'Las mujeres cuando llegan a la política no es para instalarse'

Laura Román es profesora de Derecho Constitucional en la facultad de Jurídiques de la URV

19 mayo 2017 15:29 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:29
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Laura Román es doctora en Derecho y en Estado Social y Democrático por la Universidad de Barcelona. Forma parte del equipo docente de la facultad de Derecho de la URV desde su fundación en 1992. Es profesora en Derecho Constitucional y en los últimos 10 años ha centrado su trabajo de investigación sobre todo en temas relacionados con la igualdad y la violencia de género. Ha estudiado las repercusiones del sistema de cuotas en política... En su despacho, entre papeles, diarios y libros, destaca un cartel en la pared con la frase: ‘No soy una princesa, soy una jedi’.

- Para situarnos: ¿de qué hablamos cuando hablamos de la ley de cuotas?

- Lo que llamamos cuotas en España nace a partir de la ley de igualdad de 2007 que incluyó una reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General. Viene a decir que cuando los partidos políticos confeccionan sus listas electorales tienen que respetar una representación equilibrada de ambos sexos. Esto significa que ninguno de los dos sexos debe tener una representación superior al 60% o inferior al 40%. Es decir, en cada tramo de cinco candidatos tiene que haber como mínimo dos mujeres y tres hombres o a la inversa. Lo que no impone esta ley es que estos candidatos se coloquen en forma cremallera: hombre, mujer, hombre, mujer.

 

- Pasados diez años, desde el punto de vista numérico, ¿se ha notado?

- Ha habido un incremento paulatino y discreto elección tras elección, pero con estas cuotas no se ha conseguido todavía revertir la situación. Las alcaldesas en Catalunya, por ejemplo, son un 19%. Hasta llegar al 40% falta mucho.

 

- Desde el primer momento la ley levantó las sospechas de que llegarían al poder personas que no estaban capacitadas para ello simplemente por el hecho de ser mujeres. ¿Qué opina?

-Lo primero a aclarar es que las mujeres están igual de capacitadas que los hombres. Los que estamos en las universidades sabemos que están preparadas y vemos que tienen buenos expedientes, en muchos casos mejores que sus compañeros... Otra cosa es que entre mujeres y hombres que acceden a puestos de decisión los hay más y menos competentes, más y menos respetuosos con la ley ... Lo que sí es cierto es que las mujeres tienen otra lógica a la hora de ejercer la política y tienen unos obstáculos que son invisibles. Su acceso, además, ha sido tardío.

 

- ¿A qué se refiere?

- Las mujeres han luchado por sus poderes políticos esenciales por mucho más tiempo. Es el caso paradigmático del derecho al sufragio. Casi hasta la mitad del siglo XX, según los estados, las mujeres no podían votar... Este acceso tardío influye en la manera de hacer política, en la visión, incluso en el interés. Quizás a la mujer no le interesa la política porque ha estado apartada, confinada al ámbito de lo privado, de lo doméstico.

 

-Supongo que las cuotas deberían traer una generación de mujeres que ya se han formado en la política y adquirido experiencia...

- Hay dos cosas que estamos viendo y que creo que hay que tener en cuenta: cuando las mujeres acceden al poder, sobre todo en el ámbito local, sus parcelas de poder se dedican prioritariamente a ámbitos relacionados con el cuidado de las personas, los servicios sociales, la salud, la educación; no con el territorio, la organización del poder, con la planificación urbanística... Esto nos debe llevar a reflexionar.

 

-¿Y el segundo punto?

-Es el fenómeno de la mortalidad política de las mujeres, la fugacidad de sus cargos. Las mujeres cuando llegan a la política no se instalan en la política. Muchos hombres cuando llegan a la política hacen de ella su profesión y es habitual ver regidores, alcaldes, parlamentarios, que permanecen varios mandatos. En general la mujer cuando accede a la política lo hace para aportar su experiencia en medio de una coyuntura y permanece uno, dos o excepcionalmente tres mandatos; algunas ni acaban la legislatura. Eso como mínimo nos debe hacer reflexionar. A las mujeres les cuesta llegar y luego no permanecen.

 

- Aunque dice que en las elecciones pasadas comenzaron a cambiar algunas cosas...

- Sí, la única excepción que tenemos son las alcaldesas que aparecieron en 2015 en la provincia de Barcelona como Ada Colau. También en otros municipios grandes, Rubí, Santa Coloma de Gramanet... Hasta 2015 las alcaldesas estaban solo en los municipios pequeños.

 

-¿Hasta cuándo hará falta una política de cuotas?

- Ojalá pudiéramos acabar con ella, pero sospecho que les queda mucho.

 

- ¿Cómo lo hacen otros países? Especialmente los que están mejor.

- Hay muchos estados que tienen cuotas electorales, pero por ejemplo en el Parlamento Europeo las mujeres son un 37%. En los países nórdicos, que son el paradigma, representan el 41%... Pero cuando ampliamos el foco, las cifras bajan a los niveles que tenemos aquí. Creo que más allá de las medidas de acción positiva hay un tema cultural, de entender que la mujer forma parte de nuestra sociedad en un 50% y de estar convencido de que la mujer tiene los mismos derechos. Las mujeres no son un colectivo, somos la mitad de la humanidad y no puede hablarse de democracia si la mitad de la humanidad no está incorporada en los lugares donde se toman las decisiones.

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