de las comunidades de regantes ¿Es legal esto? Porque se está produciendo y, mientras por un lado nos dicen que hay sequía, por el otro se están abriendo nuevos pozos y haciendo nuevas concesiones. Y, mientras tanto, el ACA no dice nada», lamenta Víctor Álvarez.

Para GETE-Ecologistes en Acció la clave está en garantizar que el agua llegue de forma natural a la desembocadura por lo que defiende que si hay problemas legales que impidan retirar algunas de estas concesiones deben buscarse alternativas. Una de las opciones que plantea es instalar un sistema de terciario en la Estación Depuradora d’Aigües Residuals de Tarragona (EDAR), de forma que, mediante un sistema de bombeo, el agua pueda subirse hasta la esclusa de Sant Salvador. «En lugar de verter el agua al mar o que vaya a la industria estaríamos recuperando todo el ecosistema fluvial de los últimos cinco kilómetros del río», defiende.

$!Muestra de las anguilas encontradas muertas en el río. FOTO: cedida

Esta actuación era uno de los puntos estratégicos del proyecto que la entidad ecologista redactó para la recuperación del Francolí y que, en parte, tirará adelante ya que muchas de las acciones se las hizo suyas el Ayuntamiento de Tarragona, dentro del proyecto Greenbelt’26. Este ha obtenido una partida de 3,3 millones de euros de los fondos Next Generation, de los cuales 1,1 millones son para el Francolí. No obstante, esta actuación no se incluyó, por lo que de momento no se contempla.

Fauna muerta

Las consecuencias de la escasez de agua son visibles para las personas que a diario pasean por este entorno, y también las están sufriendo la fauna que habita el Francolí. Hace poco más de un mes GETE-Ecologistes en Acció hacía la primera acción para salvar a una decena de anguilas que habían quedado atrapadas en una zona casi seca y la semana pasada rescataron a otras 32, debajo del puente de la AP-7. Esta es una especie catalogada como vulnerable, aunque no en peligro de extinción, a pesar de que se ha reducido mucho su población.

$!Algunas de las garrafas de aceite de motor que se recogieron. FOTO: cedida

Al respecto, la concejalía de Medi Ambient argumenta que las competencias en materia de protección de fauna autóctona corresponden al Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural de la Generalitat y que «se ha solicitado por escrito» a los servicios territoriales de la conselleria «la adopción de medidas necesarias».

Sin embargo, la escasez de lluvias y el uso que se hace del agua no es el único elemento que está acabando con el río. Y aquí no hay que olvidar la acción humana. Bolsas de plástico, mascarillas y botellas son la muestra de un incivismo que, en algunos casos, va más allá. Y es que incluso pueden encontrarse un par de vertederos con los restos de materiales de obra, cajas, sacos y un bidé, además de un sillón destartalado en medio de las cañas.

Estos no son los únicos residuos. En el último mes los voluntarios de GETE-Ecologistes en Acció hicieron una batida en la que recogieron más de un centenar de garrafas de aceite de motor, muchas de las cuales abiertas por lo que seguían vertiendo lo que quedaba en su interior, además de filtros de vehículos. «Por la cantidad, entendemos que es algún taller o una empresa de gestión de residuos que de esta forma se deshacía de los materiales», indica Álvarez.

La última ‘sorpresa’, una plataforma de hormigón en el ámbito de la desembocadura

Desde la administración local, se asegura que se llevan a cabo «inspecciones periódicas» y «visitas en la zona». Asimismo, sobre el abandono de las garrafas de aceite, se apunta que se comprobó que no fue un caso «puntual», como se explicó en un principio, sino que «se han llevado a cabo en diferentes ocasiones separadas en el tiempo y, especialmente, durante los fines de semana». Por lo que se avisó a la Unitat de Medi Ambient de la Guàrdia Urbana que abrió acta de la situación.

Zona protegida

Aunque esta no es la única ‘sorpresa’ que asegura que se ha encontrado la entidad ecologista en los últimos tiempos. Hace cosa de una semana, cuando estaba liberando unas anguilas en la zona de la desembocadura, comprobó como en el tramo final –que forma parte del ámbito portuario del Port de Tarragona– se había construido una pista de hormigón.

$!Máquinas desmontando la plataforma de hormigón en el puerto. FOTO: cedida

Esta estaba en la zona próxima al rack, en unos terrenos que están catalogados como zona húmeda y, por tanto, protegida, lo que podría constituir un delito. Según el Inventari de Zones Humides de Catalunya, este es un espacio «muy degradado» por las infraestructuras, pese a que se determina que tiene «un interés ecológico elevado». Y esto hacía que en cuestión de horas se diera el aviso para su desmontaje y posterior restauración.

Recuperar el caudal ecológico, eliminar los cañizares y la restitución del bosque de ribera son algunos de los deberes pendientes alrededor de un río que siempre ha sido el gran olvidado de Tarragona.

Dentro de los presupuestos participativos este año se hacía una acción para la restauración ecológica y mejora de los sistemas de ribera, en el tramo desde la esclusa al puente de la autovía A-7, un proyecto en el que se invirtió la suma de casi 30.000 euros y que ahora tiene que hacerse extensivo a lo largo de todo este trazado final del río.

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