´La visita´, cuando a Shyamalan le falla su ´sexto sentido´ y se hace un lío

El que fuera prometedor director vuelve a la senda del ´thriller´, que entremezcla con momentos de terror y de comedia. De esa mezcla no sale nada bueno

19 mayo 2017 21:51 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:59
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Manoj Night Shyamalan prometía. Y mucho. Deslumbró a casi todos con ‘El sexto sentido’ (1999), a la que siguió ‘El protegido’ (2000). De su filmografía, esta última es personalmente mi favorita, seguida de ‘La joven del agua’ (2006).

A sus 45 años, este joven nacido en la localidad india de Pondicherry tiene a dos directores como sus ‘maestros’. Por un lado está Pedro Almodóvar. Sí. Aunque a alguno le pueda resultar raro. Sin ir más lejos, tiene siempre ‘¡Átame!’ en un lugar destacado de su escritorio, y encuentra en ella una fuente de inspiración que le marca el camino para convertirse en el cineasta que quiere ser.

En la búsqueda por definir su seña de identidad fílmica, algo que para él ha conseguido Almodóvar (algo así como su sello personal), cuenta con otro mito entre sus favoritos. Así, Almodóvar comparte laureles para Shyamalan con David Lynch y su ‘Blue Velvet (1986).

A pesar de haberse fraguado un nombre en la industria a base de superproducciones, los referentes de Shyamalan se encuentran principalmente en el cine independiente.

Shyamalan presenta ahora ‘La visita’, un relato de terror con amplias dosis de comedia sobre unos niños que van a pasar una semana con sus abuelos, con los que jamás han tenido relación. La experiencia les llevará a descubrir un terrible secreto.

La película supone un soplo de aire fresco en la reciente filmografía de Shyamalan y, posiblemente, le redimirá de sus recientes fiascos en taquilla, ‘After Earth’ (2013) y ‘Airbender, el último guerrero’ (2010), largometrajes con presupuestos que superaron los 130 millones de dólares (116,2 millones de euros) cada uno y que no llegaron a funcionar.

Pero tampoco esperen ya aquellos giros inesperados a los que nos tenía (¿o no?) acostumbrados esta promesa del cine de terror, al que alguien calificó como ‘el nuevo Hitchcock’. Salvando las distancias, ‘La visita’ es bastante simplona. No hay que negar que tiene su aquel (algún que otro sustito y, sobre todo, escalofrío con el panorama que viven los jóvenes protagonistas). Aunque falla en ese intento de convertir la película en un thriller cómico. Porque no funciona en ese aspecto. El desafío para el director fue tratar de equilibrar el tono de terror y comedia. Tuvo problemas en la edición, porque ninguno de los dos géneros quedaba bien definido.

Para este filme, Shyamalan decidió correr riesgos y exponerse como realizador sin parapetarse en el aparato de la industria de Hollywood. Financió los apenas 5 millones de dólares (4,4 millones de euros) que costó la cinta que dirigió, y cuyo guión escribió íntegramente, incluidos los temas de rap (sí, hay hip hop).

Llegó a alquilar durante 6 meses la propiedad en la que transcurre la acción, un viejo caserón en las afueras de Filadelfia que había sido embargado por el banco a sus antiguos dueños. El realizador pasó ratos a solas en esa vivienda durante la fase de preproducción, se imaginaba las tomas y se preparaba para un rodaje como nunca antes había hecho para una película.

Shyamalan terminó rodando el doble de rápido de lo que estaba acostumbrado. Se dio cuenta de que era capaz de trabajar a ese ritmo durante la filmación del piloto de la serie ‘Wayward Pines’. Para ‘La visita’, aplicó el mismo método de trabajo. Pero esta vez le falló su ‘sexto sentido’.

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