El talento 'oculto' de las Altas Capacidades

Alrededor del 10% de los niños en España presenta un alto potencial intelectual pero la detección es inferior a este porcentaje. Con un mal diagnóstico se corre el riesgo de desaprovechar las capacidades de estos alumnos

19 mayo 2017 15:57 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:16
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No les gusta jugar a pelota con sus compañeros o prefieren jugar solos. En clase se muestran desinteresados, aburridos y distraídos. La inmensa mayoría de estos niños no destacan por ser excelentes en todas las asignaturas. ¿Qué les pasa? El niño o la niña tiene un talento por descubrir. Son estudiantes con Altas Capacidades. ¿Y esto qué significa en realidad? Superdotación intelectual, talentos simples y complejos y precocidad. Son los perfiles que existen de alumnos con Altas Capacidades.

Oriol tiene 9 años y está cursando 4º curso de primaria. A finales de tercero se le realizó el diagnóstico. «Desde la escuela se nos avisó, en repetidas ocasiones, de que se distraía y que hablaba mucho. Él nos comenta que se aburre en la mayoría de clases. Literalmente nos dice que siempre están repitiendo lo mismo una y otra vez», asegura la madre del niño.

Especial y con gustos muy particulares. Así es Oriol. «Desde pequeño siempre ha preferido jugar solo y en el patio. Siempre me comentaban las maestras de parvulario que le gustaba buscar animalitos por el patio o bien recoger hojas, pero que pocas veces se le veía jugar con los demás niños».

Sospecha y diagnóstico

«Desde pequeño Oriol ya fue muy avanzado en todas las etapas evolutivas del desarrollo, tanto en el lenguaje como el habla. Habló muy deprisa y de forma muy clara. Anduvo muy pronto y enseguida manifestó mucho interés y curiosidad por el mundo que lo rodeaba», detalla la madre, y añade que «recuerdo que de bebé en la cuna se pasaba horas observando con mucha atención sus propias manos, les daba tumbos y tumbos y observaba cada uno de sus dedos. Fue un hecho que nos llamó mucho la atención». La familia destaca que era un niño muy especial y ‘diferente’, al que le molestaban e inquietaban mucho los cambios. Sabía todas las letras del abecedario, hacía muchos rompecabezas, aficionado al lego y rápido en adquirir vocabulario, relacionarlo y conectando nuevos conocimientos. Es como hablar con un adulto. Gran capacidad creativa y artística. Pese a todas estas señales, la madre de Oriol asegura que «en la escuela nunca nos dijeron que fuera un niño con Altas Capacidades».

La familia no se quedó de brazos cruzados. Después de que Oriol manifestara en varias ocasiones que no quería ir más a la escuela, la familia contactó con un psicólogo profesional y conocedor de las AACC de Tarragona que les facilitó una serie de pruebas durante unos días. «Le pasó varios tests para valorar su coeficiente intelectual, dos pruebas específicas para medir su creatividad, EFAI Y TORRANCE, y un test para evaluar sus habilidades sociales y su adaptabilidad. También nos pasó a la familia una batería de preguntas para evaluar éstas últimas, pues la familia destacamos su carácter especial y a veces inflexible», explica la madre.

El diagnóstico de Altas Capacidades les ha cambiado la vida. «Hemos buscado actividades extraescolares de acuerdo con las necesidades, intereses y motivaciones de nuestro hijo y sobre todo nos hemos centrado en su estado emocional y físico. Es por este motivo que hace judo, robótica e inglés, además de sesiones con una psicopedagoga para trabajar habilidades sociales. Estamos pendientes de empezar dibujo», detalla la madre.

Memoria privilegiada

«Soy un niño con muchas cajas. Significa que soy un niño inteligente y que necesito llenar estas cajas de mucha información. Nunca tengo suficiente», explica Oriol. Su familia destaca que «era capaz, y todavía ahora, de recordar detalles que casi son imposibles, de cosas que habíamos hecho o dicho cuando tenía 4 o 5 años. Cuando tenia 3 años se aficionó a los dinosaurios y sin saber leer siempre tenía en las manos todo tipo de libros, atlas y colecciones de dinosaurios. Entre los 4-5 años aprendió nombres complejos y todo lo referente a ello (conocía más allá del T-rex, los estegosarurus, los quetzalquatllus y los pteranodons, entre otros), y hasta cumplir casi los 8 años todavía le apasionaba».

Más información, no tareas

La familia de Oriol está satisfecha por el momento con la escuela. «Pedimos de forma urgente una intervención rápida y una respuesta educativa adecuada a las necesidades de nuestro hijo», afirma la madre. ¿Pasarlo de curso? La familia no era partidaria de una aceleración. «Él nos había manifestado su rechazo a ser cambiado de curso y clase. Optamos, de mutuo acuerdo con la escuela y el equipo de maestros, por el enriquecimiento curricular como primera opción. A partir de aquí se hizo un Plan Individualizado en el que en cada una de las materias se reflejaba un trabajo de ampliación con metodologías adecuadas para despertar el interés y la motivación del niño», detalla la familia.

«Estos alumnos destacan por un alto nivel de curiosidad y motivación por aprender cosas nuevas y que no siempre corresponden a su edad. Necesitan constantemente aprender y conocer, si no es así se desmotivan con mucha facilidad», asegura la familia del niño. Un cambio positivo para su hijo y que debe continuar en los próximos años. «De mayor quiero ser biólogo», asegura Oriol.

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