El artista va a la escuela

Un proyecto pone a trabajar juntos a reconocidos artistas y a alumnos de escuelas e institutos de Tarragona

09 febrero 2018 10:18 | Actualizado a 09 febrero 2018 10:25
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«No estamos acostumbrados a cambiar las libretas, los lápices y los bolígrafos por recortes de revistas, maderas de los contenedores, camisetas desgarradas, tizas y pinceles… Estamos acostumbrados a llevar las manos limpias, a seguir instrucciones y a trabajar en silencio; cuando llegó Arnau, dejamos las costumbres de lado, pasamos cinco semanas inventando, jugando, aprendiendo y dejándonos llevar... Hemos aprendido que ser artista no es fácil, que detrás de cada obra, por sencilla que parezca, hay un aprendizaje, que se tiene que pensar, que no todo vale, que no es fácil ser libre».


Estas son las palabras emocionadas con las que Oriol, un maestro de la Escola Sant Salvador, resume la experiencia que tuvo su clase con el programa ‘L’Artista va a l’Escola’. Gracias al proyecto el artista plástico Arnau Casanoves trabajó con alumnos de primaria conceptos de pintura y collage. El resultado fueron peculiares ‘monstruos’, buenos y malos, que terminaron poblando los pasillos de la escuela.
Ahora una muestra de esta experiencia, igual que las otras tres que se desarrollaron a lo largo del año pasado, pueden verse en la exposición que se inauguró ayer por la tarde en el Espai Jove Kesse. La muestra permanecerá abierta hasta el 3 de marzo.

Dos ‘profes’ tras la iniciativa

La idea de ‘l’Artista va a l’Escola surgió en el curso 2014-2015 de la mano de Teler de Llum, antiguo Centre d’Art Contemporani de Tarragona, y desde el año pasado tiene continuidad gracias al Institut Municipal d’Educació de Tarragona, IMET. 
Las dos coordinadoras detrás de la idea son dos profesoras de plástica de instituto: Thais Salvat y Eloïsa Valero.

Cuando se le pregunta a Valero qué aprenden los niños con esta experiencia que no aprendan, por ejemplo, en la clase de plástica, dice que «cuando un artista entra al aula, aumenta el compromiso y el interés de los niños. El ejercicio de plástica se convierte en una experiencia de vida compartida con un profesional y, por supuesto, en arte».

Y además, dice, ayuda a entender que el arte en la educación no es algo accesorio. «El arte puede usarse como el eje vertebrador del resto de materias educativas, puesto que es una herramienta de trabajo transversal. La educación artística también es una oportunidad para potenciar la creatividad de los niños para aplicarla después a la resolución de problemas en cualquier ámbito... Valoramos profundamente la educación integral de la persona y consideramos que es muy fácil educar en valores a través del arte, puesto que las manifestaciones artísticas contemporáneas son, sobre todo, una reflexión profunda sobre nuestra sociedad actual e invitan a reflexionar y a actuar».
Salvat y Valero se encargan de elegir a los artistas siguiendo el criterio de proximidad geográfica a la par que buscan que pertenezcan a distintas disciplinas y estilos de hacer. También se encargan de ‘casar’ a estos creadores con grupos de niños o adolescentes de escuelas e institutos de Tarragona. Muchos ya conocen su trabajo y les piden que los artistas también visiten su escuela.

¡Una payasa en mi escuela!
Además del proyecto plástico de Arnau Casanoves, el año pasado se desarrollaron otros tres proyectos. Uno de ellos, la experiencia de música y clown que llevó a l’Artriste y a Nunny G al Col·legi Públic de Educació Especial Sant Salvador. 
Los artistas cuentan en el blog del proyecto, por ejemplo, lo que sucedió durante la primera sesión: «Cuando empezaron a llegar los alumnos, y nos vieron vestidos con nuestras mejores galas (la guitarra muy afinada y la nariz roja), se les dibujaba una curiosa sonrisa en la cara que, para nosotros, era la clave para abrir la puerta a la imaginación...».

Otra experiencia, tan interesante como distinta, tenía lugar en la Escola Cèsar August; allí el artista que visitaba a los alumnos de sexto de primaria era Sergi Quiñonero, que les planteaba una acción de ‘land-art’ titulada ‘Petites accions d’Estima als arbres’.
Entre los ‘deberes’ que tenían los niños para las primeras sesiones se encontraba, por ejemplo, abrazar a un árbol y contar lo que habían sentido. 

La parte final del trabajo consistió en intervenciones plásticas en el Parc del Francolí. Así, a pesar de las dificultades propias de un grupo de 75 criaturas, consiguieron tumbarse todos a los pies de un pino. También colocaron palabras de amor de intensos colores entre las ramas de los árboles. Una de las alumnas participantes resumía en un vídeo: «Fue una experiencia única».
Finalmente, el cuarto proyecto que se desarrollo el año pasado lo llevó a cabo el artista Joan Rioné, que trabajó el teatro de objetos con los niños de tercero de la Escola l’Arrabassada. 

Lo que cuentan los alumnos de una de las sesiones da una idea de cómo fueron las jornadas: «Joan nos dijo que trajéramos de casa un objeto antiguo de aquellos que, en caso de que no volvieran, no los echáramos de menos (por lo que pudiera pasar…). Con los objetos traídos teníamos que crear personajes e inventarnos historias. Y así fue cómo, por ejemplo, un romano y su amigo tarraconense viajaron hasta Venecia para arreglar el arco de un violín roto y, después de hacer un vermut con sifón, cogieron una barca para volver al puerto... ¡Primera prueba, para no pasar mucha vergüenza, superada!».

Mucho más que pintar

Actualmente cuentan con la participación de Maria Roig en el Institut Martí i Franquès y Miquel Villalba en el Torreforta. Durante este año también participarán Sergio Artriste y NunyG en el Centre d’Educació Especial Sant Rafael, Sílvia Iturria en la Escola Pràctiques y Rufino Mesa en el Institut Sant Pere i Sant Pau.

Si se les pregunta a Salvat y a Valero sobre momentos gratificantes, les cuesta elegir uno, «porque con todos aprendemos y nos emocionamos». No obstante al final se quedan con las palabras que les dijo una maestra tras la visita del artista: «Ahora ya no podemos volver al pinta y colorea».

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