Conciliación: ¿Por qué siempre son las madres quienes renuncian?

Un 58% de las mujeres renuncia a su carrera profesional cuando llegan los hijos frente al 6% de los hombres. Un estudio con 24.000 encuestas encuentra que estas renuncias no siempre son voluntarias

19 mayo 2017 16:14 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:21
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Malabarismos, virguerías, favores, carreras... Las conversaciones entre las madres trabajadoras que esperan a los niños a la salida del cole suelen estar salpicadas de un sinfín de palabras que esconden una misma verdad:cuando llegan los hijos son ellas las que más renuncias terminan haciendo. Y no lo dicen sólo las conversaciones informales. Un estudio que se basó en 24.000 encuestas encontró que el 58% de las madres que trabajan realizó algún tipo de renuncia en lo que se refiere a su carrera profesional cuando llegaron los hijos (reducción de jornada, excedencia, abandono del mercado laboral...). En el caso de los padres, el porcentaje sólo llegó al 6%.

La tarraconense Maite Egoscozabal es la socióloga tras el estudio ‘Somos equipo’, realizado por la Asociación YoNoRenuncio, creada por el Club de Malasmadres. Una de las ideas era ver hasta qué punto había corresponsabilidad, es decir, si ellas y sus parejas se repartían por igual las renuncias laborales, pero también las tareas domésticas, el cuidado de los hijos, el tiempo libre... La conclusión, resumida, es que la corresponsabilidad todavía queda lejos.

Lo primero que saltó a la vista es que había un claro desequilibrio en lo que se refiere al responsable de cada tarea (el mayor peso era siempre para ellas), aunque hubo alguna pequeña sorpresa. «Una de las cosas que nos llamó la atención fue una ligera entrada del hombre en las tareas domésticas familiares, pero sobre todo en actividades previsibles, concretas y visibles, como cocinar, hacer la compra, bañar a los niños...», explica Egoscozabal.

La otra cara de la moneda es que las tareas invisibles están en manos de ellas. Se refiere a asuntos como estar pendientes de los requerimientos del colegio, el seguimiento médico... «La organización familiar está en la cabeza de ellas y ni siquiera se dan cuenta de la carga que están asumiendo», explica la socióloga, quien apunta que este cúmulo de responsabilidades «no siempre se verbaliza y causa mucho estrés».

Una de mitos

El estudio se dedicó a evaluar mitos que tienen que ver con el asunto, como el muy extendido de que las mujeres se dedican a las tareas domésticas familiares porque sus maridos aportan más dinero. Lo cierto es que, según la encuesta, ellas siguen siendo responsables de la mayoría de las tareas cuando son ellas las que ganan más o cuando ambos ganan por igual.

El informe también se dedicó a proponer ciertas actuaciones, como cambiar los permisos de maternidad y paternidad por unos iguales e intransferibles; redefinir las jornadas laborales y flexibilizar el trabajo remunerado para que éste deje espacio a otros usos del tiempo.

Pero además de medidas que dependen de las empresas y del Estado, Egoscozábal insiste en que es crucial incidir en la crianza. Apunta que es muy importante que niños y niñas tengan referentes de padres que se involucran en todas las labores. «Ya pasó cuando nuestras madres, las vimos salir a trabajar y hemos sabido comportarnos como ellas». Ahora les toca a ellos entrar en el trabajo de casa.

 

MITO 1

«Las mujeres ‘se alejan’ del mercado laboral para cuidar de sus hijos»

El estudio demuestra que el mito de que las mujeres se alejan voluntariamente del trabajo al tener los hijos no siempre es real. Advierten que la decisión no sólo proviene de las barreras internas de las mujeres, como la educación que han recibido o lo que se espera socialmente de ellas (un 51,3% de las que todavía no son madres ya creen que tendrán que hacer alguna renuncia cuando tengan hijos).

No hay que olvidarse de las barreras externas, como las empresas con escasas medidas de conciliación o las leyes que tienen un desigual reparto de permisos para padres y madres, con lo que el hombre no puede participar de los primeros meses de crianza del bebé y se involucra menos.

Finalmente, está la negociación de la pareja. Los datos demuestran que los hombres apenas se plantean renunciar o adaptar su trabajo a la crianza de los niños.

