Faltaban escasos minutos para que empezará el concierto y ya se había creado una atmósfera muy especial, una preparación previa a un ambiente íntimo que se mantuvo durante todo el recital. A pesar de estar rodeado de músicos, Pau Donés fue el centro de todas las miradas. En cada canción transimitía una combinación entre fragilidad y vitalidad creando así una energía contagiosa que facilitó la conexión con un público muy entregado que acompañó al cantante en los coros de todos los temas. Presentó su nuevo trabajo ‘50 palos’, un disco que recorre la antología del grupo, con un tono diferente, pasando al acústico muchos de sus éxitos. Un cambio en el carácter del grupo y de su líder frente a la difícil situación de salud de Pau Donés, quien sigue con su lucha contra el cáncer.
Durante el concierto no habló de la enfermedad pero si intentó reflejar con sus canciones y también reflexiones sin acordes, la circumstancia en la que se encuentra. Humo es el único tema inédito de su último trabajo, una canción muy dura que consiguió crear uno de los momentos más emotivos de la noche. Donés paró el tiempo y dejó al público con la sensibilidad a flor de piel durante unos minutos. De un inicio más melancólico con la voz del cantante como protagonista a ritmos más latinos con un acompañamiento musical percutivo. Un concierto que jugó con las emociones de los asistentes que celebraron junto a la banda sus 20 años en el mundo de la música con una trayectoria que contiene clásicos conocidos por todo el mundo. La Flaca, Depende o Grita forman parte de la banda sonora del país y fueron de las canciones más coreadas y aplaudidas.
Pau Donés derrochó vitalidad y compartió con el público la historia de sus canciones. Las ganas de vivir y de hacerlo de manera urgente resumen el mensaje que Donés ha querido trasmitir con este último disco y que intenta difundir en cada concierto de esta gira. Jarabe de Palo consiguió crear una de las noches más especiales del Festival Internacional de Música de Cambrils manteniendo su esencia y sus ganas de comerse el escenario a pesar de los años y de las adversidades.