La casa que nos cuenta la historia del siglo XIX en el Barri del Port

La Part Baixa de Tarragona. Francesc Gassó recibió hace cinco años una herencia que le cambió la vida. El sótano de la Casa Fontanals de utilizaba para almacenar vino

24 abril 2023 20:50 | Actualizado a 25 abril 2023 07:00
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La historia de Francesc Gassó Minguet es propia del argumento de una película de cine. Una herencia sorpresa e inesperada llegaba a su vida hace cinco años para cambiarla de arriba a abajo. Una herencia que le ha permitido conocer el día a día de una familia que se instaló en la ciudad hace dos siglos y que fue muy importante en el Barri del Port del siglo XIX.

El culebrón se remonta al año 2016 en Alicante, cuando una tal Montserrat Costa Vidal fallece y deja como único heredero a Francesc Gassó Minguet, hijo de su mejor amiga de Tarragona. Sin aviso previo ni explicaciones. Gassó –de 46 años y actualmente profesor de matemáticas en el Institut Martí i Franquès– tuvo que vender su piso y usar todos sus ahorros para poder aceptar la herencia. La joya de la corona era un edificio entero en la Part Baixa de Tarragona, con una fachada protegida por el Ayuntamiento debido a su arquitectura típica del siglo XIX. Se trata de la Casa Fontanals, ubicada en la calle Lleó, y que cuenta con tres plantas y un sótano. «Al principio, hubo gente que me lo quería comprar todo. Hubiera sido lo más fácil. Pero no lo vendí porque me sentía en deuda con la familia», explica Gassó.

El protagonista de esta historia entró en el inmueble y se encontró montones de fotografías, de archivos y documentos, que permitían dar respuesta a todas sus preguntas. Gassó quedó ensimismado con la historia y se adentró en un relato que permite dos cosas: descubrir quién vivió en esa casa y conocer cómo era el Barri del Port durante el siglo XIX. Un trabajo de investigación que nos ha llevado hasta aquí.

La familia Fontanals

Nos situamos alrededor del año 1800, cuando empieza a configurarse lo que acabará siendo el Barri del Port. Después de la Guerra del Francés, Tarragona recibe el impulso necesario para ser puerto principal. Es en ese contexto, cuando la familia Fontanals –originaria de Vilanova i la Geltrú– comercializa con vino y aguardiente por ultramar. Uno de los sobrinos del Fontanals más destacado –que muere sin descendencia– decide irse veinte años a trabajar a La Habana y acaba volviendo a casa. Es en ese momento, sobre el 1835, que escoge el puerto más importante de la zona para seguir con el negocio. Ya no era Vilanova. Joan Fontanals decide afincarse en Tarragona. Se hace construir una casa en los mejores terrenos: es la Casa Fontanals. Cabe recordar que, en esa época, la Plaça dels Carros y su entorno, era el centro neurálgico comercial por excelencia.

Tanto Joan Fontanals como sus descendientes directos tuvieron un papel muy destacado en la ciudad. Era una familia rica e influyente, muy presente en todos los estamentos de la ciudad, políticos, religiosos, nobles y culturales. Montserrat Costa Vidal, la mujer que dejó la Casa Fontanals a Francesc Gassó, es la última sucesora del linaje.

El inmueble

La fachada del inmueble –ubicado en la calle Lleó, 3– tiene algunas peculiaridades que permiten conocer la historia de la casa. La más curiosa es el ensanchamiento de la parte de abajo de la puerta de entrada, que se hacía para que pudieran acceder los carros a descargar el producto. Los bajos son espacios diáfanos donde se llevaba a cabo la actividad comercial. La primera planta era la noble, donde vivía la familia. El resto de viviendas estaban dedicadas al negocio inmobiliario. Otra de las curiosidades es que, durante la época contemporánea, los bajos de la Casa Fontanals estuvieron ocupados por dos conocidos bares: el Maño y el Centro Castellano Leonés.

Los bajos son la parte del inmueble que esconden más historia. Gassó muestra como la Casa Fontanals cuenta con un pozo de agua dulce en medio de la planta baja, y también las tres grandes cubas donde se guardaba el vino. De hecho, las dimensiones y la disposición de esta planta baja dejan entrever que fue una de las bodegas más importantes del siglo XIX en la Part Baixa.

En el techo de los bajos hay lo que parece un agujero que da a la planta superior, con salida a la calle. Según ha investigado Gassó, por allí se instaló un sistema de poleas con un gancho, que servía para subir los bocoyes –o barriles–, y así ahorrarse las escaleras.

Este hueco acabó tapándose. Gassó, quien lleva años tirando del hilo para descubrir todos los secretos del inmueble, encontró, gracias al mapa de defensa pasiva de Tarragona del archivo del President Companys, que este espacio estaba considerado un local habilitado para refugiarse de los bombardeos durante la Guerra Civil. Es decir, había funcionado como refugio para los ciudadanos del Barri del Port.

También en los bajos se pueden observar vestigios de la época romana, gracias a los pilares formados con piedras de grandes dimensiones. Las dos hipótesis que se barajan son que estos sillares pertenecen, o bien al muelle romano que acabó destruyéndose, o al teatro romano.

El proyecto

Cuando Gassó se da cuenta de la importancia de la vivienda, decide preparar un proyecto para que el Ayuntamiento valore la idea de convertir esta planta baja en un centro de interpretación, tanto del vino, como del Barri del Port del siglo XIX. Gassó empieza a visitar archivos, hasta que se encuentra con Coia Escoda, responsable del Arxiu del Port, que le propone presentarse en un concurso sobre la historia del Port. Queda finalista y publica un libro. Algunos políticos se interesan por el trabajo y deciden el Consistorio apuesta por encargar un anteproyecto, que costó 15.000 euros a las arcas municipales.

La idea era trasladar en este espacio la sede de la DO Tarragona –que actualmente está en Valls–, y habilitar el espacio para degustaciones y exposiciones. «El siguiente paso es redactar un proyecto, que puede costar 70.000 euros, para poder ir a buscar subvenciones», explica Gassó, quien añade que «creo que apostar por este proyecto es una oportunidad para revitalizar esta zona y conocer el pasado de una parte muy importante de la ciudad». Por su parte, el Ayuntamiento descarta, por el momento, incorporar el proyecto al Pla Integral de la Part Baixa por ser de naturaleza privada.

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