Fito y Fitipaldis brilla con su esencia rememorando sus inicios en el mundo del rock

Se hicieron esperar, aunque la espera valió la pena

19 mayo 2017 22:09 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:22
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Se hicieron esperar, aunque la espera valió la pena. Media hora más tarde lo previsto según el cartel, la banda Fito y Fitipaldis se personaba en el escenario para apagar la sed de rock del público impaciente que se encontraba en el Camp de Futbol Municipal de Salou.

El bilbaíno Fito Cabrales arrancó la actuación con temas de sus anteriores trabajos, tarareadas casi al unísono por los espectadores. Una escena que se repitió a lo largo de todo el concierto. El público entregado no dió tregua en ningún momento, venía con ganas de escuchar a su ídolo y recordar los éxitos que lo han convertido en una referencia del panorama del rock español.

Tarde o temprano, Soldadito Marinero o Quiero beber hasta perder el control fueron algunos de los temas que permitieron que la banda pusiera de manifiesto su esencia rockera que la ha definido al largo de los años. La presencia de sus inicios tuvo una gran importancia en toda la actuación, aunque también se hicieron un hueco en las dos horas y media de concierto.

Las pausas entre canción y canción parecían estar prohibidas; el grupo no quiso dar un respiro al público y ofreció un espectáculo intenso y sin interrupciones. La música no cesó en ningún momento, especialmente gracias a los solos del grupo. Ningún miembro de la banda se quedó sin su momento de gloria.

Siguiendo esta línea, Fito y Fitipaldis tampoco parecía querer poner fin al concierto de Salou. Hicieron hasta tres amagos de retirarse de forma definitiva, pero siempre volvían con más rock e incluso con una versión acústica de Alucinante. Irónicamente, el punto y final lo pusieron con Acabo de llegar, después de una inyección de rock de dos horas y media.

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