El último tren

Análisis. El gran reto que tiene Tarragona es el desvío de las mercancías por el interior y asegurar que para llegar a la estación de Vila-seca tendrá unos servicios y unas frecuencias que permitirán hacer un transbordo como en Sants

06 abril 2023 20:09 | Actualizado a 08 abril 2023 07:00
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En las últimas semanas se ha dado a conocer el avance del estudio informativo de la futura estación intermodal y la propuesta sobre el tranvía, que avanza en paso firme en el tramo de la costa, mientras empieza a concretarse cómo será su llegada a Tarragona y Reus, y la penetración de esta infraestructura en la trama urbana.

Si echamos la vista atrás y tiramos de hemeroteca es completamente razonable que haya cierto escepticismo alrededor de ambas actuaciones. Llevamos años y años sumando promesas y titulares, y la proximidad de la cita electoral del 28 de mayo hace que cualquier anuncio deba cogerse con pinzas. No obstante, la necesidad de resolver la situación del transporte público en este territorio es tan imperiosa que debemos confiar en que por fin empiecen a resolverse viejas deudas pendientes.

A favor juega que los pasos que se han dado en estos últimos tiempos cuentan de partida con el aval de los alcaldes del núcleo central del Camp de Tarragona. Y esto, aunque pueda parecer anecdótico, no lo es, teniendo en cuenta que durante muchos años cada uno había ido a Madrid o a Barcelona a negociar sus temas de forma individual.

Que en esta mesa estén sentados el secretario general de Infraestructuras del Mitma, Xavier Flores, y el director general de Infraestructures de la Mobilitat, David Prat, ambos conocedores de los déficits de este territorio, también es una garantía. Los proyectos han ganado solvencia. No obstante, uno de los detonantes ha sido que a estas alturas ya nadie puede negar las evidencias de un cambio climático, que ya no es cambio sino emergencia climática.

El Camp de Tarragona debe actuar y no puede seguir con una cuota de transporte público del 18%. Hay que quitar coches de la carretera y las Zonas de Bajas Emisiones así nos lo dicen, pero para ello hace falta una red de transporte que se ajuste a las necesidades del territorio y que conecte los sitios donde vive la gente, con universidad, hospitales, estaciones de autobús y demás nodos de movilidad.

Ha habido algunos comentarios sobre si la estación de Vila-seca será otra terminal en medio de la nada, como Camp de Tarragona. Y de partida ya podemos afirmar que no. Primero, porque desde Tarragona podrá llegarse a esta en tren, que es una cosa que se había planteado en varias ocasiones en el caso de La Secuita, pero que no tenía demasiado sentido. Y, en segundo lugar, porque está prevista la conexión con el tranvía, de forma que desde los barrios de Ponent o de la Imperial Tarraco podrá accederse a esta estación y con un simple transbordo coger el alta velocidad hacia Barcelona o Valencia.

Horta Gran

¿Es buena para Tarragona una estación en Vila-seca que representa ir atrás para subir a Barcelona? Para los más de 40.000 habitantes de los barrios de Ponent seguro que sí, ya que les quedará más cerca que la actual estación de trenes, que no nos engañemos, ahora mismo tampoco es céntrica. Aquí tendrá que apuntarse fino en el momento de asegurar unos servicios y unas frecuencias que garanticen una intermodalidad tan fácil como la que hay en la estación de Sants o en Passeig de Gràcia.

Y sí, de momento Tarragona seguirá siendo la única capital de provincia catalana sin estación de alta velocidad. Los viejos errores del pasado se pagan y aquí todavía tardaremos unos cuantos años en solventar lo que ha supuesto la falta de una planificación, o que se dibujaran las líneas de tren desde un despacho de Madrid sin diálogo con el territorio.

La estación en la Horta Gran o en la Imperial Tarraco son opciones que están encima de la mesa y que deberá recoger el futuro POUM, teniendo en cuenta que este debe hacer las reservas de suelo a veinte o treinta años vista. Pero no nos engañemos, ni a corto ni a medio plazo no se abrirá este melón, que comportará una inversión muy importante y tan solo beneficiará a esta ciudad.

Vila-seca es la opción a corto plazo, posibilista y que puede tener un gran impacto. Los estudios de demanda apuntan a la cifra de 1,8 millones de usuarios al año, lo que la convertiría entre las estaciones con mayor movimiento de pasajeros a nivel estatal. Sin olvidar el papel que puede ejercer de cara al futuro del aeropuerto de Reus.

Primero, las mercancías

Los que todavía creen que Tarragona no sale beneficiada con el futuro mapa que se nos presenta, que no se les olvide que a corto plazo el gran reto que tiene esta ciudad es el de las mercancías. La construcción de una doble plataforma segregada por el interior, que permita desviar el tráfico del Corredor del Mediterrani no es peccata minuta. Y aquí estamos hablando primero que todo de seguridad, pero también del bienestar de las personas que viven alrededor de la vía y de evitar que el patrimonio arquitectónico del Amfiteatre y natural del litoral se vean degradados por el incremento de trenes de grandes dimensiones que se producirá en los próximos años.

Tarragona y los municipios del Tarragonès norte y el Baix Penedès se juegan aquí su futuro, y hasta que esto no esté encarrilado no tiene demasiado sentido empezar a hablar de alta velocidad ni de nuevas estaciones.

Si el tranvía y la intermodal han centrado los esfuerzos antes de las elecciones municipales, el tema de las mercancías ha querido aparcarse hasta el verano. Será en este momento cuando se conocerá la propuesta de trazado, fruto del estudio vertebrador del sistema ferroviario del Camp de Tarragona impulsado desde el ministerio.

Encima de la mesa hay dibujados hasta tres corredores, con múltiples alternativas de ramales para cada uno de ellos. La alternativa que tiene más opciones sería la que propone un trazado similar al de la antigua Reus-Roda, evitando el paso de las mercancías por en medio del polígono petroquímico norte y entre los núcleos de población de La Pobla de Mafumet y El Morell.

Son muchos los municipios afectados y ha querido evitarse el ruido que pudiera generarse a las puertas de las elecciones. Más teniendo en cuenta que Valls no tardó ni medio minuto en activar todas las alarmas, tan pronto como se conoció que dos de las propuestas podrían afectar a este municipio.

Lo que está claro es que este es el último tren para este territorio y que todos conocemos lo que está en juego.

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