La extinción de los dandis

La muerte de Lord Snowdon ha servido para recordar su visita a Tarragona, un encuentro que dio lecciones de galantería a algunos de nuestros vecinos y que podrían ser útiles para famosos que no saben jugar a la seducción

19 mayo 2017 16:40 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:40
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Cada día son menos. Poco a poco los caballeros se pierden entre una masa de simplones cada vez más poblada, principalmente por culpa de los medios de comunicación. Músculos con piernas de pollo, que descuidan el razonamiento en casa y con un máster en press de banca. Les recomendaría fijarse en ídolos de antaño. Pero seguramente lo más lejano que conocen es la cena del día anterior. Me refiero a hombres capaces de superar el instinto animal, o al menos disimularlo, que saben cómo llamar la atención sin flexionar los bíceps. En definitiva, hombres más atractivos que guapos.

Lamentablemente, perdimos a uno de los grandes la semana pasada. Antony Armstrong-Jones, más conocido como Lord Snowdon (1930-2017) , fue un referente entre los dandis de las décadas de 1960 y 1970. Fotógrafo y cineasta británico, estuvo casado con la princesa Margarita (hermana de la reina Isabel II) durante 18 años. Destacó porque aborrecía los protocolos reales, y prefirió seguir con su ascendiente carrera como fotógrafo, durante la cual cosechó numerosos escándalos. Pero como buen dandi, siempre intentó ser cuidadoso con su intimidad y la de las personas con quien compartía las noches.

Su savoir faire era todo un dogma para cualquier gentleman que se precie. Aquellos que lo tuvieron cerca alguna vez, no dudaron en observarle para aprender de él. O al menos así lo hicieron los afortunados que le acompañaron en su visita a Tarragona, donde paseó por al Mercat Municipal, todavía sin obras (imagina si hace tiempo). Algunos de ellos son hoy rostros populares en la capital, tales como el fotoperiodista Ramón Segú Chinchilla, del que todavía perdura su fama de galán. De hecho, podríamos considerarlo el Julio Iglesias (padre) tarraconense, ya que hasta comparte el mismo apodo cariñoso entre sus más allegados. Pero eso es otra historia.

Hoy quería recordar a uno de los seductores que más páginas de papel couché ha llenado. Un buen ejemplo para aprender a usar las armas de seducción masculinas, ya que depende lo (mal) que se usen, uno puede terminar tan lastimados como Alex Casademunt. El concursante de la primera edición de Operación Triunfo se encuentra esta semana recuperándose de una brutal agresión. Sucedió en Galicia, y tal y como explica Europa press, el cantante tuvo que ser atendido en urgencias después de que le estamparan un vaso de cristal en la cara.

Los hechos se desarrollaron la noche del sábado pasado, cuando Álex se encontraba en la sala Rouge Sound Club de Vigo, donde se celebraba una fiesta con varios personajes populares de televisión, como Yago Hermida de GH12, Amor Romeira de GH9, o Leo Cámara de Mujeres y Hombres y Viceversa. Todo eminencias, como podéis ver.

Sin embargo, lo que iba a ser un macrobolo de Mediaset, pasó a ser el ring de una pelea inesperada. Al parecer, el triunfito se acercó a hablar con dos chicas. Pero el acercamiento no fue del agrado del acompañante de una de ellas, que decidió romperle el vaso en la cabeza. La policía se llevó detenido al agresor, de solo 21 años, que pasó el resto de la noche en el calabozo.

Su compañero Javián ha salido en su defensa. «No ha tenido nada de culpa, lo increparon, él lo intentó evitar y lo único que hizo fue empujarle. El otro iba borracho y le estampó el vaso en la cabeza», explicó tras los hechos.

Sin duda, fue una respuesta, por parte del agresor, completamente salvaje a una situación que se puede dar, no solo en una discoteca, sino en el día a día. Sin duda, el problema está en los grados de alcohol de más que llevaba en sangre. Si no se hubiera tomado las tres últimas copas, habría mantenido el tono, y la mañana siguiente recordaría, por ejemplo, si habló con alguna seductora como Cristina Pedroche, que esta semana ha explicado su posición en torno a las feministas. Durante su visita al Hormiguero 3.0, Pablo Motos le preguntó si le sorprendía que las feministas le dieran tanta caña por el vestido que lució en Nochevieja, a lo que ella respondió: «Claro que sí. Ven una historia que no existe. Piensan ‘en el fondo ella sabe que si no se pone ese vestido, Antena 3 no la llamará’. Y lo que más rabia me da es que piensen que soy tonta y si a mí alguien me obliga a ponerme un vestido no me lo pondré». A lo que añadió: «Para mí, el que no es feminista es machista. Hay que ser feminista en la vida y apoyar a la mujer tanto como al hombre. Pero sobre todo hay que hacer lo que a uno le de la gana sin criticar a los demás. Me gusta trabajar en sitios donde hay libertad en todo, igual que cuando vengo aquí me pongo lo que me da la gana».

A pesar de ello, el debate en torno a sus polémicos vestidos no cesa, lo que la mantiene presente en la actualidad. Una forma muy inteligente de jugar en el límite de lo que se considera políticamente correcto y de lo que no, removiendo la moral sin entrar en discusiones ni réplicas. A ver si tras esta declaración de intenciones van a ser esas feministas que la critican, las tontas que no se dan cuenta de cómo otra mujer reclama la igualdad manteniéndose dentro de los cánones tradicionales.

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