'El humor suaviza la crítica social'

Los Morancos actuarán esta noche por primera vez en Tarragona en el Tarraco Arena

04 agosto 2017 08:39 | Actualizado a 04 agosto 2017 08:53
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Querría hablar un rato con usted sobre el espectáculo…

Como me vuelvas a hablar de usted te cuelgo el teléfono, Mouad. Y puedes poner en el artículo: ‘No pudimos acabar la entrevista con él porque nos colgó el teléfono por hablarle de usted’.

 

(Risas) Vale, vale. Pues me gustaría hablar contigo sobre el espectáculo de este sábado en el Tarraco Arena. Pero antes hablemos un poco de Los Morancos.

Perfecto, aquí estoy para ti.

 

Eres Jorge Cadaval, conocido por ser la mitad de Los Morancos, dos hermanos humoristas…

Porque no me puedo doblar todavía.

 

(Risas) El día que te puedas doblar dejas a tu hermano César en el paro.

No, no, no. Jamás lo haría, vamos, te lo puedo asegurar. Estoy muy a gusto trabajando con mi hermano y nos llevamos bien y vamos, encantado.

 

Para los que no os conocen o no os conocen tanto, ¿me puedes explicar por qué el nombre de ‘Los Morancos’?

Nosotros hacíamos un número de Jimmy Carter y del Ayatollah en la época… Te estoy hablando del ’78, hace 40 años ya. Y eso, estaba Jimmy Carter de presidente en América y el Ayatollah Khomeini [líder religioso iraní]. Y la gente cuando iba a vernos decía: ‘Ai, pues vamos a ver los Morancos’. Y yo decía: ‘¿Y por qué nos llaman los Morancos?’, y entonces nos dimos cuenta que era porque hacíamos números del Ayatollah Khomeini. Y dijimos: ‘pues mira, vamos a dejarnos los Morancos para la gente que nos viene a ver’.

Nuestro propio público nos bautizó.

Esto en Sevilla.

Sí, sí, claro. Trabajábamos en en un pub de Sevilla y venían a vernos. ‘Los Morancos, Los Morancos’ y nos bautizaron como Los Morancos. Y nos pusimos [Los Morancos] de Triana en aquel momento porque éramos del barrio de Triana. Y ya cuando íbamos a Madrid para actuar, por temas de cartelería no cabía y no sé qué pues decíamos: ‘Los Morancos y ya está’, ya ves qué fácil.

 

Vuestro propio público os puso el nombre.

Por supuesto, por supuesto, nos lo puso. Nos bautizó. Claro que sí, encantado además.

 

Un artista involucrado con su público siempre entra bien por los ojos.

A mí me encanta además participar e interactuar y escuchar críticas y sugerencias… Si algo hay que cambiar que crean que se ha de cambiar… Por supuesto el público que nos sigue de siempre, a los que no… Pues mira. No se le puede gustar a todo el mundo.

 

Hay una cosa que me gustaría saber. Empezáis hace 40 años en la Andalucía de los años 70. ¿Cómo era esa época para un artista en Andalucía?

Pues empezamos con muchas ganas porque teníamos 18 años recién entrados en democracia y la gente tenía muchas ganas también. Muchas ganas de todo: de reír, de libertad… Además yo empecé sin esperármelo. Mi hermano trabajaba en un pub y fui a verlo porque no me lo creía. Yo aún estaba en el instituto, me gustaba Gustavo Adolfo Bécquer, en esos momentos repetí segundo de BUP y vamos al ver eso me fascinó. [Mi hermano] le hizo una apuesta a un camarero de ahí que si entraba me daban 500 pesetas de la época. Y claro, para un chaval de barrio normalito de gente trabajadora pues eso era pasta. Y dije: ‘Pues yo voy, a ello’. Y lo hice. Y salió bien la parodia.

 

¿Qué hiciste?

Me hice pasar por un ‘elder mormon’ de la época. La gente se lo creyó tanto que querían pegarme y todo porque estaba interrumpiendo a mi hermano. Y nada y ahí estuvimos con el rollo. Hasta que me dijeron: ‘Si tú vienes todos los fines de semana con tu hermano te damos 500 pelas’. Y yo: ‘Vamos, no se diga más’.

