Una valla rodea el solar abandonado entre el Institut Torreforta y la carretera T-11. En el centro, una máquina parada y algunos de los 313 árboles que muy pronto está previsto que empiecen a plantarse. Este viejo descampado está a punto de cambiar definitivamente su fisonomía. No obstante, la iniciativa se ha convertido en objeto de controversia entre el Ayuntamiento y la Associació de Veïns de La Granja.
«No estamos nada de acuerdo en que hagan este proyecto. Los parques que ahora tenemos, y el barrio, están muy abandonados por lo que no vemos conveniente que se haga algo sin el consentimiento de los vecinos», afirma desde la Associació de Veïns de la Granja, Francisco Rosillo. Este fue uno de los temas que se trató en la última asamblea de la entidad, que tuvo lugar el pasado 20 de enero. «Aprobamos que no estamos de acuerdo, porque creemos que es más efectivo y más económico que se mantenga como parking», añade Rosillo.
El representante vecinal afirma que en la reunión había unas cincuenta personas que se pronunciaron en contra y que el voto que se emitió representa a los «más de quinientos socios» que tiene la entidad. «Tienen los barrios abandonados y el señor Puig y la señora Vidal han hecho lo que les ha dado la gana, porque va a convertirse en un núcleo de botellones y de delincuencia», sigue lamentando Rosillo.
El director del Institut Torreforta asegura que es una vieja reivindicación, ya que se reducirá la contaminación acústica para los alumnos y profesores
Los primeros árboles todavía no han empezado a plantarse, ya que falta un permiso de Carreteras para iniciar definitivamente los trabajos. No obstante, el proyecto contempla que estos se dispondrán de tal manera que se apantallará este pequeño tramo de la T-11, reduciendo la contaminación acústica que genera el intenso tráfico de esta vía. Esto se ha pensado sobre todo de cara a los alumnos del Institut Torreforta. «Es una vieja reivindicación, que creemos que puede ser muy positiva, ya que se adecenterá la zona y quedará más protegido y más verde», argumenta el director del centro, José Luis García.
Ahora solo se utilizaba como aparcamiento y para pasear los perros. En cambio, los alumnos de bachillerato durante el recreo no lo utilizaban, sino que «acostumbran a ir al bar o se quedan en el instituto. Es un espacio desaprovechado».
El director explica que «el intenso tráfico de la autovía genera molestias». Sobre todo, para los alumnos que están en las aulas del lateral de la carretera, que está a escasos cien metros. «Esperamos que se reduzca esta contaminación, lo que de seguro incrementará el bienestar tanto de los alumnos como de los profesores», afirma este directivo.
En los últimos tiempos varios estudios han apuntado que el nivel de contaminación acústica tiene una incidencia en el fracaso escolar y la calidad del sueño. Sin embargo,¿qué piensa la gente que vive en los alrededores? Belén Franco salía ayer por la tarde a pasear los perros. «No tenemos demasiada información, por lo que debemos ver qué harán porque es un espacio que utilizaba para salir con los perros y espero que pueda seguir así», decía.
Franco cree que ahora mismo las zonas verdes en La Granja son «insuficientes». «Estamos rodeados de carreteras, así que si hacen un muro verde lo veo bien y a ver si se revaloriza la zona, aunque me preocupa qué pasará en verano con los jóvenes porque es una zona bastante tranquila», añadía.
Saray Martín dice que «cuando vi las vallas me pensé que hacían un bloque de pisos». Tras conocer las líneas básicas del proyecto decía: «hace falta. Antes que el descampado de ahora es mejor esto». Fernando Hidalgo vive en un bloque a escasos metros. «Si lo hacen de verdad como he visto en Facebook está bastante bien, lo veo favorable porque aquí hay bastantes niños y podrán salir a jugar. Para ver lo que había es preferible lo que van a poner nuevo». Aunque Hidalgo hacía una última observación: «Que lo alumbren bien, porque sino ya sabemos todos qué pasa».
