Italia abre el debate: ¿hace falta una baja por menstruación?

Los detractores temen que la medida aumente la discriminación laboral hacia las mujeres

19 mayo 2017 15:48 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:48
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En Japón existe desde 1947 la ‘seirikyuuka’, un permiso que permite ausentarse unos días del trabajo sin perder el sueldo a las mujeres que durante la menstruación sufren dolor abdominal, cambios de humor y cefalea.

Setenta años después, Italia puede ser el primer país europeo en aprobar una normativa similar: una comisión de la Cámara de los Diputados estudia una proposición de ley presentada por cuatro legisladoras del Partido Democrático -la formación política mayoritaria en el Parlamento- para que las trabajadoras que padecen dismenorrea (dolores fuerte durante la menstruación) tengan hasta tres días de descanso retribuidos al mes.

Las promotoras de esta iniciativa legislativa sostienen que entre el 60% y el 90% de las mujeres sufren molestias cuando tienen la regla, lo que provoca un absentismo en el ámbito educativo de entre el 13% y el 51%, reducido a una horquilla de entre el 5% y del 15% en el resto del mundo laboral. Para beneficiarse de los tres días de baja, haría falta presentar al empleador un certificado médico con validez anual. En principio podrían disfrutar de este permiso todas las trabajadoras, tengan un contrato fijo o temporal o sean autónomas. Lo que no deja claro el proyecto de ley 3.781 es quién pagará por los días que descansen las mujeres por la menstruación.

La idea de crear una baja laboral por dismenorrea aún no tiene fecha para ser debatida en la Cámara, pero ya suscita opiniones contrarias. Entre las feministas se aplaude, considerando que supone un reconocimiento de las molestias que muchas mujeres aguantan durante la regla.

En el mundo laboral y empresarial, en cambio, se ha puesto el grito en el cielo, advirtiendo de que la medida podría aumentar la discriminación laboral. No son pocos los que creen que la baja por dismenorrea llevaría a una parte de los empleadores a preferir contratar a un hombre en lugar de a una mujer para evitar no contar con el trabajador durante tres días al mes. En caso de que quien costeara la baja fuera la empresa y no la Seguridad Social, el escenario sería aún más negro.

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