Cuando ricos y pobres empezaron a beber vermut

En el siglo XX Reus llegó a tener másde sesenta marcas de esta bebida. Una ruta recuerda los inicios de esta industria a través de fábricas y catas

19 mayo 2017 17:21 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:46
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En el siglo XVIII Reus era de uno de los baluartes del aguardiente. Producía y distribuía a todo el mundo. Luego el ataque de la filoxera dejó tiritando las viñas. Pero la industria del licor se mantuvo. Y evolucionó hacia un nuevo brebaje: vino macerado en hierbas que tomaban para abrir el apetito tanto ricos como pobres. La fórmula: vino blanco, ajenjo (planta herbácea medicinal que también se utiliza para elaborar absenta) y otros botánicos. En el siglo XX la ciudad contaba con más de sesenta marcas de vermut y destinaba el 75% de sus cultivos a la viña. Estaba on fire, como se dice hoy.

Còdol Educació desgrana esta historia en la ruta Reus, bressol del vermut. ¿Qué relación hay entre una mona y esta bebida? ¿Por qué uno de los primeros productores de Reus estaría hoy enfadado si siguiera vivo? ¿Cuál es el origen del dicho ‘Reus, París Londres’? El último sábado de cada mes desvela estos y otros enigmas.

El paseo guiado dura dos horas e incluye tres catas, de Miró, Rofes y Cori, maridadas con las típicas aceitunas, patatas o pinchos. A través de fotografías, materiales didácticos y recursos pedagógicos, los asistentes podrán ponerse al día de esta bebida. Quizá no salgan siendo expertos consumados, pero sí algo más alegres (tomen esta palabra en el sentido que prefieran). Cuesta doce euros (los socios del Reus Deportiu tienen un descuento del 15%).

 

Cal Massó

La ruta comienza a las 11.30 horas en Cal Massó, edificio de arquitectura industrial modernista de Pere Caselles, que en su día fue la fábrica de aguardientes de Josep Massó. Para arrancar, se proyectan unas imágenes que muestran los orígenes del vermut, su relación con el arte, el cartelismo, las etiquetas… Fotografías antiguas de la ciudad acompañadas de un texto literario para profundizar aún más en sus inicios. Y ya puestos, allí ‘cae’ la primera cata de vermut rojo de Miró.

 

Casa Boule. Escuela Maria Cortina

El patio guarda relieves que representan divinidades grecorromanas. Su presencia sirve para hablar de los pilares de la economía reusense des de la antigüedad: agricultura y comercio. Esta relación con la antigüedad da pie a recordar que en la época romana la zona de Reus producía un vino mezclado con hierbas que se bebía en Tarraco. Más cerca en el tiempo, el edificio Boule fue una fábrica de vermut y, a la vez, la casa de veraneo del propietario, Josep Boule, un francés que llegó a Reus en 1840 y se hizo rico con el negocio de este aperitivo. A partir de ahí se habla de las primeras patentes de vermut reusense.

 

Calle Llovera

Los asistentes realizan el camino que cada día hacía Boule desde su fábrica, hasta su vivienda, en el número de 54 de la calle Llovera, aún se aprecian sus iniciales y el año 1892 grabados en la fachada.

 

Palau Bofarull

Josep Bofarull fue uno de los comerciantes que magnificó la industria de los aguardientes en el siglo XVIII. Para contextualizar su época, el paseo se adentra en la Guerra de Sucesión (con sorpresas y la participación del público) y en la burguesía que ostentaba el poder y que era capaz de imaginar un proyecto como el del canal Reus-Salou con la tal que la exportación de estos licores fuese más sencilla.

 

Plaza Prim

Es una de las plazas más vermuteras y señoriales de Reus. El lugar idóneo para contar anécdotas y recordar todos los bares y cafés donde se podía degustar esta bebida hace un siglo. También toca hablar de la Llotja y del famoso ‘Reus, París, Londres’.

 

Cal Rofes

Momento de calzarse un vermut rojo Rofes mientras se conoce la fábrica y su funcionamiento y se habla de su producción, sus ingredientes, las fórmulas secretas o los botánicos que se utilizan. Su propietario fue Marcelino Rofes, que además, es uno de los protagonistas de la anécdota de la mona relacionada con el vermut.

 

Museu del Vermut

Última parada y tercera cata, en este caso un Cori rojo. Es la hora de conocer el origen de la colección de Joan Tàpies, propietario del restaurante del Museu del Vermut y observar piezas curiosas, como la primera botella de la colección, pósters y salas dedicadas a las marcas De Muller, Yzaguirre, Miró y Martini. La ruta acaba sobre las 13.30 horas con una sorpresa: una creación gastronómica hecha de Vermut Miró Reserva que acerca a la visión más contemporánea de esta bebida de moda.

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