La octogenaria japonesa que crea aplicaciones para móviles

Masako Wakamiya fue la desarrolladora más veterana en la última conferencia de Apple y su entusiasmo sedujo al todopoderoso Tim Cook

09 agosto 2017 11:35 | Actualizado a 09 noviembre 2017 10:19
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A la vejez viruelas, dice el castellano refrán que la japonesa Masako Wakamiya, de 82 primaveras, ha convertido en a la vejez ‘appviruelas’. Y es que esta abuelita nipona descubrió en el otoño de su vida la magia de la tecnología digital y despacha aplicaciones de éxito mientras sus coetáneas vegetan o hacen ganchillo. Fue la desarrolladora más veterana en la última conferencia de Apple y su entusiasmo sedujo al todopoderoso Tim Cook, el mandamás del gigante de la manzana, que se deshizo en elogios hacia Masako-san.

Antigua empleada de banca, durante décadas usó un ‘soroban’, un ábaco tradicional japonés, para sus cuentas. Jubilada, entró en el mundo de la informática en los 90 «intercambiando mensajes con un PC a través del sistema BBS», precursor de modernos programas de mensajería. Ya no paró. Devoró libros y pidió consejo a un amigo que desarrollaba aplicaciones y con quien hablaba por Skype. «Me emocioné la primera vez que vi la pantalla animarse con el programa que había creado» ha confesado la señora Masako a la AFP al dar cuenta de su tardía pasión tecnológica.               

Acaba de cambiar su viejo ordenador por un Mac y un teléfono inteligente. Su aplicación estelar es ‘Hinadan’ un juego para iPhone inspirado en el ‘Hina Matsuri’, el tradicional ‘Día de las niñas’ que cada mes de marzo inunda Japón de figuritas para desear que las niñas salud y un feliz matrimonio. Aceptada por Apple y lanzada en febrero, la aplicación ha sido consultada por 860.000 usuarios y descargada por otros 42.000. Invita a colocar al emperador, la emperatriz y las demás figuras en el lugar correcto «sin límite de tiempo». «Sería muy estresante para las personas mayores», a las que se dirige, explica su creadora arrodillada sobre un tatami frente a su flamante ordenador en su apartamento de la periferia de Tokio.              

Al constatar la ausencia de aplicaciones para los mayores optó por hacerlas ella misma.

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