El testimonio:

Paqui Cuadra, dos hijos de 10 y 7 años: ‘Cuando nacieron pedí reducción de jornada’

«Cuando nacieron pedí reducción de jornada; mi marido no hizo ninguna, él es autónomo, así que no se lo podía plantear... De la casa y de los niños, por tiempo, me encargo yo ; si hacen extraescolares que acaban más tarde, él se encarga de recogerlos. El verano es muy largo, llegué a pedirme excedencias en verano, pero llega un momento en que no puedes ser tan prescindible en el trabajo. No tengo tiempo ni de ir a la peluquería».

 

MITO 2

«Los hombres ganan más, por eso las mujeres cargan con el peso de la familia y el hogar»

El estudio concluye que el reparto equitativo del trabajo entre la pareja está lejos de ser una realidad y no tiene nada que ver con quién lleva más dinero a casa. De hecho, en las casas donde ambos ganan lo mismo, ellas son mayoritariamente también las que cargan con el peso de la familia y el hogar. Valga destacar que las cifras apenas se mueven cuando son las mujeres las que aportan más o si son los hombres.

El testimonio:

Geni Dalmau, dos hijas de 11 y 16 años: 'Es tan buena la madre como el padre para cuidar a los hijos'

«Cogí una excedencia con la primera y otra con la pequeña. Luego tuve que reducir porque era la forma de elegir el horario. Mi marido no redujo,  pero simplemente  porque es él quien gana más... Es tan buena la madre como el padre para cuidar a los hijos. Ahora que voy a jornada completa nos repartimos más el trabajo... Las empresas tendrían que mirar más por las mujeres y no ponerles tantas trabas, da la impresión de que quienes piden medidas de este tipo son unas vagas, unas caraduras y no, no se quieren escaquear, es que tienen que criar a sus hijos».


MITO 3

«Hoy en día los hombres se implican mucho más en todas las tareas doméstico-familiares»

La corresponsabilidad está lejos. La mujer ha salido al mercado laboral pero el hombre no ha entrado en la misma medida en las labores domésticas. El 48% de las mujeres se declara la principal responsable de las tareas domésticas; el 48,9%, de la alimentación, y el 50,5%, del cuidado de los hijos. En la actividad en la que hay más diferencia de participación es en poner lavadoras (65,8% de mujeres y 12,9% hombres). Por contra, donde ellos más participan es en llevar las cuentas (36,6% hombres y 33,3% mujeres).

El estudio destaca claramente que son las mujeres las que se dedican en su mayoría a tareas ‘invisibles’, como estar pendiente de los requerimientos del cole y la guardería (72,3% ellas) o seguimiento médico (67,3%). Así, pues, no es raro que ellos estén más satisfechos que ellas con el reparto.

El testimonio: 

Manoli Valderrama, dos hijos de 13 y 11 años: 'Lo llevo yo todo'

«Yo era contratada, no fija cuando nacieron, así que no podía pedir una reducción, fue muy complicado, siempre negociando los horarios. Ahora voy de noche, su padre no pidió ninguna reducción... El trabajo de la casa básicamente lo llevo yo. Les puedo decir: tienen que ir a este sitio o tienen que hacer esto otro, pero yo me ocupo del médico, del cole... Lo llevo yo todo... Habría que inculcar a los niños desde pequeños que el cuidado de los hijos es cuestión de dos».

 

MITO 4:

«Tener tiempo libre es cuestión de voluntad y organización»

Un estudio sociológico realizado por el mismo grupo el año pasado ya concluyó que las madres que trabajan por cuenta ajena o son autónomas sólo cuentan con 54 minutos de tiempo libre al día. No es de extrañar, apuntan, si se tiene en cuenta que ellas son las que llevan prácticamente el peso de la casa y de los hijos. Esta vez se han fijado en particular en la realización de actividades deportivas. Se ve claramente cómo el número de mujeres que practica deporte baja drásticamente cuando son madres.

El testimonio:

Silvana Rivelles, dos hijos de 7 y 5 años: ‘Para tener tiempo libre tengo que hacer bastantes malabares’

«Cuando nació la niña pedí una reducción de un tercio de jornada. Mi pareja  agarró el permiso de paternidad y se incorporó a jornada completa.  Ahora el trabajo de casa lo repartimos porque los dos estamos fuera más o menos el mismo número de horas. Para tener tiempo libre tengo que hacer bastantes malabares, pero un poco sí que voy consiguendo».

 

 

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