Las canciones que derrotaron al cáncer

El reusense Fito Luri celebra 30 años en la música con nuevo disco, 'Planetes càlids'. En él busca a la enfermera que le asistió en la UCI mientras combatía un tumor y abre sus puertas a un universo poético, vital y soñador

19 mayo 2017 16:42 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:42
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Fito Luri busca a Fina. Sólo sabe de ella el nombre y que ya debe estar jubilada. «No recuerdo su cara ni cómo era. Sólo me acuerdo de su voz». Fina era la enfermera que hace tres años le asistió en la UCI de Bellvitge, cuando Fito, histórico cantautor reusense, luchaba por superar un cáncer. Habla de ella, sin que ella lo sepa, claro, en la canción Habitació 21. «Senyoreta, agafi’m la mà, que m’ofego, ajudi’m a respirar», canta en un pasaje bellísimo, envuelto en un piano.

Parece un juego pero es real. Fito, según su letra, quiere conocerla, invitarla a su casa a comer, por haberle explicado cómo era aquella noche. Encerrado en una habitación de hospital no podía ver el cielo ni esa Mussara que siempre le inspira, ni intuir a Cassiopea ni a las constelaciones que tanto le han servido de musas.

Era inevitable. La enfermedad y la convalecencia marcaron la gestación de este nuevo álbum, Planetes càlids (Kasba Music, 2017). Mientras combatía contra el cáncer alumbró aquel directo Reus, La Mussara, Cassiopea (2015) grabado en el Bartrina. Luego dio forma a estas nuevas once canciones que configuran el álbum.

«Es un disco que quiere ser vital y optimista, a partir de un punto y aparte en mi vida. Las canciones están compuestas en aquella época y después», comenta en un escenario envidiable: el museo del vermut en Reus, que acoge algo tan extraño en estos días como la presentación de un disco, en su formato físico y digital.

Fito casi parece una perla emergente, porque Kasba, un sello barcelonés que en 12 años de vida ha publicado 13 discos de artistas de Reus, ve injusto que el cantante nunca haya dado el salto a la capital, y le prepara conciertos allí.

Entre vermuts reparadores del frío, Fito, aquejado de un catarro incómodo, se atreve con Horitzons despentinats, el que será el primer single. De hecho, ha acabado de grabar su videoclip, tocando en plena playa, y de ahí la gripe que lleva a cuestas. Él vehicula su pulso poético con la acústica; el ubicuo Xavier Pié le acompaña al saxo y pincela. Es así todo el disco: canción de autor con envoltorios jazzísticos y exploraciones en otros terrenos. Pedro Henriques (¡el portero del Reus de hockey!) toca la guitarra portuguesa en Copes de vi. Guillem Anguera da color con su acordeón diatónico en Habitació 21.

En estos tres años Fito se ha entregado a la sencillez y a la calidez, esa que transpira ya en el título del álbum. En Estaré a la Simona le canta al establecimiento de Peixateries Velles donde escribió precisamente esa canción que habla de cosas mundanas como los licores de las miradas, las mujeres del deseo, los acordes prohibidos y las copas de vino. Sin embargo, en el fondo el tema va de «buscar caminos y, aunque sean atajos, llegar a los mismos lugares». En este sexto disco en solitario el soñador Fito vuela alto y redondea el relato. «Obre la porta que passi tothom» es el verso de arranque, en la canción Trobarem, una puerta abierta a su universo poético, henchido de metáforas pero también de humanidad, serenidad y alegría. Se despide con «que aquesta nit no acabi mai…», en Lluna de sal.

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