Crema solar: 5 cosas que hacemos mal

Constatamos en una encuesta a pie de playa que crece la conciencia sobre la importancia del protector... Pero todavía fallamos en el uso

30 julio 2017 18:20 | Actualizado a 30 julio 2017 18:24
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Sea por la abundancia de información o por el simple miedo al cáncer, como reconocía un señor mayor que encuestamos en la playa, cada vez tiene peor prensa aquello de exponerse al sol sin protección.  De hecho, ninguna de la docena de personas que consultamos dice que lo hace.

Dolors Andreu, vocal de dermofarmacia del Col·legi de Farmacèutics de Tarragona, coincide:«Ya no vemos tantas personas con quemaduras solares en la farmacia como antes; este año sólo ha pasado una».

No obstante, todavía hay datos que dan que pensar, como el hecho de que solo 4 de cada 10 hogares españoles compraron un  protector solar en 2016, según un estudio de Kantar Worldpanel. Es decir, es muy probable que no todos quienes dicen usar protección solar lo hagan.

Y entre los que sí emplean los productos ahora la preocupación es otra: todavía se cometen muchos errores que comprometen su efectividad.

Estos son algunos de los más frecuentes:

1-No acertar con el producto y el SPF

El factor de protección solar (SPF) indica, en principio, «el número de veces que se multiplica el tiempo que se puede estar al sol sin quemarse». Eso sí, no hay que fiarse, la piel sufre aunque no se queme. Durante el recorrido encontramos a usuarios con cremas de protección de factor 6 y hasta del 2, cuando lo recomendable es que sea, como mínimo, de 15. 

Yenifer,  de 21 años, una bañista que saca del bolso el protector de FPS 2, «para el cuerpo», reconoce, a sabiendas de que lo que lleva es más bien un bronceador,  que «mi madre siempre me pregunta si traigo crema a la playa, y yo le digo que sí»...  En el otro extremo no hay que fiarse de las cremas que ofrecen una protección de 90, como la que usa justamente su compañera de toalla, Adriana. «Sólo se trata de una operación de marketing», advierte la farmacéutica, quien explica que, independientemente de lo que ponga en la etiqueta, ningún producto protege más allá del 50. También es importante elegir una crema que proteja tanto de los rayos UVA (responsables del envejecimiento de la piel) y los UVB, causantes de las quemaduras.

2-No aplicarlo a tiempo

Lo más indicado es ponerse el protector en casa, es decir, llegar a la arena con los deberes hechos. Hay, básicamente, dos tipos de productos, los que contienen  filtros físicos, que actúan a modo de pantalla reflejando la luz solar  (común en los protectores para niños, con apariencia más blanca y densa), y los químicos, que deben penetrar en la piel y necesitan unos veinte minutos para hacer efecto. Como lo más probable es que no sepa cuál es el tipo de filtro que tiene  su protector (ninguno de los encuestados lo sabía) y hay algunos protectores que combinan ambos tipos de filtros, pues lo más seguro es aplicarlo antes. 

3-No repetir la operación

Independientemente de lo que ponga en la etiqueta hay  que volver a aplicar el protector dos horas después de ponérselo la primera vez y después de darse un baño en la playa o la piscina. Andreu explica que los productos a prueba de agua efectivamente lo son, pero igual hay que repetir la operación, porque no son a prueba de arena, toallas, flotadores... Y otros elementos que puedan arrastrar el producto.

4-No ponerse cantidad suficiente

En cuanto a la cantidad de producto, la clave es cubrir la integridad de la piel. Como referencia, explica a farmacéutica, para la cara se puede necesitar la yema del dedo y para todo el cuerpo dos dedos largos. Otro ejemplo: aproximadamente 1/3 de cucharada de té para la cara y un vaso de chupito para el cuerpo. En lo que se refiere a la presentación:crema, loción, spray, barra... Depende de las preferencias y todas las fórmulas son igualmente seguras si se aplican bien.

5-Olvidar zonas del cuerpo

Aunque es fácil recordar ponerse crema en la cara o los hombros, lugares donde se sienten antes las quemaduras, muchas personas se olvidan de los antebrazos, que con los años se van llenando de manchas. También hay que aplicar en las piernas y en el empeine, porque los pies y las orejas suelen estar entre los grandes olvidados. Tampoco hay que caer en el error de pensar que el protector es sólo para el verano, porque en el clima Mediterráneo la protección hace falta todo el año. Tampoco hay que dejar de aplicar el producto avanzadas las vacaciones por el simple hecho de encontrarnos más morenos.

Hay que prestar especial atención a las personas menores de 20 años porque es la edad crítica  en que surgen los daños.

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