Los colapsos en los accesos a la playa son uno de los principales problemas del barrio de La Móra durante los meses de verano. La gran afluencia de bañistas, que se ha multiplicado en los últimos años, está generando dificultades de convivencia con los vecinos, que exigen soluciones a la administración local. Y precisamente este aspecto es uno de los ejes vertebradores del proyecto para la creación de un nuevo Parc Litoral La Móra-Tamarit, una propuesta impulsada por un colectivo de vecinos, en colaboración con las entidades ecologistas, que aboga por implantar soluciones más «verdes» y más «sostenibles».
La iniciativa parte de uno de los puntos negros del barrio, como es el canal, que endémicamente genera malestar por sus aguas putrefactas y la presencia de mosquitos. Al respecto, la Associació Mediambiental La Sínia puso encima de la mesa una propuesta, a la que enseguida se sumó la asociación de vecinos y el Ayuntamiento, y que ahora se está hablando con la Agència Catalana de l’Aigua (ACA). Esta apuesta por la renaturalización del entorno, a partir de la creación de una laguna que facilite la biodiversidad del espacio. El proyecto tiene el consenso y ahora se está estudiando cómo puede desarrollarse. Ha sido a partir de aquí cuando este colectivo de vecinos empezó a trabajar en primavera del año pasado con la plataforma SOS Costa i Camp de Tarragona y La Sínia, para que este proyecto no se limite exclusivamente al canal, sino que la transformación afecte a toda esta parte de la fachada litoral.
La propuesta comparte similitudes con la que hizo SOS Costa i Camp de Tarragona para la Punta del Miracle y, además del tramo final del canal, afecta a esta parte de la Avinguda del Mediterrani y la Plaça Pare Ernesto Walrravens. «El objetivo es quitar cemento y poner más verde, favoreciendo la biodiversidad y que la vegetación gane terreno», explican Mar Giménez y Teresa Pallarès.
La propuesta contempla eliminar los dos carriles de aparcamiento que actualmente hay en los últimos 150 metros de la Avinguda del Mediterrani y que tan solo quede un vial de paso, para los vecinos y los vehículos de emergencias. Estos cambios en la movilidad también afectarían a las calles Baix Empordà, Baixa Garrotxa, Conca de Barberà y Matarranya, que quieren que se conviertan en zonas de uso exclusivo para los residentes del barrio.
Para cubrir la demanda de espacios de aparcamiento proponen generar un aparcamiento disuasorio en una finca que se encuentra en la entrada de la urbanización, conocida como Mas Marquès, y que estaría calificada como equipamiento.
«No tiene sentido apostar por la naturalización y que esto esté lleno de coches con los problemas que conllevan, por lo que la idea es que se aparque allí arriba y que la gente baje caminando o en bicicleta», describen. Estos vecinos esperan que en un futuro la Avinguda del Mediterrani tendrá un ramal por el que bajará el carril bici que enlazará Tarragona y Altafulla. Y esta zona disuasoria, junto con las otras dos existentes –situadas en las calles Baix Empordà y Ribera d’Ebre– deben permitir restringir el tráfico de algunas de las calles más céntricas.
Un parque sin sombras
Esta pérdida de protagonismo del vehículo privado proponen que vaya a favor del verde. Por este motivo, abogan por una reforma de la plaza, eliminando las zonas pavimentadas. «Prácticamente no hay sombras y hay todo este perímetro de cemento, que no tiene ningún sentido y que si lo elimináramos se evitarían inundaciones», afirman Giménez y Pallarès. Ambas se muestran convencidas de que «es un parque que tendría muchas posibilidades», ya que ahora mismo ya lo utilizan muchos niños de la urbanización y en primavera las escuelas.
El objetivo es reducir los coches en el tramo final de la Avinguda del Mediterrani
El parque cuenta con una zona de juegos infantil, unos aparatos de gimnasia y una mesa de ping-pong. En ninguna de estas zonas hay sombra y el calor se acentúa con el pavimento. Con la reforma se propone eliminar este último por un material más blando como el jabre y por la plantación de nueva vegetación, con especies autóctonas.
Giménez y Pallarès lamentan la «masificación» que está sufriendo en los últimos tiempos el barrio, a pesar de que está a escasos metros de espacios con un elevado interés natural, como el Bosc de la Marquesa y toda la zona de Tamarit y la desembocadura del Gaià. «La gente que vivimos aquí durante todo el año queremos más espacios verdes, que mejoren la calidad de vida y que nos permitan ir en consonancia con este cambio que se está produciendo en otros puntos de la ciudad», aseguran.
Todos estos cambios han quedado reflejados en el dibujo que ha hecho Hugo Prades sobre cómo ve este colectivo La Móra del futuro. Un proyecto que ya han empezado a hablar con algunos de los comercios y establecimientos de restauración, y que ayer mismo presentaron a las dos asociaciones de vecinos del barrio para empezar a sumar adhesiones. En este sentido, hoy mismo se iniciará una campaña de recogida de firmas como primer paso para esta transformación.