 

Y desde ahí ya para adelante con todo.

Sí, sí. Bueno, yo llevo ya años en esto de la farándula y tal pero yo quería hacer veterinaria. Pero además la farándula nos tocaba porque mis padres estaban metidos en el mundillo. Mi madre actuaba en Barcelona en el teatro Romea, y mi padre era el manager de la compañía en esa época de Antonio Machín.

Aunque nos tocaba la farándula por familia en casa, nunca imaginé que trabajaría de ello.

Ya se ve que tienes el ADN para ello, ¿no?

Nunca pensamos que acabaríamos trabajando todos en el mundo de la farándula, ¿no? Pero es cierto que siempre estuvimos relacionado con ella.

 

Eres reconocido por ser una persona que aboga por los derechos de los homosexuales. ¿Alguna vivencia con ello en una época quizá difícil para estas cosas?

Mira, Mouad, yo sólo te digo que en mi familia nunca hubo algún desacuerdo o problema con mi sexualidad. Y yo jamás he tenido ninguna historia de este tipo. Por eso no entro en esas cosas, me parece que seguir hablando de ello en 2017… Ni en la época. Yo es que… No he entrado en la vida de los demás, es que me da igual. A mí lo que me diferencia de ti o de otra persona es que me voy a la cama con una persona de mi mismo sexo. Eso es todo.

 

Ahí quería llegar yo.

Es que son cosas que elige uno y ya está. Igual que la religión de uno o tu equipo de fútbol, ¿no? El respeto empieza respetando la línea del que está a tu lado.

 

Los Morancos…

Ahí sí que entro, vamos p’allá.

 

Después de 40 años haciendo espectáculos. ¿Qué es lo que os hace manteneros con ganas y fuerza para levantaros por las mañanas y decir: ‘a otra cosa’?

Que nos gusta lo que hacemos. Creo que tienes que tener claro lo que te gusta. Una cosa que siempre nos ha encantado es hacer pasarle un buen rato a la gente. Es muy gratificante. Y sobre todo el respeto a cualquiera que entre a ver nuestro espectáculo. Por eso cuando mi hermano César y yo subimos a un escenario el respeto al espectador es total en todos los sentidos.

 

¿Y cómo definís vosotros vuestro humor?

Humor. Es que no creo que haya un humor catalán ni maghrebí ni nada… El que se ríe es porque le hace gracia. Clasificar humor… Es que no hay clasificación. Pasa que las personas etiquetamos.

 

De vosotros tenemos: imitaciones, parodias…

Mira, nosotros nunca hemos sido buenos imitadores ni nada. Yo nunca he sido un buen imitador. Un imitador de voces brillante es Carlos Latre, maravilloso. Yo cuando subo es simplemente: creértelo, divertirte e intentar transmitir al público… Porque nunca sabes qué es lo que le puede hacer gracia al público. Una cosa que te vuelve loco a ti al público ni pizca. Y otra cosa que se te acaba de pasar por la cabeza a ti tiene éxito tremendo. Si no estaríamos vendiendo por todos lados, como Amazon.

Nunca hemos sido buenos imitadores. Nunca me he creído buen imitador.

(Risas). Y comprando todo también.

(Risas) También, también. Que ya compran supermercados y todo.

 

Lo que quería decirte: las imitaciones, parodias, todos los números… ¿Tienen un por qué además de hacer reír?

Sí, sí. Y tanto. Los artistas y humoristas tenemos un papel a desempeñar. Si se puede hacer una parodia que sea una crítica y una sátira graciosa para una situación que se vive claramente, ¿por qué no? Es una cosa positiva para la sociedad. El humor si contribuye a la crítica dura suavizándolo con unas risas es como tomarse una lizipaína. Reír siempre es bueno, bueno para el corazón y para todo.

 

Y también reírse de uno mismo.

