Con elegancia y actitudde rock and roll star

Loquillo, flanqueado por un colosal equipo de músicos, 'saca' su camióny su cadillac en la Tarraco Arena Plaça ante unas 2.000 personas

19 mayo 2017 18:21 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:55
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Loquillo no habla al público. Sólo le concede gestos de complicidad, alguna sonrisa, algún guiño. Sobre el escenario hace movimientos de cadera y de brazos que parecen imposibles para un tipo de casi dos metros de altura. Tiene un concepto muy particular del baile. Es un posturas elegante. Viste como un dandi, no se quita la americana negra ni en una noche cálida de agosto. Se gusta y tiene a sus pies al respetable. Es un rockero de la vieja escuela. Aparentar también forma parte del show. El sábado por la noche congregó a unos 2.000 fieles en la Tarraco Arena Plaça, en un nuevo episodio del Festival Imagina’t.

El Loco, forjado en el barrio del Clot de la Barcelona preolímipica, tiene chulería, descaro y un punto de arrogancia. No destaca por su simpatía. A sus 55 años ya no va a cambiar. Es lo que le convierte en un músico único, respetado. Uno de los grandes de nuestro rock. No necesita hacer entrevistas ni sonar en las radios para seguir en lo más alto. Tiene repertorio de sobra. En Tarragona no ofreció un concierto sólo de grandes éxitos, como hacen otros aristas para asegurarse el tiro, sino que basó buena parte en temas nuevos o de menos calado. De la etapa sin Sabino Méndez, autor de la mayoría de sus canciones más prestigiosas. De hecho, arrancó con Salud y Rock an Roll de su ultimo álbum, Viento del Este.

Salió acompañado por un equipo de músicos colosal, con tres guitarristas que suenan y se complementan a la perfección y hasta un acordeonista –se marcó un solo en Por amor–. La actuación fue de menos a más. La primera parte, con temas como Línea clara, Territorios libres o Arte y ensayo, dejó un tanto frío a los menos versados en su discografía. Se resarció con la esperada retahíla de ‘pelotazos’: casi del tirón despachó El Rompeolas (con un pitillo en la boca), Carne para Linda, La mataré y El ritmo del garaje.

Para la traca final, con el público entregado, reservó lo más gordo: Rock & roll actitud, Feo, fuerte y formal, Quiero un camión, Rock & roll star y, sobre todo, Cadillac solitario. Sólo le faltó dar la vuelta al ruedo como los toreros.

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