- ¿Diva nace o se hace?
- Diva se nace. Evidentemente, cariño. Por mucho que aprendas a maquillarte y a vestirte, va más allá. Es tu actitud frente a la vida lo que te hace ser una diva. Y eso se tiene o no se tiene.
- O sea, tú naciste debajo de un foco.
- (se ríe) Yo nací poniendo música como DJ en Saralú (Tarragona), pero me di cuenta de que la farándula me tiraba más. Empecé haciéndome mis propios looks, estilo old school, y hasta hoy, que bailo en Lokotron de Barcelona con las travestis consagradas.
- ¿Empezaste sola?
- Para nada. Mi trayectoria comenzó de la mano de Roberto Rodríguez, que me ofreció participar en sus espectáculos, y de Ramón Duró, que me abrió las puertas de Saralú.
- ¿Añoras algo de aquella época?
- El ambiente y el ‘buenrollismo’ que había en el Port Esportiu de TGN. Había fiesta todos los días y mucho trabajo. Pero el Ayuntamiento olvidó esa zona y empezó a llenarse de gente con ganas de problemas.
- Habría que recuperar esa esencia positiva perdida.
- Por eso nació KUKI Party. Carlos y yo queremos ofrecer a Tarragona noches como las de la Ciudad Condal, pero con un trato familiar. Tras hacer bailar a 1.600 personas en la edición de Sta. Tecla, no vamos mal.
- Ayer celebrasteis el primer aniversario. ¿Cuál es el éxito?
- Como host de la fiesta, quiero que la gente se sienta como en casa. Es difícil encontrar eso en una zona turística como esta, donde muchos piensan solo en lucrarse y no le ponen cariño. KUKI es una familia a la que vienes a ver porque sabes que te hará sentir uno más.
- Tarragona es complicada para empezar proyectos...
- El problema que tenemos es que la gente no se involucra. Se proponen muchas cosas, pero se quedan en papel mojado. Me da rabia cuando se plantea lo mismo en BCN, y los de aquí van corriendo por ser la capital.
- ¿Hasta dónde queréis hacer llegar la ola KUKI?
- Me gustaría que fuera muy lejos, literalmente. Que no solo sea una fiesta de Tarragona, sino que toda España se empape de nuestra alegría.