Insólito acopio de leña en verano por miedo a la escasez y a precios disparados

La crisis energética ha provocado un incremento de un 30% en la venta de estufas de biocombustible. El precio de la leña y los pellets ha subido un 20 y un 60%, respectivamente

17 agosto 2022 20:26 | Actualizado a 18 agosto 2022 19:00
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Se acerca el invierno y, aunque estemos en pleno verano y sumidos en constantes olas de calor, la gente ya piensa en cómo se calentará cuando llegue el frío. La crisis energética derivada de la falta gas ruso ha provocado que mucha gente apueste por energías más económicas para cuando las temperaturas decaigan. Prueba de ello es que se ha disparado la demanda de estufas y chimeneas de biocombustible, y como consecuencia, ha aumentado y se ha adelantado la compra de este, que son la leña y los pellets –cilindros pequeños elaborados a partir de serrín seco, con un gran poder calorífico y de bajas emisiones–.

A esto hay que sumarle que los precios de este tipo de biomasa también ha aumentado, por motivos como el incremento de los costes de producción, el propio aumento de la demanda, la escasez provocada por la guerra de Ucrania y la prohibición de exportaciones de Rusia y Bielorrusia –tres países exportadores de madera– y una mala gestión forestal de los bosques, entre otros, y según los trabajadores del sector. Y como el pez que se muerde la cola, la previsión de que estos precios de la leña y de los pellets sigan creciendo aumenta todavía más la demanda de estos productos, y mucha gente está haciendo acopio para todo el invierno para no pagarlo más caro en las próximas semanas o meses.

La Asociación Española de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos (AEFFECC), asegura en un comunicado que «algunos fabricantes hablan de que las ventas de estufas de leña y pellets ha aumentado un 30%, pues los consumidores han buscado alternativas para mantener las facturas de calefacción en precios razonables». Un incremento de la demanda y las ventas que confirma Josep Esteller, de Comercial Esteller, una de las exposiciones de estufas y chimeneas más grandes del sur de Europa, situada en Alcanar. El propietario del negocio alerta, no obstante, que aquellas empresas que no tengan stock no podrán vender, «porque esta tendencia se ha producido en toda Europa y los fabricantes no dan abasto». En este sentido, la AEFFECC comenta también que «todos los fabricantes de estos productos nos informan del aumento de ventas pero también de tiempos de entrega mayores; los instaladores tienen más trabajo que nunca. La mayor demanda y la escasez de materias primas, que ya comenzaron a raíz de la pandemia, es aún más problemática ahora debido al hecho de que Ucrania también es un principal proveedor de materiales como el acero».

Como consecuencia de este mayor interés por estufas y chimeneas, también se ha disparado la demanda de los biocombustibles con los que funcionan: la leña y los pellets. Mario Gómez, propietario de Llenyes del Gaià, asegura que «estamos vendiendo más y mucho antes, pues la temporada empezaba el 15 de agosto y duraba hasta finales de febrero, siendo enero el mes más fuerte, y este año estamos vendiendo desde el mes de julio».

A todo esto, la leña también se ha encarecido. Gómez explica que el precio de un kilo ha subido 4 céntimos en un año, pasando de los 0,19 a los 0,23 euros. Teniendo en cuenta que hay clientes que compran dos toneladas y otros que compran cinco, según Gómez, los primeros pagan ahora 80 euros más que el año pasado, y los segundos 200 más. Sobre este incremento del precio, el empresario comenta que se debe a que cada vez hay menos materia prima y que además, con los incendios de este verano, no se ha podido talar tanto como en años anteriores. Por otro lado, habla también de que el combustible se ha encarecido y, por lo tanto, la producción y el transporte, lo que acaba repercutiendo en el precio final.

Comprar dos toneladas de leña sale 80 euros más caro que el año pasado y cinco, 200

Con los pellets ha ocurrido lo mismo, el precio y la demanda ha aumentado. Montse Lleonart, responsable comercial de Enerbío, una empresa fabricante de pellets en Sant Martí d’Albars (Barcelona), explica que se ha encarecido por varios motivos, entre los que destaca unos procesos de producción más costosos económicamente, una mala gestión forestal y que «ya casi nadie quiere subir a la montaña a buscar madera». En la misma línea, Rubén Maurici, de la empresa Maurici Biomass de Reus, dedicada principalmente a la venta de estufas de leña y pellets, sitúa la subida del precio de estos últimos hasta en un 60%. «El año pasado un palé no llegaba a los 400 euros y ahora cuesta ya alrededor de los 650», comenta Rubén, que confirma también que han crecido y se han adelantado las ventas de estufas: «La gente ahora, además de la estética y el confort, las utiliza como fuente principal de calefacción». Asimismo, en relación al incremento en las ventas de pellets y leña, el empresario lo atribuye a que «la gente tiene miedo a quedarse sin existencias, pues la demanda ya está muy por encima de la oferta», y añade que pese a ello, «siempre serán unos combustibles más económicos en comparación con el resto de energías. Además hay otras ventajas medioambientales a tener en cuenta, puesto que son energías renovables, sin efecto invernadero y que contribuyen a una buena gestión forestal».

Con todo, la AEFFECC también advierte que la guerra en el este de Europa puede provocar escasez de estos biocombustibles: «Bielorrusia, Rusia y Ucrania son grandes exportadores de madera. Con la prohibición de las exportaciones de Bielorrusia y Rusia y los problemas de envío desde Ucrania, también la madera podría sufrir en breve un problema de suministro. Dependiendo del país, ya estamos viendo altos aumentos de precios en esta. Si la guerra continúa y sigue la demanda estaríamos ante un problema real para el próximo invierno».

Leña para seis meses

Según las empresas del sector, mucha gente se está aprovisionando de leña y pellets por miedo a que la escasez acabe con la oferta y para no pagarlo más caro en un futuro próximo. Una de las personas que se lo está planteando es Mario Lallai, propietario de la Pizzeria Campidano de Torredembarra que cocina con un horno de leña. «Todavía no lo he hecho porque no he tenido tiempo, pero viendo cómo suben los precios seguramente, y si encuentro una buena oferta, acabaré comprando leña para seis meses», reconoce.

Calcula que gasta alrededor de una tonelada al mes, y que antes compraba el kilo a 0‘19 euros y ahora lo compra a 0,23. «Entre esto y la luz ya he tenido que subir los precios de la pizzería dos veces», lamenta Lallai. Asimismo, celebra que «tengo un almacén amplio donde puedo guardar la leña, porque si no no podría realizar una compra tan grande».

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