Una investigadora del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC) y exestudiante de Biotecnología en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona ha descubierto por primera vez la banda marrón en un bosque catalán. Se trata de una enfermedad provocada por un hongo que afecta a diferentes especies de pinos.
Maria Caballol ha explicado que el hallazgo se hizo durante el seguimiento de otra enfermedad, la de la banda roja, una patología que también afecta a los pinos, pero que, aunque comparte algunos síntomas, se trataba de una enfermedad nueva que provoca que las hojas terminen cayendo, reduce el crecimiento y, en algunos casos, puede causar la muerte de los árboles. Detectar la banda marrón es «clave», según Caballol, porque permite activar un seguimiento de la enfermedad y decidir si es necesario aplicar algún tratamiento.
La enfermedad de la banda marrón afecta a varias especies de pinos, causando daños en las acículas, las hojas. Los síntomas de la enfermedad se muestran de manera que el hongo causa unos puntos de color marrón oscuro rodeados por un halo amarillo, que terminan envolviendo las hojas formando unas bandas marrones. La infección acaba matando las acículas y provoca su caída, de manera que afecta la capacidad fotosintética del árbol y, a largo plazo, reduce su crecimiento.
La investigadora del CTFC y estudiante de doctorado de la Universidad de Lleida, Maria Caballol, ha explicado que la detección del patógeno se produjo durante el seguimiento de la enfermedad de la banda roja, otra enfermedad que también afecta a los pinos, cuando se dio cuenta de que los síntomas no coincidían plenamente. Para confirmarlo, aisló el patógeno de las hojas y se realizó un estudio molecular que identificó a Lecanosicta acicola como el hongo causante de los daños observados.
Se trata de la primera vez que se encuentra el patógeno causante de la banda marrón en Catalunya. Caballol ha señalado que no tienen constancia del origen de la llegada de este patógeno invasor a los bosques del Berguedà. «Tampoco sabemos cuánto tiempo lleva aquí ni si se encuentra en otros bosques de Catalunya». «Pero el hallazgo es clave porque permite iniciar un seguimiento, estudiar su comportamiento y ver qué condiciones favorecen al hongo y, en un futuro, poder recomendar medidas de gestión para mitigar su impacto», ha añadido Maria Caballol.
La investigadora ha explicado que su aparición podría estar relacionada con el cambio climático, ya que la enfermedad se ve favorecida por condiciones de clima cálido y altas temperaturas y humedad. Por eso piensa que este hongo podría encontrarse también «en zonas que antes eran más frías». A pesar de todo, Caballol ha asegurado que la sequía «no es un factor que predisponga a los árboles a sufrir la enfermedad, es decir, la enfermedad se ve favorecida por las condiciones climáticas, pero no por el hecho de que el árbol estuviera estresado», ha aclarado.
En otras regiones de España o de Europa donde la banda marrón está presente, a menudo también se encuentra la enfermedad de la banda roja. «Suelen encontrarse juntas en el mismo bosque», ha señalado la investigadora. «Son pocos los países de Europa que aún no la tienen. Sin embargo, se encuentra en zonas localizadas y por eso es importante hacer un seguimiento para asegurarse de que no se propague». La propagación de la enfermedad se produce mediante esporas que pueden ser transportadas por la lluvia o el viento, pero también a través de plantas infectadas que viajan entre países.
El responsable de sanidad forestal de Acción Climática, Jorge Heras, ha destacado que cuando se trata de plagas, «es muy importante detectarlas lo antes posible». «Lo primero es intentar que no lleguen, prospectar e intentar erradicarlas». En el caso de la banda marrón, sin embargo, el experto ha señalado que seguramente «tendremos que acostumbrarnos a convivir con este nuevo patógeno». Heras ha explicado que cada vez llegan más plagas a los bosques catalanes, de hecho, están esperando una que afecta a los pinos piñoneros y que actualmente está presente en los bosques de Francia. Por eso, ha dicho Heras, «es imprescindible realizar prospecciones cada vez más intensivas», de manera sistemática y específica.
La detección del patógeno ha sido posible en el marco del proyecto ROFU (Healthier forests for a sustainable future), con una ayuda para financiar proyectos de investigación para la mitigación y adaptación al cambio climático de la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación.