Un hombre que presuntamente apuñaló varias veces a su expareja en el centro de Tarragona se enfrenta a diez años de prisión además de que durante diez años, no pueda comunicarse ni acercarse a menos de un kilómetro de la víctima, por un delito de homicidio en grado de tentativa, con la agravante de parentesco. Pero la acusación particular también pide tres años más de cárcel por un delito de maltrato habitual, un mes por un delito de lesiones y pagar una multa de 900 euros por otro leve de lesiones.
El letrado también solicita que el acusado cumpla íntegramente la pena de prisión, y que cuando acceda al tercer grado sea expulsado de España, no pudiendo regresar antes de diez años. También pide que se mantenga la prisión provisional. Y fija la responsabilidad civil en 25.192,99 euros por las lesiones causadas, el perjuicio estético y los daños en el móvil de la víctima.
El acusado y la víctima, asegura el escrito de acusación, mantuvieron una relación de pareja desde principios de 2021 hasta mediados de 2022. Sin embargo, con anterioridad ya la habían tenido pero se vio interrumpida en virtud de la pena de prohibición de aproximación y comunicación interpuesta al procesado por sentencia –firme– de 19 de octubre de 2021 por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Tarragona.
Durante la relación sentimental, relata el abogado de la víctima en sus conclusiones provisionales, el acusado ha venido agrediendo de manera habitual a la mujer, profiriéndole puñetazos y empujones. Estas acciones tenían lugar en el piso de ella donde, pese a disponer él domicilio propio, pasaba la mayor parte del tiempo. Estos hechos han ocurrido incluso en presencia del hijo de la víctima, menor de edad.
Ante la falta de aceptación de la ruptura sentimental por parte del acusado, este, desde mediados de julio de 2022, llamó en reiteradas ocasiones a la mujer, profiriéndole expresiones groseras. También personándose en su domicilio, llamando de forma insistente al interfono, llegándole a decir a principios de agosto: «Te voy a matar, perra».
No habría aceptado la ruptura. Durante la relación, habría agredido continuamente a la mujer
El procesado sabía que la mujer era recogida en su domicilio de la calle Mossèn Salvador Ritort i Faus para acudir a su lugar de trabajo. Sobre las 5.20 horas del 15 de agosto de 2022, él salió de unos contenedores cercanos, se acercó a la víctima –que se encontraba hablando por teléfono– y, sin mediar palabra, le propinó un puñetazo en la cara, lo que provocó su caída al suelo, seguido de varias patadas por toda la espalda.
El encausado hizo el ademán de marcharse. Pero se percató de que la mujer lograba ponerse en pie. Entonces, empuñando un cuchillo con una hoja de 26 centímetros, se dirigió a ella nuevamente. Mientras la agarraba por la muñeca, le asestó varias puñaladas por todo el cuerpo, pese a que ella le imploraba que tuviera piedad. A continuación, él le intentó clavar el cuchillo en la cara, pero la agredida se protegió con el brazo, pese a lo cual pudo alcanzarle el rostro.
Mientras el agresor procedía a marcharse, advirtió que la intención de la mujer era alcanzar su teléfono móvil, que estaba a corta distancia. Él se acercó de nuevo y se lo rompió, emprendiendo su huida sin prestar auxilio a la herida.
Las lesiones de la víctima tardaron 50 días en curarse, de los cuales 36 estuvo impedida, tres se los pasó en la UCI y 18 en el hospital.