Hitchcock, todos los trucos de mago

´Más allá del suspense´, una muestra con ´MacGuffin´ que explora las múltiples facetas del complejo genio de un creador total. La exposición reúne material muy diverso de sus 55 películas

19 mayo 2017 17:53 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:23
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Lejos de envejecer, el cine de Alfred Hitchcock (1899-1980) gana vigor y atractivo. Su genio sigue vivo y sorprende generación tras generación. Fue mucho más que un director de cine: un talento complejo que articuló nuevas fórmulas de entender y hacer películas. Él mismo fue su mejor obra, como trata de demostrar la exposición ‘Hitchcock, más allá del suspense’ que explora todas las facetas de su proteico genio y su obra. Una muestra con ‘MacGuffin’ que desvela trucos y secretos de este habilidoso mago cuyos trucos funcionan e inquietan casi cuatro décadas después de su muerte.

De su partida de nacimiento al ‘storyboard’ de la mítica escena de la ducha de Psicosis, de los trucajes de Los pájaros a los trajes de Kim Novak en Vértigo, el comisario Pablo Llorca reúne en Espacio Fundación Telefónica bocetos de decorados, vestuario y peluquería, carteles, fotografías, revistas y fragmentos de películas para explorar la carrera de Hitchcock y su poderoso influjo. Explica en cinco secciones como aquel joven obeso e inquieto cuyo primer trabajó fue pintar carteles renovó el cine y asaltó Hollywood para facturar títulos legendarios como Psicosis, Rebeca, La soga o Con la muerte en los talones.

La muestra lo retrata como un artista total, inventor del concepto de autor en el cine, minucioso controlador de cada aspecto de sus 55 películas: del diseño de decorados y sus eficaces trampantojos, al montaje, pasando por los regates a la censura, la producción y la distribución y la publicidad en algún caso. Revisa sus iconos, analiza su ideal femenino, su forma de retratar su época y los giros de guión alimentados por el ‘MacGuffin, ese irrelevante elemento de suspense que mueve los hilos de los personajes y hace avanzar la trama sin dar al espectador pistas claras sobre lo que pasa.

Desvela trucos como las supersposicones que hacen terroríficas sus bandadas de pájaros. Desmenuza los casi de 80 planos de la mítica escena de la bañera de Psicosis acaso la más estudiada de la historia del cine con la de la escalinata de El acorazado Potemkin. Hitchcock necesitó una semana de los 33 días de rodaje para filmar las 70 tomas de una secuencia de 45 segundos. Apostó por montarla sin música, solo con el sonido de las cuchilladas, el agua que corre por el sumidero y la cortina desenganchanda por el peso de la moribunda Janet Leigh. Pero el compositor Bernard Hermman le convenció de que debía usar su música, y ahora es posible comparar el efecto las dos versiones.

«Los directores de cine viven con sus películas mientras las están rodando. Son sus hijos. Y todo parece indicar que las películas más emocionantes son realmente artísticas cuando han sido creadas enteramente por un solo hombre» dejó escrito el mago Alfred Hitchcock.

Mujeres

Las mujeres ocupan un papel crucial en la obra de Hitchcock que proyectó en sus rubias actrices su ideal femenino. Grace Kelly, Tippi Hedren, Madeleine Carroll, Ingrid Bergman, o Kim Novak jalonan su filmografía y están en la muestra con proyecciones de La ventana indiscreta, Los pájaros, Marnie la ladrona o Vértigo. Unas bellezas que Hitchcock idolatra pero a las que tortura e el rodaje y coloca al borde del colapso nervioso. Estrellas mortificadas pero glamurosas vestidas de Dior o Balenciaga -hay un par de modelos en la muestra- y que encarnan el deseo, como refleja los besos arrebatadores de Encadenados, La ventana indiscreta o Psicosis, que se ven en la sección ‘Mujeres y hombres’.

Icono moderno

Maestro del suspense, «su obra fue mucho más allá de los estereotipos del género» apuna el comisario. «Es uno de los creadores más geniales del siglo XX -ratifica Llorca- y por eso su figura es difícil de clasificar».

Destaca como supo combinar las exigencias comerciales con el desarrollo de una obra singular y lo evidencia con imágenes de La ventana indiscreta, Vértigo o Psicosis «que generan aún la fascinación y la potencia que las convirtieron en iconos modernos».

«Lo que puede contarse con imágenes no debe contarse con palabras» fue una máxima de Hitchcock que no quería que sus películas fueran un espejo de la realidad. Debutó en la dirección a finales de los años 20 y durante los años 30 firmó en el Reino Unido algunas de sus grandes películas como El hombre que sabía demasiado o Los 39 escalones.

En los años 50, durante su etapa americana, se le reconoció como un genio «autor con una visión propia que se imponía en todas sus obras». El respaldo de la crítica francesa y la entrevista que le hizo François Truffaut lo situaron como uno de los creadores más populares del siglo XX.

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