Flamencos y tucanes marinos en la Costa Daurada

Durante este verano es cada vez más habitual ver a unicornios, flamencos y pelícanos habitados por jóvenes y no tan jóvenes tomando el sol en nuestras playas 

12 agosto 2017 16:31 | Actualizado a 08 noviembre 2017 13:29
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Como cualquier turista amante de la playa, aprovecho el buen tiempo para realizar una caminata sobre la playa de Levante de Salou. Allí me encuentro gente de todo tipo que aprovecha y se divierte a su manera en la orilla de una de las playas que más afluencia de público tiene de la Costa Daurada.

A mitad de camino mis ojos observan como dos chicas están sobre sus colchonetas, el triple de grandes que ellas. La primera, Marta, está sobre una especie de tucán gigante y junto a ella, su amiga Bea, está sobre un unicornio. Ambas toman el sol ante la mirada de toda la gente  que rodea toda esa zona de la playa y que se fija más en sus llamativas colchonetas en forma de animal que en ellas mismas.
Me acerco a ellas para charlar sobre este fenómeno que ha  eclipsado por completo la moda veraniega en este año 2017. 

Marta y Bea son dos jóvenes que viven en Madrid y están pasando unas semanas en la capital de la Costa Daurada. Cuando llegaron el primer día a Salou vieron unos hinchables en la misma playa como los que tienen y se enamoraron por completo. Se acercaron a una de las tiendas donde venden este tipo de colchonetas, tuvieron que esperar hasta cuatro días a que les llegara a causa de la alta demanda que tienen estos productos.

El precio de los flotadores ronda entre los 15 y 20 euros y se venden mucho

Me cuentan que estos flotadores son auténticos imanes de captar la atención de los turistas. Doy fe de ello porque he ido directo adonde estaban para, de una vez por  todas,  conocer la realidad de lo que se ha convertido sin duda, en la moda de este verano.

Ambas reconocen que llevar este tipo de colchonetas  del apartamento hasta la playa se puede hacer pesado pero que al final lo que importa  es la comodidad que tienen cuando pasan sentadas y tumbadas largas horas sobre ellos bajo los rayos del sol.

Ellas son partidarias de hinchar y desinchar las colchonetas cada vez que lo tienen que desplazar de su domicilio hasta la playa, prefieren  forzar sus pulmones que cargar con el peso del hinchable, me cuentan entre risas.

Marta está tan enamorada de su tucán que incluso le ha puesto un nombre, ‘Mi Rodrigo’, dice mientras su amiga Bea se ríe a carcajadas. El nombre se lo puso porque le  tiene tanto cariño a su flotador que le pone hasta su propia identidad.

Los que más se suelen ver son los flamencos y los unicornios coloridos

Aunque no todo son cosas positivas las que aportan este tipo de colchonetas gigantes, sus usuarios afirman que la cabeza del animal, al ser de dimensiones tan altas, provoca que cuando tomas el sol haya una parte del cuerpo que esté cubierta por el animal y por lo tanto los rayos del sol no llegan a contactar en partes como la cara y los hombros. Recomiendan tumbarse sobre el medio del flotador, por la tanto que queden a izquierda y a derecha la cabeza y la cola para dar de cara con el sol y así evitar el llamado ‘moreno de camionero’, en el que hay partes del cuerpo que están morenas y otras no tanto.

Ya finalizada la charla sobre estos flotadores, me dedico a regresar a casa, camino por el Paseo Jaume I cuando veo a una pareja con el famoso flamenco gigante de color rosa, era la guinda del pastel, como era posible ver en tan solo unos minutos he podido ver todo el repertorio de las colchonetas de moda y, para colmo, en el mismo sitio.

Su gran tamaño permite tumbarse con comodidad para relajarse

La anterior pareja de amigas nos decía que llevaban a sus animales deshinchados y que la atención la llamaban en la playa, pero esta pareja llamaba la atención completamente porque llevaban a su flamenco totalmente hinchado. Esta modalidad de flotador es la más grande de todas las de este tipo. De espaldas solo se veía una circunferencia gigante de color rosa con una cabeza enorme que sobresale con un pico y debajo salían unas piernas diminutas de una persona. Daba la sensación de ver a un avestruz dirigiéndose  a la playa.
Incluso su pareja que le acompaña se ríe ante la situación de ir por un sitio de máxima afluencia y que estén observando a su chico que sufre por llevar el pájaro. 

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