Su EP homónimo, editado de la mano del reputado sello barcelonés Foehn, es uno de los discos del año, con repercusión creciente en el ámbito ‘indie’. David Cobo, César Meler, Romain Aleberteau y Pablo Vidal, músicos curtidos en otros grupos, forman la banda tarraconense Harrison Ford Fiesta, una coctelera de psicodelia, rock, folk y atisbos de canción francesa.
-¿Cómo se sienten?
-David: Un poco aliviados, porque es un disco que ha tardado bastante, aunque estaba grabado desde hace más de un año. Ha tardado más por burocracia.
-A la gente de Tarragona las canciones le son familiares.
-César: Ya nos conocen de los conciertos. Queríamos plasmar la energía del directo. En la maqueta todo es más íntimo. Aquí hay más detalles, más arreglos.
-¿Qué canción les ha dado más quebraderos de cabeza?
-César: Lonely Ben, la de 12 minutos… Aunque el final de Role play siempre nos dio problemas. No terminaba de crecer.
-Es su esencia: las canciones tienen que explotar un poco.
-César: Queríamos que esa explotase y no sabíamos cómo hacerlo. Al final es producción y mezcla. Estamos contentos.
-¿Han discutido mucho?
-David: Cada día… y por todo. Nos habremos enfadado todos con todos. Somos un poco puntillosos. Después hay alguien que presenta algo como innegociable. Entonces, depende de la cara que ponga y el humo que nos salga por las orejas, se cede.
-El grupo dio un gran salto con la entrada de César (guitarra) y Pablo (teclados).
-Romain: Los mismos temas no acababan de funcionar. Íbamos a dejarlo cuando vinieron ellos y lo enfocamos todo hacia algo más rock, con trabajo, método… eso faltaba antes.
-¿Qué les sedujo para entrar?
-César: Nos enseñaron las canciones y nos encantaron. Coincidimos en un concierto de Harrison y Lecirke y estuvimos charlando mucho, y nos metimos. Había potencial.
-¿Qué supone ver cómo crecen esas canciones suyas?
-Romain: Para mí es un placer, me emociono. Yo tenía estas canciones hechas en casa. No había escrito antes. Hacía conciertos de diversión total. Iba a tocar en un restaurante pero no se hizo. Por frustración me puse a componer. En Francia tocaba la guitarra como un hippy.
-Han grabado en el Teatre de Ca l’Eril, en Guissona.
-César: Es un tópico, pero mola lo orgánico del disco, tiene carácter, hay errores, todo por el hecho de haber grabado la base en directo, y además mirándonos, en un teatro inmenso.
-Ahora se enfrentan a dar explicaciones del nombre…
-Pablo: No deja indiferente. Eso es bueno. Descoloca un poco . A lo mejor esperas una banda de versiones funk de fiesta mayor.
-Es un EP pero por duración se puede considerar un disco.
-César: Como nos gusta volar, viajar con la música, hay partes, movimientos, en una misma canción… queda muy Mozart, pero es así. Hay subcanciones dentro de las canciones. A veces tenemos varios finales y en directo los tocamos todos seguidos. ¡Había uno medio rapero!
-Pasan muchas cosas.
-Pablo:Hay muchos personajes. Ensayábamos y apareció una historia para enlazar el disco.
-¿Les sorprenden las etiquetas?¿La chanson les influye?
-César. ¡Yo no he escuchado canción francesa en mi vida! Ni siquiera Romain. El otro día nos comparaban con Tindersticks. Y yo tuve que ir a escucharlos.
-¿Qué magia tiene Harrison?
-David: He estado en grupos con géneros más marcados. Yo siempre he querido desarrollar, darle cuatro vueltas a un tema.
-César: A mí me encanta tener este rol, estar a un lado, con la guitarra y 200.000 pedales.