Por supuesto, eso lo primero. Si no sabes reírte de ti mismo no sabrás reírte de los demás. El sentido del humor empieza por ti, si no no hay sentido del humor que valga.

 

Estos últimos años hemos visto que tanto tú como César estáis juntos codo con codo pero cada uno llevando su propia vida con sus metas. ¿Qué mensaje darías tú desde tu perspectiva a aquella gente que piensa que es demasiado tarde hacer algo?

La vida es un sueño, ¿no? Hay que vivirlo rápidamente y disfrutarlo y entretenerte, ¿no? Y ocuparte y pensar en lo que te gusta. Y tener una meta que quieras hacer, hacerlo.

La 'desgana' es una palabrota muy fea.

¿Alguna meta que tengas tú?

Me voy a examinar del examen del acceso a la universidad. Me encantaría hacer una carrera como enfermería o educación física, fíjate la visión que tengo yo aparte de mi trabajo. Me gusta estar ocupado, si no…

 

Aprovecho el tema estudios para otra pregunta: ¿qué le dirías a esa gente que tras estudiar una carrera no tiene trabajo o aquella gente que a los 20 o 30 años piensa: ‘ya se me ha pasado el arroz’?

Nunca es demasiado tarde, en absoluto. Lo principal es que tú tengas ganas de hacer cosas. Hay una cosa muy bonita que es un tópico que es ‘el saber no ocupa lugar’. Seas lo que quieras ser, lo importante es que quieras ser algo. Y que te muevas a la hora de hacerlo, tener ganas… Tengo sobrinos que están fuera ganándose la vida porque mira, la época es durilla y es lo que tiene. Pero sobre todo no caer en el hastío, en el pensar: ‘Hacer esto, ¿para qué?’. Pues lo haces y lo haces por ti. Por querer ocupar tu vida y hacer de ella algo significativo. Hay una palabra muy fea que es la desgana, esa palabra es…

 

Vamos a esta noche. ¿Por qué el espectáculo se llama ‘Antónimos’?

Porque César y yo estamos más Antónimos que nunca por nuestra forma de ser y nuestro carácter. Nos conocemos bien pero somos contrarios. Que refleje que discutimos, que debatimos y que hacemos una crítica de todo este país.

 

¿Cómo ha sido el recibimiento de momento?

Ha tenido éxito hasta ahora. Llenamos el teatro Apolo de Barcelona durante esos ocho meses que hemos estado actuando por ahí y ha sido el espectáculo más visto desde hace cuatro años. Se pone a tope eso, la verdad. Y es que hemos ido a Madrid también y este año tuvimos casi 80.000 espectadores lo que me parece una burrada. Y estamos encantados, la gente se lo pasa bien. En Tarragona ya van unas 1.000 entradas vendidas lo cual es… A mí 500 ya me parece un pepino de entradas.

 

¿Actuasteis en Tarragona anteriormente?

Cerca sí. Por Sitges por ejemplo. Nuestra familia materna es de Tarragona. Pero Tarragona capital nunca hemos actuado, esta es la primera vez. Nos ofrecieron para actuar pero finalmente esta será la primera vez. Como actuamos siempre en Barcelona pues nos quedamos en Paral·lel y ahí ya van viniendo a vernos. Que vienen de todos sitios.

 

Esta es una pregunta de feeling: ¿qué cómo se hace trabajar con tu propio hermano?

Nosotros tenemos una suerte tremenda. Una compañía magnífica, una gente que nos acompaña durante 20 años. Te sientes cómodo, bien… Acabas el espectáculo y nos miran con esa cara de felicidad, y eso a nosotros nos pone. Somos unos privilegiados. Yo soy un privilegiado. Por haber nacido donde nací, por compartir mi vida profesional con mi propio hermano, por todo.

 

Para acabar, ¿qué verá el espectador en vuestro espectáculo? ¿o qué nos traerán los Morancos?

Hacemos varios números que han tenido éxito en las diferentes provincias. Y bueno, una hora y media de risas para que la gente se olvide de los problemas y de todo. Le gustará a la gente, te lo prometo.

Comentarios
Multimedia Diari